Prólogo

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En el mundo de Sigor, el balance del mundo era protegido por los elegidos de Dios, los guardianes de la creación.

El creador escogía de entre sus hijos a un guardián para cada uno de los factores principales del mundo, para lo que se fundaron varias Tribus.

La tribu del Cielo, dónde nacían los Guardianes Celestiales, ocupaba el primer lugar en el mundo, porque estaban más cerca de Dios. La Tierra, la Vida, la Luz, el Tiempo, el Mar y la Muerte eran las otras Tribus del mundo, éstas eran las más importantes, en las que Dios había delegado las mayores responsabilidades.

También estaban las Tribus pequeñas como el Viento, el Sonido, el fuego, el cCmbio, e incluso el Color. Dios amaba cada una de ellas por igual, pues todas eran fruto de su creación.

Durante casi mil años, el mundo se mantuvo a flote, cada medio siglo un nuevo sucesor de cada Tribu adaptaba su vida como Guardián y continuaba el mandato de Dios ocupando el lugar de su predecesor, quien regresaba a ser un aldeano normal. Sin embargo, un día el Tiempo y la Muerte desobedecieron el mandato divino y absoluto del Creador, distorsionando por completo el mundo perfecto que éste había creado para sus hijos.

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Koda, de la tribu del Océano, había recibido el llamado divino cinco días después del cambio de luna. La montaña empinada hasta la ciudad en el cielo era agotadora, aunque no era realmente ese esfuerzo el que lo hacía sentir fatigado.
La verdad era que Dios le había hablado a través del agua muchas veces, pero estar en su presencia era una perspectiva tan agradable que se sentía inmerecido. Después de casi cincuenta años siendo Guardián del Mar, su creador lo invocaba al fin a sus moradas cuando ya se acercaba el final de su guardia. En cierta forma un extraño temor se apoderó de él, una incertidumbre que le hacía cuestionarse a sí mismo.

¿Y si no estoy haciendo bien mi trabajo?
¿Querrá Dios verme para decirme eso?

Pero mientras subía a la morada de su creador, una voz dulce, suave como las manos de una madre le susurró unas palabras al oído:

<<Lo has hecho bien, le dijo disipando sus vanas preocupaciones. Ahora te necesito.>>

Y entonces Koda entendió cuál era el propósito del llamado divino.

Guardianes de Sigor: El legado de Muerte y Tiempo.Where stories live. Discover now