Josh Tímor, Calle 5.

La calle 5

¿Existe un lugar donde todo de miedo?

Pues...debe haber muchos lugares así, la verdad es que el miedo es muy subjetivo.

Puedes odiar un país entero sólo porque en el hay más arañas que personas. Puedes odiar Brasil por miedo a ser  secuestrado, en fin, el miedo es subjetivo y muchos tienen sus "paraísos tenebrosos personales".

Josh tenía el suyo, bueno, la verdad es que era tenebroso para cualquier persona normal que tuviera que pasar la noche allí.

El 15 de noviembre del 2019 Josh de 16 años se mudó a el pueblo "Tímor", el cuál tenía tanta variedad de cosas cómo una ciudad pequeña.

Josh era el hijo de Rose Faret de 42 años y Marcus Grace de 43 años.

Él tenía dos hermanos, dos hermanas, un perro y un gato.

Hércules era el gato de un año y Mota el perro de dos.

Sus hermanos eran Max de 15 e Ian de 18 años. Sus hermanas eran Merry de 15 y Laura de 17 años. Max y Merry eran mellizos, osea que nacieron el mismo día, entre ellos no se parecen, gracias a Dios, éso sería raro y contrabeneficioso para ambos.

La familia de josh era numerosa, pero era aún más enorme.

Generalmente cuando una familia se muda, se habla de la mudanza de los padres y sus hijos, pero la familia de Josh rompía el patrón de normalidad.

La decisión de mudanza fue tomada por los padres de Josh, sus tíos Luck, Mimi, Ruth, Dean y Greg. También fue de la abuela Didi, en general, la culpa de la mudanza a nivel familiar fue de ella.

Nana Didi al saber de la decisión de su hija Rose de mudarse, decidió seguirla y por ende sus demás hijos Luck, Mimi, Ruth, Dean y Greg la siguieron, aunque se sospecha que Luck quería quedarse con los muebles,  artefactos y dinero que le pidió a su vecino, y él no tenia intenciones de devolverselos jamás. También se podría sospechar que hizo enojar a algunas otras personas que lo rodeaban.

Los papás de Marcus eran fríos y no tenían contacto con él, además de que él era hijo único, así que no era su culpa el gran número de personas que componían la familia de sus hijos.

El 15 de noviembre, sólo llegaron a Tímor los "Grace", los demás llegarían en un par de días, cuando encontraran cinco casas donde vivir.

Tímor era un pueblo grande, como les conté antes. Contaba con dos grandes lagos, dos grandes cementerios, tres iglesias, dos colegios, una universidad, dos bancos, un correo, una municipalidad, cinco supermercados, tres plazas grandes, dos comisarías, una carcel, un hospital, un manicomio, un museo, un cine y varias tiendas de ropa, entre otras cosas más.

Tímor lo tenia todo.

Josh y sus hermanos estaban muy felices cuándo llegaron, al igual que sus padres. Todo parecía perfecto.

Los vecinos saludaban, el clima era agradable, las calles eran limpias, etc.

Todo era perfecto, pero...

¿Cómo podría dar miedo todo lo que te rodea y lo que no alcanzas a ver a lo lejos?

Josh jamás se hubiera preguntado éso.

El día que llegaron a su casa, ése 15 de noviembre, condujeron por la calle 5 para conocer su nueva casa que se localizaba allí.

Aquélla era de tres pisos, era amarilla con marcos blancos y techo puntiagudo.

Contaba con cinco dormitorios, dos baños, una cocina, una sala de estar, un estudio, un sótano y un ático.

Todos tenían su propia habitación, excepto Max y Josh, compartían literas desde los cinco años y además no había una habitación extra.

Aquella noche fue movida, pero nadie trabajó tanto, sólo se molestaron en sacar lo justo y necesario para comer, ir al baño, ver televisión y dormir.

Josh se quedó con la litera de abajo, como siempre lo hizo.

Siempre creyó que era la mejor opción, en especial desde que vio a Max callendose mientras dormía la primera noche que se compró aquélla litera y él ganó la cama de arriba.

"La cama de abajo es un día  más de vida para mí" es lo que decía Josh cada noche que Max caía.

En cierta forma él tenia más posibilidades de no caer que Max, ya que él dormía muy profundo y no se movía al dormir, pero su tranquilidad de que no hubiera posibilidad de caída en altura siempre lo hacía dormir más rápido que nadie.

Josh no soñaba mucho, aveces lo consideraba una fortuna y otras no tanto, pero desde ése 15 de noviembre en la calle 5, soñar era sinónimo de supervivencia.