Reprocion Aleatoria.

A VECES Aldo (Los Aldeanos)

 Soy un chico desafortunado.

¿Cómo se puede ser tan ciego?, ¿teniendo a un ángel frente a ti, no darte cuenta de su luz?, ¿Cómo se puede se puede ser tan tonto? ¿Cómo puedes lastimarlo tanto sin ser consiente?, las lágrimas de un ángel perturban más que las risas de un demonio.

La historia que quiero compartirles no es sobre lo que pasamos juntos, sino del dolor que causo su partida, quiero compartirles, lo que sentí con su ausencia.

La conocí en la Habana, chica de piel bronceada y cabello rebelde, de espíritu libre con rumba y mojito en las venas. Fui de vacaciones con unos amigos, para alejarnos de la ajetreada ciudad de México, llegamos al hotel, tan tradicional y fuimos a un bar de la habana a divertirnos, que hermosa ciudad, cuanta vida, cuanto color, el bar excelente, la bebida deliciosa, la música alegre y ella, bailando en el fondo, sus caderas se movían como un barco en el atlántico y su sonrisa brillaba con la fuerza de diez soles.

Me acerque, hablamos, y en la siguiente semana nos enamoramos, tuve que volver a México porque solo eran vacaciones, le dije que volvería, y ella prometió esperarme, lo hizo.

Pase dos meses en México, lejos en cuerpo de ella, pero en espíritu, no quedo una noche en la que me fuera a dormir sin desearle las buenas noches, ni mañana en la que no le deseara los buenos días.

Reuní el dinero necesario para que la habana se convirtiera en mi nuevo hogar. Volví pero nada le dije sobre eso, busque un departamento en un bonito barrio, colorido, lleno de música, luego la cite en un restaurante, le pedí que viviera con migo, acepto, los primeros tres meses todo bien, comencé a ejercer mi carrera de medicina en una clínica local, pero comencé a estresarme por todos los problemas económicos y los que mi familia tenía en México, maneje mis preocupaciones y problemas de manera incorrecta, ella aguantaba mis gritos sin sentido cuando llegaba tarde a casa, cada mañana que despertaba junto a ella mis preocupaciones desaparecían, ella era un milagro, lo pensaba cada vez que abría mis ojos y ella estaba junto a mí.

Solíamos salir al malecón de noche, le contaba mis sueños e ilusiones, los secretos de mi infancia, que quería tener un hijo y enseñarle muchas cosas, a ella le parecía muy pronto para eso.

Comencé a comprar libros, a ella le encantaba, solíamos ver las estrellas, en la terraza acomodábamos un lugar, pedía que siempre estuvieras con migo, cada vez llegaba más tarde a casa, los problemas me cambiaron, pero muy tarde me di cuenta.

No la culpo por haberse ido, pero si pido que regrese o que me enseñe a vivir sin ella.

Ahora paso pensando en su recuerdo, ¿Dónde estará?, ¿pensara en mí?, ¿regresara?, me gusta imaginar que regresa me besa y me dice que no este triste, que esto es solo una pesadilla, que la realidad es un chiste de mal gusto y que realmente del tamaño del infinito le gusto, suelo hablarle a su recuerdo, bajito para que solo él me escuche. Aun subo a la azotea, pienso en ti, y ahora el deseo que pido cuando cae alguna estrella es que de su piel jamás se borren mis huellas, para que puedas recordarme, a veces caminando por la Habana y en las señalizaciones de transito de sonríe su cara, pero es solo un una fantasía, sé que estoy delirando y que un auto me puede atropellar, casi siempre pienso que volverá y tocan la puerta, creo que es ella, pero no es el vecino, ya sea para darme un anuncio, o los recibos de cobro que recoge de la puerta cuando no estoy, no es ella .

Creo que tú no piensas en mí, ¿ya no le importo?, empiezo a creer que no nací para estar con ella, conservo todo lo nuestro, sus cartas, sus fotos, nuestras fotos, las flores que dejaste, su CD de música favorita, todo es mi tesoro, ella es mi tesoro y más de ella me enamoro solo.

La quiero muchísimo, ojala ella también lo haga, soy como un bombillo fundido, la necesito a ella para tener luz, su ausencia es un vacío, ella es lo que Ancio, adorarla es mi virtud.

-TOC TOC TOC

Están tocando la puerta, ojala sea ella.