CAPÍTULO II

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He vuelto, mis estimados lectores, parece que el día de ayer tuvimos una introducción al mundo de estos personajes ensimismados en su egoísmo, pero el desarrollo de esta se basará primero en que puedan conocerlos. El desarrollo de este capítulo tendrá sitio en un lugar muy alejado, donde la nieve que cae es tan blanca que la ciudad cubierta por ella parece una hermosa novia con dirección al altar.

El caos alborotaba la ciudad, dejando perplejos a los habitantes, pues donde vivían se caracterizaba por la tranquilidad que se podía observar en aquellas calles, estaba finalizando la primavera y la nieve amenazaba con azotar la acera con su suavidad friolenta. Su servidora se encontraba en una oficina golpeando las teclas de su computador, inspirándose en los copos de nieve que caían con una lentitud que parecía un sueño; se empezaba a adormilar con tan solo ver esa lentitud, el café amargo la espabilaba de esa somnolencia y encontraba sobre su escritorio una nota diaria que la incentivaba a seguir, y si bien era un trabajo temporal, su servidora se encargaba de cumplir sus labores solemnemente, a cabalidad cada día hasta culminar su hora. Su labor era algo sencillo, pues era aún una aprendiz había encontrado hacer lo que le gusta y que gloriosamente tenía un pago justo, díganme ¿se puede ser más feliz? Pues para su servidora se encontraba en la gloria divina desde que consiguió tal empleo.

Todo tenía un rumbo en la vida de su servidora, se encontraba con paz y tranquilidad, las clases eran un momento de placer glorioso, pues ella no encontraba nada más excitante que aprender nuevas cosas, descubrir un mundo que ignoraba en todos sus años de vida. Quizá se podría hablar del alcance de la perfección, pero nada lo es y siempre existían percances solucionables en su vida, por lo tanto, no ahondaba en ellos. Muchas veces le mencionaron que ella daba miedo pues tenía una integridad emocional de la que muy pocas personas gozaban, no hago referencia a que su servidora carecía de emociones y sentimientos, lo que hacía era controlarnos perfectamente, se mantenía en su ideal que "alguien siempre tiene que guardar la calma en el peor momento" porque es bien sabido que en momentos de desesperación más de ella solo causa caos y confusión. Algunos insinuaban que su servidora era tan fría como el clima de nuestra ciudad, pero la mesura no debería intimidar a nadie, sino más bien debería transmitir tranquilidad y muchas veces lo conseguía, un corazón tranquilo es un alma feliz.

Lo que no sabía su servidora era que en su mundo aparecería semejante tormento de emociones cuando conocería al humano, seguramente ella estará dispuesta a presentárselos cuando se encuentren entre las calles concurridas de esa ciudad colmada de copos de nieve, la pueden encontrar fácilmente en su oficina o en una cafetería perdiéndose en un libro del irreverente escritor nacional. Y será ese querido irreverente que convertirá una curiosidad en un lazo interminable, lleno de misterios, viajes y emociones. Entenderán ustedes la vinculación intelectual trae consigo un considerable desequilibrio emocional. Pero tranquilos, mis queridos lectores, que lo evidente se hará tan lejano que todo esto se convertirá en una trama necesariamente de suspenso.

Díganme ustedes, ¿qué opinan de la templanza de las personas? ¿les provoca miedo? Si ustedes tienen algún problema, yo les puedo asegurar que su servidora está preparada para escucharlos y presentarles la alternativa más asertiva para la situación. 

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⏰ Last updated: Nov 12, 2019 ⏰

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El Humano MaravillosoWhere stories live. Discover now