Me levantó el aroma a omelette. Mary, mi empleada, sabía que cosas me encantaba comer y cuales detestaba. En este caso, el omelette era una de mis comidas favoritas.
Supuse que iba a ser un día normal en el insti, el aburrido colegio al que me obligaban a ir, con mis aburridos compañeros y aburridos profesores ¿Por qué no podía suceder algo diferente? ¿Por qué no podría tener una aventura alguna vez? No lo sé, cada día, ese gris colegio me iba quitando poco a poco mis colores, mi forma de ser, me estaba apagando.
Después de desayunar, me duché, aunque detestaba ducharme de mañana, la noche anterior me quedé hasta tarde mirando películas de suspenso. Entré en mi habitación, todavía con la toalla encima del cuerpo, y me miré en el largo espejo que iba desde el piso hasta casi la mitad de la pared de mi habitación. Me miré fijo, siempre hacía eso. No me consideraba un chico super lindo, ni el más atlético, ni el más carismático, pero tenía mis cualidades, por ejemplo, tengo unas piernas muy fuerte, puedo correr muy rápido y también soy muy inteligente, pero a eso nadie lo nota.
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No necesito tu permiso
Teen FictionBruno, un joven blanco, con pelo castaño, de unos 16 años de edad, acaba de perder a sus padres en un accidente automovilístico y debe mudarse con su tío, que actualmente vive en Madrid, España. Allí conocerá a su 'salvación' y su 'perdición'; Teo...