El Fuego atravez de el océano

Wasser

Belcebú, Satanás, como puedas llamarle, a pesar de estar rodeado de demonios y ángeles que pierden las alas, pecadores y fantasías de deseo y lujuria. Moría. Y lo peor era que no existía heredero de su reino, no había quien enamorara u enterneciera su corazón al punto de quebrarse y entregar su reino.
Te preguntaras ¿satán? ¿Enternecido? Pues si, Lucifer siempre estuvo enamorado de el mar, de su salado sabor, de su erótico olor, de su espesa espuma, pero el mar le pertenecia al peor amigo que pudo a ver llegado a su vida, el ilustre de su destino, su maestre, Dios. Un dios codicioso, responsable y amable, quien a puesto a prueba sus discípulos, quien volvió a Lucifer quien es hoy al desterrarlo. Ese fue un gran favor, darle al ángel mas débil un reino, es señal de su bondad. Dios era grande y bondadoso,
tanto que podría decirle al mar que engendrase un ángel sin alas, un niño nacido de una ballena azul, tan humano como lo fue Jesús,tan débil como satán y con tanta fe como todos los hijos de dios.

Satán se acerco a aquella colina mas cerca de la tierra y pidio entre plegarias, un engendro en el océano, tan hermoso que cautive corazones, y tan puro como María, listo para caer en pecado y estar con satán.

Rezaba y lloraba, la enfermedad lo mataba poco a poco sin tener piedad. Los ángeles mueren pero no van a ningún lado.

Dios alzo la voz, lo miro con cariño y le dijo "Son tus palabras sinceras las que te vuelven parte de mi reino, las que liberan tus pecados, las que onran tu muerte, el como castigas a los pecadores y como pides pureza en el pecado,te e de premiar con un hijo nacido bajo el agua, engendrado en el vientre de el cadáver de una virgen ahogada, un Niño con fe y amor a tu reino de perdición, pero a cambio deberás arrepentirte de todo lo que hiciste durante tu lecho de muerte, arrepientete de tu debilidad."

Satán sonrió, y se levanto agradecido, un ángel autentico, nacido de el dolor y la muerte, destinado a estar en el infierno y en la tierra, era su orgullo, su era, el nuevo mensajero de dios, estaba siendo engendrado en el océano, tan humano como cualquiera, tan poderoso como Jesús y tan horrible como su reino, con una belleza que nadie
tendría. Era Gabriel, el fuego bajo el océano.