Capitulo 2

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[Noah]

Otro maldito y aburrido día en esta prisión mal llamado, escuela militar.

—¡Hey Nota!— Llamo Oliver.

—¿Humm?—

—Mira lo que me prestaron— Dijo agitando en sus manos el teléfono. Me lo entrego y como por inercia marque el numero de mi casa, nadie contesta, una segunda ves por si no llegaron a tiempo, nada, ya la tercera llamada me rendí, no habría nadie en casa. Suspire malhumorado y le entregué el teléfono.

—No te preocupes, me lo dieron por todo este día, así podrías llamar mas tarde—

Llego la hora del almuerzo, y si el ejercicio, el estudiar mañana y tarde, los abusos y malos tratos, el dormir en el suelo, o no dormir nada, no eran suficientes la comida era un asco, ni siquiera se entiende que es. El hombre gordo con gorro quirúrgico, lanza una mega cuchara de  comida en mi bandeja; vi las mesas y me dirigí con mi amigo Oliver, me contaba de lo mierda que era la nueva fémina, que era súper estricta, que incluso nuestro capitán le tenia miedo, tome una cuchara de la comida, ni sabor tenia. Al terminar de comer nos tocada una clase, en el camino me percate de que había mucha movilización de los militares, incluso el batallón superior a nosotros lo mandaron al campo, luego de un rato se escuchaban muchos gritos, posiblemente trajeron a un reo.

De un momento a otro se escuchaban miles de desgarradores gritos a lo largo del pasillo, pasando de salón en salón hasta el nuestro, entro con la mirada gacha una chica con el cabello vuelto un nido, al alzar la vista vimos como goteaba la sangre desde su boca hasta el borde de su chaqueta de estampado militar, dejo abrir su boca haciendo caer de ella, una oreja que se estaba devorando, la chica se lanzo sobre uno de los cabos, literalmente le estaba comiendo el rostro.

El aula se volvió un total caos, todos se golpeaban por salir del lugar, otros se empezaron a devorar entre ellos. Me quede un momento disfrutando la sangrienta escena, esto en verdad es excitante, hasta que Noah me hizo volver de mi trance, mire a todos lados buscando alguna salida. Oliver y yo salimos por la ventana, y saltamos a uno de los arboles del patio central, allí aguardamos por unas cuantas horas, observamos el comportamiento de los caníbales, les atraía el ruido.

—Malditasea esto es una pesadilla— Lloriqueaba mi compañero. Mientras yo maquinaba como salir de allí.

La salida mas rápida era correr por el patio central hasta la zona de entrenamiento, para luego llegar al estacionamiento de vehículos blindados, bajamos del árbol, mi amigo se empezó a escabullir entre los matorrales, tome una gran roca del suelo, y la arroje contra una de las ventanas del edificio norte, se escucharon unos gritos infernales seguido de los zombies corriendo en dirección del ruido, nos movilizamos rápido por los matorrales, cruzamos el campo central hasta la zona de entrenamiento, todo estaba vacío no había lugar donde esconderse, pero gracias a nuestro rudo entrenamiento militar, teníamos mucha agilidad al correr.

Faltaban pocos metros para llegar hasta el estacionamiento, un ruido extraño me hizo voltear en dirección a mi amigo, una de esas cosas estaba a punto de morderlo, lo hale del brazo; golpeé en todo el rostro al repugnante ser, haciéndolo caer, su mandíbula se le salio del lugar. Al mirar arriba me di cuenta que había muchísimos mas tras nosotros.

Seguimos corriendo, por suerte quedaban algunos vehículos, tome una piedra y la golpe consecutivamente contra el vidrio, hasta que esta se rompió, me adentre en el auto, Oliver se fue en otro carro.

Encendí el auto, y me fui rumbo a casa, todo era una locura, solo veía infectados, no quedaba nada. Era como ver el mismo infierno en vida; al llegar donde vivo fue aun peor, ver a las personas con las que crecí, mis amigos de la infancia, mi hermano mayor, todos convertidos en esos seres come carne.

»Mis padres«

Tome el arma que estaba en la guantera, y con sigilo me adentre en la morada, en la sala de estar nadie, la cocina tampoco, abrí lentamente la habitación de mis padres. Y ahí se encontraban, mi madre desgarrándole las tripas a mi padre en el suelo de su habitación. Un disparo, justo en la nuca dejo inmóvil a la mujer que me dio la vida, me acerque al cuerpo de mi padre, no le quedaría mucho tiempo para volverse uno de ellos, lo mire a los ojos, las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Jale del gatillo, esos malditos gritos infernales sonaron en la calle, me escucharon.

Me dirigí al patio trasero y de ahí escale hasta el techo de mi casa, todo esto era una cruel pesadilla.

—Noah— Voltee a donde me llamaban, era Jared.

—Noah— Sonaba distante, se volvía algo borroso

—¿Estas bien?—

—Noah ya despierta —

Abrí mis ojos ¿Una pesadilla? no, era mi nueva realidad.

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