Darle la vuelta a la cabaña era algo que no inspiraba mucha confianza pero debía hacerlo si quería estar cómodo en mi dormitorio, entre sabanas leyendo algún libro que trajo mi padre o jugando algún juego de mesa.
Con esperanzas comencé a revisar las ventanas y por último la puerta trasera pero nada, maldije un rato para luego sentarme mientras reposaba la espalda contra la puerta, obtuve unos segundos de paz mental hasta que mi cuerpo se tensó al escuchar un ruido proveniente de los árboles y pregunte, pregunte como un tonto retrasado que nunca había visto películas de terror que quien estaba allí.
Nada.
Tras unos minutos, lo que estaba oculto entre los árboles que conformaba el bosque pareció llenarse de valor lanzando así una pequeña roca hacia mí, dándome a entender que era una persona. ¿Hombre o mujer?
― ¿Quién eres?―pregunté.
El silencio reino por unos minutos los cuales me dieron unas sinceras ganar de salir corriendo entre lágrimas mientras llamaba a mi madre, pero no lo hago, al contrario, tomo todo el valor que no sabía que tenía me levante del suelo, dando pasos calculados me detuve desabrochando mi pantalón y bajándolo, dejando ver mi bóxer.
¿Si estaba loco?
Pues sí.
¿Si mi bolas estaban temblando de miedo y frio?
¿Para qué decir que no, si es un rotundo si?
―Al menos habla sino quieres que te busque y te la haga sentir― dije moviendo mi cuerpo como un stripper y con un tono de voz más grave del que ya tengo.
Una risilla femenina se escuchó entre los murmullos de los grillos.
―Se te ve pequeña.
Al escucharla hablar, borré el comentario que hizo y me concentre en su voz, era una chica, ese hecho me sorprendía y a la vez me agradaba. Me sorprendía porque ¿Qué hace una chica a estas horas de la noche, en el bosque y con este frio? Y me agradaba porque no tenía que hacérselo sentir a un hombre que en el mínimo intento de acercarme me cortara a mi amigo dejándome solo, feo y sin hijos.
― ¿No tienes frio?― le pregunte sin una pizca de inteligencia mientras me subía el pantalón de mezclilla.
― ¿No deberías estar divirtiéndote con tus amigos, pija corta?― preguntó en un tono burlón.
― ¿No deberías estar con un señor con sus 60 años encima?― contrarresté en el mismo tono, ― diciéndole que es genial estar con él y que… bueno, se lo dejo a la imaginación.
Vuelvo a escuchar esa risilla y siento que todo esto, desde mis acciones raras hasta la voz de aquella chica me comenzaba a intrigar, era extraño e interesante.
― Bien― rompí el pequeño silencio que se había formado― ¿Qué haces ahí entre los arboles? Es como si estuvieras acechando a una presa desde las sombras.
― Tal vez, solo tal vez este esperando que alguien me busque entre las sombras.
Esta vez fue mi risa la que se escuchó entre nosotros, ― ¿Eso es lo que quieres? O prefieres danzar entre las sombras, unírteles, poder gozar de lo excitante e interesante que podría conllevar aquello y, si me permites opinar, puedo asegurar que la segunda te gusta más― mi voz desborda picardía.
―No me molestaría si me enseñaras el camino.
Cuando le escucho decir esas palabras mi expresión se torna en una de sorpresa para luego convertirla en una llena de diversión. Esta chica, esos comentarios, son nada más ni nada menos que diversión para mí y eso simplemente me encanta.
― Valiente, valiente, pero… esto no es una historia de esas que lees en los libros, es la realidad y si así fuera ¿no estarías obsesionándote por mí, definiéndome y esas cosas?
― Umm… ¿por qué no? Veamos, una noche bastante fría, salí a hacer vandalismo cuando me encuentro casualmente a un chico intentar entrar a una cabaña, ¿Qué será que hace? ¿Está intentando entrar para robar?, desviando mis pensamientos para centrarme en lo importante me acerco un poco más para tomarle una foto y si así fuera el caso entregárselo a la policía, mi teléfono cae, provocando que este se de cuenta de mi presencia y me hable. Conversamos un poco, note que el chico era amigable, aunque pudiera tener posibles tendencias de ser un ladrón pues se ve bien― se detiene por un momento y vuelve a hablar, ― ¿Qué te parece?
― Me gusta, me gusta― solté sin rodeos mientras le dedique varios aplausos. La historia sonaba interesante, pero ¿vandalismo? ¿Ladrón? ¿Foto? ¿Me veo bien?, esas preguntas estaban en mi cabeza y sin darme cuenta las había soltado y nuevamente la risa se escuchó y rayos, no había duda de que su risa era hermosamente rara.
Oye, ¿Cuál es tu nombr…?― quise preguntar pero la voz de mi madre gritando mi nombre me hizo no terminar la oración.
― Otro día― respondió la pregunta que no había terminado de decir.
Esas fueron las últimas palabras que escuche por la parte de bosque, incluso los últimos sonidos, ya que al irse se escucharon algunas ramitas romperse, dejando a los grillos hacer lo suyo, mientras que yo no intenté levantarme del lugar, mi vista seguía fija en el bosque, solo me quede ahí, procesando lo que había pasado, cada palabra, cada gesto que según yo, los dos habíamos hecho mientras charlábamos. Poco tiempo después mí mirada perdida sobre el bosque capto algo más, algo con más calor, algo más hermoso, era mi madre que me decía que no me vengara de mi hermano o algo así mientras me acariciaba la mejilla de manera maternal.
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Entre Las Sombras
Short StorySander, un chico que tras la broma de su hermano menor Ina queda fuera de la cabaña, con frío y miedo va hacia la parte de atrás para encontrar una entrada pero no hay, sólo se encuentra con una chica extraña, quien lo deja intrigado y hechizado por...