Febrero, 1984.
Caminan 3 hombres aparentemente, dirigiéndose a la patrulla de policía, donde el policía, hablaba nerviosamente por radio.
-Necesitamos las fuerzas especiales ahora, es un caso muy grave, he perdido 6 de mis hombres, necesitamos más ahora-
El policía los voltea a ver, 2 hombres y una mujer, vestidos de un abrigo delgado de color negro, llovía torrencialmente pasados las 10 con 30 de la noche.
-Maldición, llego la policía de investigaciones, sepan que no hay nada que hacer, mientras no llegue fuerzas especiales-
El que parecía ser superior, lo miro con fijeza unos segundos, y mirando lentamente el edificio de 5 pisos volvió la mirada al policía, le sonrió de forma amable unos segundos que parecieron eternos, entonces le hablo con vos profunda y calmada.
-No te preocupes, solo mantente acá y veras que se acaba todo rápido. –
-He perdido todo mi escuadrón allí, no deben acercarse-
-Quédate acá, y descansa, nosotros nos haremos cargo. -
Se alejaron, y el que parecía ser superior, asintió con la cabeza y entro al edificio.
Entraron por la puerta principal. Caminaron lentamente con precaución.
-Debe estar arriba al fondo- comento uno de los que acompañaban
-Huele a mucha sangre, debió darse un buen festín- comento la mujer
-Al menos llegamos rápido, si hubiéramos tardado más, estaría matando a los de fuerzas especiales-
Continuaron subiendo. El segundo piso, estaba cubierto de sangre. Cuerpos desmembrados por todas partes, el pasillo del edificio, tintineaba, y las habitaciones con las puertas abiertas, manchadas de sangre.
-Maestro, al menos acá debe haber unas 15 personas-
-Eso es lo malo, una vez que come carne humana, se vuelven adictos y no pueden parar de comer-
Siguieron avanzando lentamente, atentos a lo que había. Fueron por las escaleras de servicio, y encontraron un policía muerto, partido a la mitad.
-Este murió defendiéndose, se ensaño un poco. Debió hacerle daño. -
- Espero estén reuniendo la evidencia, para llevarla al consejo luego, no por ser novatos, deben distraerse. -
-Entendido Maestro- Dijeron al unísono.
Llegaron a la escalera que los llevaba al tercer piso, el Maestro, les dijo que se detuvieran. Avanzaron sin hacer ruido, y abrieron la puerta, lentamente. Desde el cuarto piso, cayo una pesada mesa que lanzaron con tanta fuerza, que choco contra la puerta de metal, que la doblo.
-Confirmado, es un orco-
-No puede ser, ¿ellos acaso no están fuera de la barrera, como apareció aquí? - pregunto la chica
-Primero detenerlo y luego las preguntas, deben quedarse atrás de mí. -
Oyen ruidos fuera del edificio. Miran por las ventanas. Eran las fuerzas especiales.
-Esto se convertirá en un gran problema si llegan más fuerzas especiales. Tu Nadia, ven conmigo, tu Alberto, baja y distráelos, no deben subir. -
-Comprendido, iré a detenerlos- Bajo corriendo.
- ¿Cómo detendremos al orco? –
-Ya hemos hablado muchas veces sobre el tema, ahora confía en mí y apóyame-