Capitulo XII: Dirección Noreste, empieza la misión.

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Con los ojos fijos en el techo, no pudo evitar parpadear aún atolondrado y aturdido por el sueño y todo lo que vivio en él, su cabeza le dolía al igual que su espalda, y ni porque el suelo estuviera frío, calmaba el dolor de aquel golpe que se hab...

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Con los ojos fijos en el techo, no pudo evitar parpadear aún atolondrado y aturdido por el sueño y todo lo que vivio en él, su cabeza le dolía al igual que su espalda, y ni porque el suelo estuviera frío, calmaba el dolor de aquel golpe que se había dado al caer de la cama.

La sensación de caerse durante su sueño, había sido porque rodó lo suficiente entre sus sabanas y el colchón, como para caer de ella y ser recibido por el duro y frió suelo de su habitación, por la caída y la conmoción de haber visto aquello en sus sueños, ahora estaba despierto. Ya era de día, pero no podía descifrar que hora serian, porque estaba cansado, y cuando su cuerpo estaba completamente descansado,  abría los ojos acorde a su horario fisiológico entrenado desde que llego a la secta, lo que significaba que eran las cinco de la mañana, pero, cuando tenía pesadillas y sueños su cuerpo parecía que descansaba absolutamente nada, se levantaba más agotado y deprimido de lo normal, a veces con fuertes dolores de cabeza.

Justo como en ese momento.

Sizhui se sentó en el suelo aún aturdido y llevo su mano hasta su cabeza para acariciar la zona afectada por la caída, al igual que las palpitaciones en el interior de su cráneo. Había sido extraño, ahora el maestro Mo XuanYu aparecía en su sueño tocando la flauta que conocía a la perfección, y que su yo infantil había babeado incontrolables veces en su mente durante las noches. Y para completar, al igual como había sucedido en la montaña Dafan; ahora era todo lo contrario, pues el hombre de túnicas oscuras y listón carmesí, ahora había desaparecido en un parpadeo para da paso a la silueta del joven maestro Mo.

Suspiro agotado y se levantó del suelo sin darle muchas vueltas a sus pensamientos, pues eso aumentaría mas el dolor de cabeza que ya tenia; debía alistarse, lo mejor era estar preparado ya que no sabía a qué hora estaba despertando. Tomo un baño de agua caliente para relajar su cuerpo tenso y el dolor en su cuerpo, esto lo relajo de tal manera, que su dolor de cabeza disminuyo de forma considerable. Vistió sus típicas ropas del clan Lan junto con su característica cinta de la cabeza, que tenía tanto significado para ellos, como para la secta  y que hasta los  aldeanos murmuraban: Justicia, dedicación y símbolo de dignidad y orgullo al pertenecer a una secta como el clan Lan. Aunque para ellos tuviera un significado, mucho mas...¿romántico?.

Una vez listo,  salió de la su habitación no sin antes dejarla bien ordenada y pulcra.

Se encontró con Jingyi en el comedor principal de la secta devorando su desayuno, quien al verlo mascullo indignado que Hanguang-jun le pidió llevarle el desayuno a Mo Xuan Yu al Jingshi, ya que él estaría ocupado con su tío temprano en la mañana, y al parecer el joven maestro Mo, no tenía indicios de despertar todavía.

Raro

Su padre jamás permitía que alguien comiera dentro de su habitación, es mas, nadie tenia permitido entrar si quiera, no sin permiso, y las poca veces que el lo hizo cuando era niño, tuvo que limpiar su desastre que dejaba a su paso, aun así, nunca recibió un regaño fuerte, pues Hanguang-jun solo lo reprendía de forma suave y calmada, y cuando hacia lo que su padre le ordenaba y lograba terminarlo, siempre recibía un premio, ya sea algún pequeño caramelo, o una leve sonrisa mas la típica acaricia en su cabello. Lan Qiren siempre se quejaba de que el tenia muchas libertades en la secta y malcriaba a Sizhui, aun así, era un digno Lan, pues. todos en la secta debían ser ordenados. Solo Lan Yuan sabia lo obsesivo que era su padre con el orden y la limpieza.

Memorias de A-yuanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora