Cuando su mánager los sorprendió dándoles sus respectivos pasaportes, Yeosang no se esperaba nada de lo que sucedió después. Si bien tanto los miembros como él eran conscientes de que realizarían actividades promocionadas por M2, ninguno de ellos se había puesto a pensar en eso ni en qué los harían hacer. Así, ese primer día había transcurrido con tranquilidad.
La casa en la que se quedaron era el doble de grande y bonita de lo que ellos se hubieran imaginado, por su parte, él casi se sentía como un verdadero idol. Lo único que quisiera descartar de la situación era el hecho de que compartía habitación con Jongho, aunque el problema no era justamente el menor, sino él mismo.
Yeosang no recordaba en qué momento las cosas entre ellos se habían vuelto extrañas, quizá sucedió de forma paralela al crecimiento de Choi, tanto mental como físico. Especialmente el físico.
En algún momento desde su debut hasta ese día, Jongho había obtenido más masa muscular de la que él era capaz de reconocer. Intentaba hacerlo, porque podía mentirle a los miembros pero no iba a mentirse a sí mismo, pues pasaba horas (más de las que jamás admitiría) observándolo hacer ejercicio.
Al pricipio se había sentido mal. Una agria mezcla de culpabilidad y consternación se había apoderado de él y, sin olvidar el desagrado hacia sí mismo, atormentaba sus noches. Se había hallado a sí mismo masturbándose en la madrugada, harto de sus pensamientos autodestructivos y con la imagen del menor tatuada en la conciencia. Cuando terminaba, se sentía sucio, como si hubiera cometido un grandísimo error. Su respiración y audición tardaban en volver a la normalidad, pero cuando lo hacían podía oír a Wooyoung roncar en la otra litera, durmiendo plácidamente y sin conocer lo que torturaba a su mejor amigo.
Cuando acomodaba su ropa interior y se daba la vuelta para, nuevamente, intentar dormir, se sentía un pervertido, una deshonra para su familia y sus compañeros. Cerraba los ojos y fingía que no sucedía nada, a veces lograba dormir y a veces no pero siempre, cada mañana, percibía la mirada de Jongho fija en él; como si supiera todo.
Aquello le causaba un gran conflicto. Había una parte de sí, la que poseía cordura y valores morales, que se sentía indescriptiblemente incómoda cuando Jongho se fijaba en él de cualquier manera, su estómago dolía y los ilógicos pensamientos sobre que quizá él sabía lo que estaba haciendo lo abrumaban y lo obligaban a alejarse de él y de todos los demás. Sin embargo, también estaba ésa parte de él, la que se hallaba enterrada en lo más recóndito de su mente y que sólo salía para incitarlo a pensar en el menor de forma impúdica, que se hundía en éxtasis cada vez que notaba la atención de Jongho sobre él.
A veces se sentía con valor y le devolvía la mirada, hubo momentos en los que incluso le sonrió o le guiñó el ojo, mas no duraba mucho. Inmediatamente después se sentía tan avergonzado que su cara se ponía roja y sus ojos se llenaban de lágrimas, era en ese instante, cuando sentía que no podría ser más patético ni aunque lo intentara, que salía corriendo y se encerraba en su habitación. Como era usual, cada que el portazo se escuchaba por todo el departamento, Wooyoung iba con él a intentar averiguar qué le sucedía.
–Lo que sea que te esté pasando; está bien –decía su mejor amigo mientras lo abrazaba y, aunque Yeosang era un poco más alto que él, recargaba la barbilla en su cabeza.
Por eso, lo que estaba arruinando su vida en ese momento era que, en esa casa y compartiendo habitación con Jongho, no podría hacerse bolita en los brazos de Wooyoung mientras lloraba y escuchaba una y otra vez que todo estaba bien. Nada estaba bien para él, menos en una situación como esta.
El día había pasado en cámara rápida y, para cuando Yeosang cayó en cuenta de su realidad, ya se encontraba con su pijama puesto y recostado en la cama que compartiría con el causante de todos sus males.

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Hyung⤳JongSang.
Fanfiction"En aquella hermosa casa en Australia y compartiendo habitación con el causante de sus pesadillas, Yeosang sabía que cualquier cosa podría salir mal. Pero, definitivamente, no había creído que todo empezaría cuando le dijeron que debía dejar que Jon...