Era una mañana cálida de septiembre. Aún se podía observar el rastro que había dejado los días de sequía.Por suerte, eso se había acabado, y el otoño había llegado. algunas personas iban con ropas de verano pese al viento y algunos, bien precavidos, con ligeras chaquetas y ropa de manga larga.

Las calles rechinaban de suspiros, personas gritando por tener que volver a clase o al trabajo, o tan solo por encontrarse a un viejo conocido. También había un demasiado ruido por causa del trafico masificado que se había generado por la vuelta al trabajo, demasiado ruido para Dorian, un joven universitario de 19 años, que se aventuraba a dar el salto a su segundo año de sus estudios en Zaragoza.

Dorian, vivía en un piso que compartía con dos compañeras de universidad desde el primer año, Iota y Susan. Dentro del piso, Dorian daba vueltas por toda su habitación, asegurándose de que no le faltaba nada para el inicio de las clases.Dándose un respiro para mirarse al espejo del comedor, observó que tenía unos pelos fuera de lugar, y se los arregló como pudo. Dorian era un chico de 1.82 metros de alto. Luce muy arreglado con su camisa y pantalón vaquero ajustado. El estaba en buena forma. Había logrado mantener en racha su serie de ejercicios para mantenerse saludable. Aunque intentaba aparentar cierto orden, siempre resultaba algo desastroso y caótico.

-Espero no llegar tarde- Dijo agachándose para re-atarse los cordones de las zapatillas blancas que le habían regalado ayer sus compañeras de piso por su cumpleaños.

-No creo que lo hagas, siempre llegas 5 minutos antes a la uni- Dijo su compañero de piso Susan mientras terminaba de desayunar, con toda la calma del mundo.

Susan lucía de manera desastrosa. No se había preparado para salir aún y quedaba poco tiempo si querían llegar a la hora todos a la vez.

Dorian se echó a reír. No era la primera vez que salía de casa únicamente para llegar lo antes posible y evitar los retrasos.

-Normal que llegue 5 minutos antes, si todos se levantan demasiado tarde y salen a la vez...- exclamó terminándose de atar la zapatilla- ¿Te espero?

Susan, que estaba mirando el móvil, no le prestó ninguna atención.

-¿Me oyes?- Preguntó impacientemente Dorian.

-¿Eh?- Alzó la mirada- Si... ahora me pongo las zapatillas- Dijo levantándose de la silla para dirigirse a la entrada.

-Pero si aún estas en pijama...

-Mierda...- Dijo Susan dirigiéndose a la habitación- Me cambio en un momento...

-¡Chicos, chicos! ¿Alguno ha visto mi mochila?- Preguntó Iota casi sin aire, entrando en el enorme salón.

Iota estaba mucho mas arreglada que Dorian. Vestía un suéter rojo junto con una falda negra y medias marrones.

-Si no recuerdo mal, estaba al fondo, en la habitación de invitados- Contestó Dorian. 

-¿¡En cual de las dos!?- Exclamó Iota

*Nota: La casa, además de ser de Dorian, es muy grande. Tiene 4 habitaciones y dos de invitados (estas habitaciones tienen una cama mas pequeña, ademas de ser habitaciones mas pequeñas), un salón grande, una cocina, 3 baños, un recibidor, y una terraza.*

-En la de la izquierda- Señaló su izquierda para evitar más confusiones.

-No, no esta allí, ¡y nos quedamos sin tiempo!- Exclamó desesperada- ¡Espera, ya se donde está!- Se fue corriendo a toda velocidad a la habitación de Susan. Se escuchó como Susan se quejaba de que entrase repentinamente, mientras que Iota rebusco entre un montón de ropa tirada por el suelo, hasta dar con la mochila. Iota escapó de las garras de Susan justo a tiempo, cerrando la puerta tras de si.

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⏰ Last updated: Apr 07, 2020 ⏰

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Dorian y el Alma ArdienteWhere stories live. Discover now