De regreso.

323 32 2
                                    


Shoto escuchaba a su madre hablar con alegría, le decía cuan feliz era de que él estuviera de regreso en casa, su padre permanecía callado, sin saber que hacer o decir, sus hermanos mayores igual

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Shoto escuchaba a su madre hablar con alegría, le decía cuan feliz era de que él estuviera de regreso en casa, su padre permanecía callado, sin saber que hacer o decir, sus hermanos mayores igual.

Él solo evitaba verlos, fingiendo estar escuchando atentamente a su madre, no porque su plática fuera la más interesante, no, es solo que Todoroki ya no aguantaba las miradas llenas de lástima de la gente.

Vale, que ya se encontraba lo suficientemente mal por sí mismo, como para ahora aguantar que los demás se sintieran mal por él, por eso es que de modo amable se levantó de su sitio, fingió sentirse mal y se encamino a su cuarto ante la atenta mirada de su madre.

Cuando estuvo lejos de todos ellos, se permitió resoplar fastidiado, odiaba esa situación, la odiaba con toda su alma, pero sobre todo a quien más odiaba en aquellos momentos era a Momo Yaoyorozu, pues lo enamoro de la peor manera posible, para después dejarlo por un pobre diablo que no poseía cicatriz alguna.

Entre dientes maldijo su nombre, se acurruco en su cama y deseo nunca haber conocido ese sentimiento llamado AMOR.

Luego de una semana encerrado, sin bañarse y apenas medio comiendo, Shoto decidió salir a dar un paseo al campo, pero no porque quisiera, sino porque su madre cansada de su "Drama" lo había obligado a hacer aquello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego de una semana encerrado, sin bañarse y apenas medio comiendo, Shoto decidió salir a dar un paseo al campo, pero no porque quisiera, sino porque su madre cansada de su "Drama" lo había obligado a hacer aquello.

Llego a tal grado que cuando más plácidamente dormía el bicolor, lo despertó con una cubetada de agua fría, aquello tuvo el efecto deseado, pues el molesto chico tuvo que bañarse, luego de eso lo saco a rastras de su cuarto, lo obligo a comer y lo dejo fuera de la casa con la promesa de que no lo dejaría entrar hasta muy entrada la noche.

Por eso es que el muchacho caminaba por el campo, buscando una sombra para poder recostarse y dormir hasta que se le pasara la locura a su madre, cerca de un arroyo vio un frondoso árbol que daba una gran sombra.

Decidido se encamino para allá, se recostó en el suelo dispuesto a dormir, lo estaba logrando más el ruido de unas risas femeninas interrumpieron su cometido, bufo molesto, trato de no prestar atención más las risas se intensificaban a cada minuto.

JuventudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora