Redacción

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Desde el siglo anterior, nuestra sociedad ha evolucionado muchísimo. A algunas personas, este cambio les parece benéfico para su manera de ser y su personalidad, pero otras, no aceptan aquel desarollo y prefieren quedar en la tradición y manera de pensar inculcada por los antepasados. Aquellas maneras de pensar fueron transmitidas de generaciones en generaciones por la educación recibida.

Vamos a llegar al tema de nuestra redacción :

No hay que olvidar que los padres, a través de cualquier cultura, siempre han querido lo mejor para sus hijos y para su futuro. Pero, hoy en día ¿ Tienen ellos el derecho de ejercer su autoridad para decirnos con quién deberíamos ser o no ser pareja ?

Imaginemos cualquier época, desde la antigüedad hasta los principios del siglo XX, los padres siempre son los que decidieron con quien se casaría el hijo/a, cuando las cosas aún no habían evolucionado.

Tengo una opinión respecto a todo esto y esta misma se descompone en dos partes :

Los niños del siglo XXI han sido, por la mayoría criados con la libertad de pensar y de exprimirse. Yo soy parte de esos niños y pienso que no, los padres no tendrían que decidir con quién el hijo/a tendría que relacionarse amorosamente, sin olvidar que el amor es algo que no se controla y que uno no decide de quien enamorarse. Impedir una relación es, según mi opinión, algo totalmente inútil porque impidiendo algo a alguién a la fuerza, este alguién siempre se las apañara para llevar la contraria y hacer lo que a los padres les parece "incorrecto". Sobretodo cuando está relacionado con lo sentimental. No hay que olvidar que impedir algo tan fuerte como el amor a un individuo que está perdidamente enamorado traerá consecuencias tales como un estado de ánimo bajo tierra y una actitud deprimida. Impedir una relación no es algo que se pueda justificar o excusar porque del punto de vista de una persona no categórica, discriminatoria y que no clasifica a las personas y las juzgan, prohibir un amorío porque la pareja del progenitor sea blanca, negra, pobre, rica... No tiene sentido.

Pero, como lo expliqué antes, la mayoría de los padres quieren lo mejor para sus hijos.

Un punto en el cuál el padre puede intervenir es en el hecho de que la pareja de su hijo/a sea un peligro para este/a, que le influya en una mala conducta, que le meta en situaciones problématicas y hasta peligrosas para su salud mental y fisíca. En aquellos casos podemos claramente comprender la intercesión de los adultos porque tiene como meta de sacar a su hijo de una relación juzgada tóxica y peligrosa para su bien estar.

En conclusión, para mí, los padres no tienen el derecho de privar a sus hijos de mantener una relación amorosa con quien quieran sobretodo por razones tan superficiales como la clase social o el color de piel. Lo que ellos tienen que analizar es el comportamiento de la pareja hacia su hijo/a y la salud de este mismo y evitar focalizarse en elementos someros.

Redac BACHIBACDonde viven las historias. Descúbrelo ahora