"¿𝚂𝚒𝚐𝚗í𝚏𝚒𝚌𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚘𝚛 𝚞𝚗 𝚎𝚛𝚛𝚘𝚛 𝚎𝚗 𝚝𝚞 𝚎𝚜𝚝ú𝚙𝚒𝚍𝚊 𝚙𝚘𝚌𝚒ó𝚗 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚝𝚘𝚍𝚘𝚜 𝚖𝚒𝚜 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘𝚜 𝚜𝚘𝚗 𝚕𝚒𝚝𝚎𝚛𝚊𝚕𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚐𝚎𝚒𝚜?"
Tal vez, solo "Tal vez", no fue buena idea pedirle ayuda a la bruja del barr...
El colombiano se preguntaba por qué el repentino cambio de actitud de sus amigos.
Cuando intentaba hablar con México, este solo se ponía tenso y salía corriendo como alma que lleva el diablo sin decir palabra alguna. Y cuando llamaba a su hermano mayor, Venezuela, sólo le decía que estaba ocupado y que lo llamaría luego, lo cual nunca pasaba.
¡Ni siquiera Chile, su mejor amigo, le dirigía la palabra!
¿Se habían cansado de él?
¡No! ¡Ellos no harían eso, no lo lastimarían de esa forma! Solo estaba siendo paranoico.
Tenía que confíar.
...
Pero, en ningún lado dice que buscar ayuda con la bruja de tu vecina es una traición a la confianza.
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Nada más llegar, le dieron ganas de irse.
El lugar apestaba a una mezcla de incienso y gato. El olor lo estaba mareando.
La habitación estaba iluminada minimamente por velas y tenía toda clase de decoraciones... peculiares.
Había muchas estatuillas y tenía un péndulo en la esquina.
A medida que abanzaba, todo se tornaba aún más extraño.
Un objeto en específico le llamó la atención al cafetero; era una mano blanca, con un ojo turco el el centro de la palma. Recordaba haberla visto antes, en la casa de Argentina. Según lo que le habían explicado, era para una cosa del mal de ojo.
Se acercó para ver el material de la mano, sin darse cuenta de algo.
- ¡Hola!
- ¡HIJUEPUERCA LA PATASOLA ME VA A LLEVAR! - El tricolor se agachó y se tapó la cara con los brazos, como si eso pudiese ayudarle. - ¡Señora, mire que yo soy hombre bien! ¡A veces me pego mis borracheras, pero no soy un Don Juan! - Y hubiera continuado de no ser porque escuchó una risa.
"Bueno, llevéme, pero no se burle, cucha"
Pensó mientras se destapaba la cara, solo para ver a una niña de unos ¿12? años.
- Culicagada, casi me mata de un infarto. No se ria que esto no es chiste. - Replicó, molesto.
- Bueno, ya. ¿Qué necesita, vecino? Mi 'amá no está, pero me dió las instrucciones de cada cosa; del Tarot, las hojas de té, las póciones, las maldiciones, ¡Todo! - Informó, sonriente, la muchachita.
Colombia se preguntó seriamente sí sería buena idea dejar su vida en manos de la china.
"Sí."
- Bueno, bueno, pela'ita. Necesito algo pa' que mis parceros recuperen el cariño que me tenían. Me están odiando.
- Bueno, pero, ¿Estás seguro, seguro de que te odian?
"Eh... No"
- Siza'
- Pero, te odian, tipo, ¿mucho, mucho?
- Sí, china.
- ¡Bueno, 'tons voy a buscar la poción Caritas! - Y corrió detras de una cortina de hilos para buscar cualquier cosa que sea "Caritas"
Al segundo, salió con un pequeño frasco con un líquido rosa dentro.
- ¡Mire, Don! - Dijo, extendiendole la poción.
- Gracias, mija. ¿Cuánto sería?
- 45 barras, Don.
Maldiciendo para sus adentros, el mayor sacó la billetera de su pantalón para buscar el dinero. ¿En serio costaba todo eso el raquitico frasco?
Le entregó lo que debía y salió ese lugar tan agobiante.
Esperaba que, por lo menos, funcionara de algo.
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-Eh, eh. ¿Qué tal? ¿Les gusta? -Los shippeos empiezan en el tercer capítulo, más o menos. -No van a ser tan largos los caps. - "Caritas" signífica "Amor" en latín.
