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Monday 06:45 AM

Era un lunes por la mañana y los primeros rayos de sol se asomaban por la ventana del pelirrojo mientras su alarma sonaba a su lado en su mesita de noche. El pelirrojo poco a poco fue despertando, soltó un suspiro agotado y apago su alarma, se levantó y se estiró haciendo sonar sus huesos a la vez que un quejido adolorido salía de los labios del menor.

Cuando ya estuvo completamente despierto fue al baño y llenó la tina, se sumergió en esta y comenzó a lavarse todo el cuerpo con cuidado, de vez en cuando soltaba uno que otro quejido pero nada de que preocuparse. Al poco rato ya había terminado, salió de su tina quitando el tampón para que se fuera el agua, se puso una toalla en su cintura y volvió a su habitación, se seco y se puso algo de perfume para luego ponerse su uniforme.

Cuando ya estuvo listo soltó un pequeño suspiro sonriendose a si mismo delante el espejo para darse ánimos, debía de ser un buen día, rogó en su mente.

Bajó las escaleras de manera silenciosa, tomó sus llaves y su mochila para seguido de eso salir de su casa, cuando ya estuvo afuera de su casa un suspiro relajado salió de su boca y comenzó a caminar hacia su escuela de manera calmada, iba a buena hora por lo que no llegaría atrasado.

Ya después de unos minutos llegó a la escuela, cerró sus ojos dándose ánimos a si mismo (yo puedo, yo puedo) se mentalizó para luego entrar a la escuela, y notar como una que otra persona se había detenido a mirarle y murmurar algo que realmente no quería saber. Comenzó a recorrer los pasillos de manera vaga, aún quedaban unos minutos para que el timbre sonara, por lo que aún tenía tiempo libre antes de entrar a su salón. Por lo que decidió darse una vuelta por los pasillos aprovechando lo vacío que se encontraban.

El pequeño de cabellos rojizos se encontraba caminando de manera lenta por los pasillos de su escuela, estaba mirando hacía el patio, observando como muchos chicos jugaban fútbol y reían entre ellos, se preguntaba que se sentiría ser parte de un grupo, y tener amigos que lo quisieran, pero desgraciadamente eso no se podía, debido a que el pequeño sufría de ansiedad social y no podía hablar con nadie sin ponerse a temblar, llorar o que su respiración deje de ser regular.

Siguió caminando por los pasillos con la vista pérdida y sus pensamientos en otro mundo cuando alguien chocó con el, debido al impacto se tambaleó perdiendo el equilibrio, cerró sus ojos esperando el impacto pero no hubo nada, solo sentía una mano que lo sostenía de su cintura. Lentamente abrió sus ojos viendo la figura que tenía en frente, no lo conocía, y tampoco lo había visto por lo que suponía que era un chico nuevo, era bastante guapo a decir verdad, si tan solo el pequeño no tuviera ansiedad social se haría su amigo y lo ayudaría a encajar en la escuela.

—¿Estas bien? —Le dijo aquel chico mientras le ayudaba a ponerse completamente de pie y le miraba con una sonrisa encantadora.

El pequeño, por más que lo intentara ninguna palabra salía de su boca, estaba en stock, temblando y sus pies no reaccionaban, estaba literalmente estático como un hielo. Pero al poco rato volvió a si mismo y le miró de manera fija.

—Eh... yo si, estoy bien, y... ahora... debo irme —Le dijo de manera tímida para luego salir corriendo del mayor y entró rápidamente a su salón, en donde se sentó en su puesto y ocultó su rostro entre sus manos tratando de regular su respiración.

Cuando por fin se logró calmar soltó un pequeño suspiro, pasó las manos por su rostro calmandose, ya había espantado al chico, así que no le volvería a hablar y eso para el menor era increíble, ya toda la escuela lo tenía tachado de raro y todos sabían que no debían acercarse a él, por lo que no tendría gran problema.

Monday 09:30 AM

Ya había terminado la primera hora de clases y había sonado el timbre que indicaba la salida para el primer recreo, en donde todos los alumnos podían salir, jugar y comer de sus meriendas, cosa que nuestro pequeño Ángel no hacía, por lo que soltando un suspiro se levantó con un libro en sus manos, leería hasta que tocara volver a clases y así todos los recreos. Pero no sabía que terminaría teniendo un cambio de planes.

Cuando ya estuvo fuera comenzó a buscar un lugar vacío en donde pudiera leer tranquilo sin que nadie le moleste o que le llegue una pelota en la cabeza. Cuando finalmente lo encontró comenzó a caminar hacia ahí, pero cuando estaba por llegar una mano le tomó del brazo, inmediatamente miles de imágenes pasaron por su cabeza pero intentó mantenerse estable, no debía de estar en la escuela ¿cierto? no, no debía, no sabía a que escuela iba, pensó para luego voltearse y ver quién tomaba su brazo, no pudo evitar el soltar un suspiro de alivio al ver que era aquel chico que rato atrás lo había "salvado" de caer.

—Hola —Le saludo el mayor con una sonrisa de típico galán encantador que dejaba a cualquier mujer babeando a sus pies —Me preguntaba si... ¿me podrías mostrar la escuela? soy nuevo y la verdad pareces agradable, vamos así aprovecho de conocerte —Le dijo el mayor con una amplia sonrisa en sus labios, pero al notar el nerviosismo del pequeño chico se desvaneció, quizás lo estaba incomodando pensó.

Mientras el pequeño se encontraba temblando, quería escapar de ahí y no tener que hablar con nadie pero ¿a donde?, era obvio que por más que quisiera tendría que volver a encontrarse con el mayor y realmente era eso lo que le aterraba. Por lo que después de unos minutos aclaró su garganta antes de responder.

—Bueno... eh claro que puedo... puedo mo-mostrarte la escuela, pero... ¿no sería mejor que tú... tú hablaras con alguien de tu clase? di-digo para que así los conozcas a ellos... de todas formas los verás varios años —Logró decirle el pequeño en muchos balbuceos inentendibles y muchas trabas en su manera de hablar.

Aquel chico le miró con una pequeña sonrisa y asintió levemente —Ah... cierto, tienes razón, pero me encanta conocer gente nueva y te me haces interesante, vamos será corto, solo soy un año mayor que tú —Le dijo pensando que quizás su problema era que al ser un año mayor le intimidaba y por eso le costaba tanto hablarle. Cuan equivocado estaba el mayor.

El pequeño soltó un suspiro rendido, no tenía escapatoria por lo que lo mejor sería ayudarlo, mostrarle la escuela y listo, hasta nunca, la verdad solo esperaba que alguno de los compañeros del contrario le advirtiera sobre el y le dijera que era un rarito, para que así él mayor se aleje para siempre de el tachandolo como toda la escuela de un rarito antisocial más.

—Bien... te mostraré la escuela —Dijo en un tono más bajo y comenzó a caminar de manera lenta junto al mayor que iba sonriente, parecía feliz de haber logrado lo que quería —Bueno... esta es la cafetería —Murmuró con voz temblorosa debido a lo mucho que le estaba costando eso —Los salones... la biblioteca... el laboratorio... los baños... la enfermería... —Y así siguió mostrándole cada sala que había en la escuela, para después de el recorrido más eterno del mundo terminar —Listo, eso es todo... si no necesitas nada más entonces yo me vo...

—¡Espera! chico lindo, no me dijiste tu nombre, me presento yo soy Michael, Mich para los amigos, y tú ya eres uno —Le dijo extendiendo su mano para saludarlo como correspondía.

—Yo... soy Ángel —Murmuró estrechando su mano con el contrario con una tímida sonrisa, le había llamado su amigo... y había sido realmente encantador con el, se preguntaba si supiera todo su pasado seguiría siendo así de encantador...

♡ 𝑴𝒚 𝒍𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora