Francia, 1492
Un día nublado, las gotas de lluvia recreaban un eco en el tejado del negocio familiar, una sastrería llena de telas e hilos, humedad y depresión. Se que estando acá no voy a avanzar, no tendré una buena vida.
Las guerras santas han consumido gran parte de Europa, la decadencia y las enfermedades consumen a la población y cada vez es sorpresivo saber que un vecino más está muerto por las plagas. Son cada vez más notorias las tragedias, pero la esperanza nos aviva.
- Termina de recoger los trozos de cuero del suelo, Carlos - dice mi madre en voz baja mientras me ve divagando.
Así es, Carlos es mi nombre, como el rey, mi madre me puso ese nombre porque según ella, destina cosas buenas para mi, dice que seré grande.
- Lo siento madre, me distraje un tanto, ya seguiré -.
Termino y me dirijo a mi habitación, un pequeño cuarto con olor a humedad, moho, una cama rústica y astillada, una mesa con un cajón para mis arapientas prendas, una pequeña ventana con vista a la calle, donde personas vacías transitan camino a sus casas después de buscar el pan de cada día porque aquí, todo es cuestión de sobrevivir un día a la vez sin morir de hambre. Visibilizo una persona familiar, el buen Carlos, mi mejor amigo de la infancia.
Toca la puerta y salgo corriendo a abrirle, lo saludo de un fuerte abrazo; es una de las personas más importantes para mi, alguien que realmente me conoce y sabe ver a través de mi, a quien estimo demasiado. - Buen día Carlos, me alegra que estés feliz de verme, pero estoy sucio jajaja -.
Entramos a mi cuarto, le alcanzo un trapo para que limpie su rostro, el pobre está agotado y sediento, su familia no es de tanta fortuna, su padre era un minero que falleció en un derrumbe hace unos meses... Ahora él reemplaza su lugar, no entiendo cómo alguien tan bueno debe pasar por esto y cómo alguien tan frágil desperdicia sus días con una pica en una cueva; pero lo admiro, nadie aguanta tanta mierda y sigue adelante.
Se sienta en mi rota cama a limpiar su rostro, lo admiro mientras la tenue luz del día entra por la ventana, dislumbrando su rubio cabello y sus largas pestañas, todo parece mejor teniendo un amigo, teniendo un aliado.
-¿Qué tal la jornada en las minas? -
- No me quejo, sabes que si lo hago de nada sirve, sólo quiero acabar con esto, mis manos son un fiasco, casi no puedo respirar y me han amenazado con sacarme por no rendir como antes -, noto la preocupación en sus ojos, está afligido porque su madre fue pillada robando un pan en casa de un burgués para alimentar a sus hijos... Desde ahí ninguna otra familia de clase alta la ha contratado como sirvienta. La pequeña Lily está en crecimiento y necesitan dinero para mantenerse, desde la muerte del padre de Luis, se limitan a pagar lo único que él dejó: Deudas.
Sé todo esto porque crecí con Luis y conozco a su familia.
Dejo que Luis descanse para su siguiente turno, cuando la campana suene, su cama sólo le causa dolores de espalda. Quisiera ayudarle, pero yo no tengo de dónde; las ganancias del negocio van a parar a la taberna de la villa, mi padre es un alcohólico abusivo que gusta golpearnos cuando le place. Me acerco a abrigar al pobre Luis y salgo de la habitación, mamá tal vez malinterpretaría las cosas si lo ve en mi cuarto de esa forma.
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Against the Fire
RomanceNos situamos en una Francia medioeva, en plenas guerras Santas, donde batallaban los hombres para finalmente morir, la economía era un fiasco y el amor, difícil de encontrar. Un joven está a punto de descubrir que su historia de amor no puede ser re...