MAMÁ

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La noche cae rápido, es un jueves frío, camino solo por las calles vacías y cuando presto atención, hay hombres que están siguiéndome hace más de 30 minutos, al principio, creía que estos coincidían con mi ruta y que algunas esquinas más adelante los perdería de vista, pero no fue así. Los escucho reír, saben que tengo miedo, saben que en cualquier momento colapsaré. Se pueden sentir los latidos de mi corazón a kilómetros, se escucha mi respiración a millas, voy acelerando el paso e intento perderlos, pero ellos aceleran el paso junto a mí. ¿Qué hago? Voy pensando y pensando cuando de un momento a otro siento el dolor más fuerte del mundo justo en mi nuca... me han atrapado, todo esta borroso.

-Hola amiguito- dijo uno mientras sacudía de mi para intentar reanimarme.

No reaccioné al instante, así que el junto a su acompañante me apuntaron con sus armas y empiezo a llorar desconsoladamente...mi vida está por terminar.

-Aww, ¿Que pasa lindo amiguito? -Dice el acompañante- ¿Tienes miedo de que te volvamos mierda y luego volemos tus sesos?- Empieza a reír mostrando sus dientes en estado de putrefacción.

-Por favor no me hagan nada, por favor -rogué desesperadamente- No tengo dinero no tengo nada, déjenme ir, no diré nada lo juro.
Observe sus rostros al instante, no dijeron nada más, se miraban el uno al otro, como si todo fuera premeditado y el que me tenía sujetado me suelta bruscamente y da dos pasos hacia atrás.

-¿Quieres irte?- pregunta sin ninguna expresión en su rostro.

De inmediato, no doy tiempo a nada más y corro con todas mis fuerzas hacia mi posible salida, siento como las lágrimas se secan al borde de mis ojos mientras solo sigo corriendo, corriendo por mi vida. De la nada el mismo tipo aparece frente a mí y me da un puñetazo en la nariz, caigo al suelo.
-¿Quien dijo que podías irte?- reclamó, de inmediato él y su compañero empiezan a golpearme y patearme con todas sus fuerzas, me escupen, me insultan y me siguen golpeando.

Estoy a punto de desmayarme cuando empiezo a escuchar pasos, pasos acompañados de un sonido muy particular, ese sonido resultante de deslizar un metal por alguna superficie. Mis asaltantes también se percatan y voltean a ver. Era una chica, una chica sencilla, no tenía más que unos jeans gastados y una blusa ensangrentada, había algo peculiar en ella, muy peculiar. Tenía un machete, era el machete más largo del mundo, lo estaba arrastrando por el suelo mientras caminaba hacia nosotros.

-Ese es el sonido- dije para mi

Los hombres la miraban atentamente, cada movimiento, cada paso, cada fracción de segundo que pasaba, observaban con mucha atención.

-Oye preciosa, ¿no crees que deberías irte?- Le dice confiado- Ese machete es muy grande para ti pequeña- se burla- no deberías estar aquí.

Ella no responde, solo giraba su machete contra el piso y no hacía nada más, solo los observaba. Se acerca hacia ellos y lentamente y estos retroceden... tienen miedo.

-Escucha maldita perra- dice el otro de ellos mientras la apuntaba con su arma- si no quieres que te vuele los malditos sesos más vale que te vayas con tu estúpido cuchillito de mierda- Ella sigue sin hablar- ¿Escuchaste zorra? - dice al borde del desespero, puedo oler su temor.

Este procede a quitar el seguro de su arma y antes de halar el gatillo en un movimiento rápido toma su machete de la forma más habilidosa y en un solo movimiento corta su cuello tan profundo que su cabeza queda colgando del resto de su cuerpo. El otro sujeto al ver su compañero desangrar y sin saber que hacer sale corriendo con todas sus fuerzas de ese lugar, todo en vano ya que la chica lo alcanza en segundos y con un rápido movimiento lo tira al suelo y se monta sobre su cuerpo.

-Hola Joseph, ¿te acuerdas de mí?- dice sujetándolo del cuello de la camisa mientras este se encuentra muerto de miedo- ¿No sabes quién soy Joseph?- este niega rotundamente- ¿Enserio? ¿No te acuerdas de esto?- Dice mientras sube su blusa y le muestra una cicatriz que se extiende desde su pecho, rodeando las costillas, hasta un poco más abajo del ombligo.

-¿Qué?- dice anonadado- pe-pero, ¿Tu no estabas...
-¿Muerta?- continua ella mientras toma una vez más su machete y se lo atraviesa desde su pecho, rodeando las costillas, hasta un poco as abajo del ombligo.
-Ahora sabes que se siente-dice mientras se acerca a su oído- duele, ¿No?

La chica se levanta del cadáver del supuesto «Joseph» y me mira. Recoge su machete se acerca hacia mí y se agacha para verme a los ojos.

-Estarás bien, Manuel. Ve a casa... ya no te pasara nada

La miro sorprendido, ¿cómo es que ella sabe mi nombre?

Mientras pienso todo eso ella se aleja de la misma forma la cual vino, deslizando su machete sobre el suelo mientras caminaba. No soporto más la incertidumbre.
-¡Hey!- le grito y al instante ella voltea- ¿Quién eres?- esta sonríe con un poco de pena al escuchar la pregunta.

-Me dicen Mamá- responde antes de verla desaparecer por las sombras.

ANDRÓMEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora