Capítulo IV

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Habían pasado dos días desde que Samuel le dio la pésima noticia a Guille.

2 día que los pequeños aprovecharon al máximo, no se separaban ni para ir al baño.

Pero cada noche lloraban, en la oscuridad de su habitación, y sin hacer mucho ruido, lloraban por su separación.

Sabían que estaba cerca, pero ninguno de los dos lo aceptaba, pero tampoco habían vuelto a hablar de ello.

Pero llego ese maldito día, ese día que Vegetta y Willy recordarán como el peor de su infancia.

Ya que pese a ser muy pequeños, los sentimientos pueden llegar a ser igual de grandes que los de un adulto y el lazo de amistad que tenían estos pequeños era mayor que cualquier amistad adulta.

Y pese a ser muy pequeños, tenían una madurez demasiado extrema para su edad.

P.O.V. Willy

Me desperté ilusionado, hoy iba a ir con vegetta al lago.

Me preparé y me despedí de mi madre con un gran y sonoro beso en la mejilla.

Caminé por la acera, despacio, admirando el precioso paisaje de un día soleado. Me fije en unas pequeñas ardillas que correteaban por el árbol.

-Serán amigas-pensé.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

¡Ostras Julian!, me he quedado embobado demasiado tiempo, voy a llegar tarde.

Terminé el camino corriendo-siempre con cuidado- y llegué casi sin aire.

Vi un montón de cajas en el jardín.

-¿A que estará jugando vegetta?-pensé-¿y porque no me ha esperado?

Llame a la puerta.

Un vegetta triste y apagado me abrió.

-¿Estas bien?-le pregunté- te veo pálido. Venga que llegamos tarde al lago, además mi madre nos ha preparado esas galletas que tanto te gustan, y hace un día precioso para…

-Willy-me interrumpió- me voy, y hoy ya es definitivo, he hecho todo lo posible para quedarme, pero nada a valido la pena…

-¡No!-me tire al suelo- no puede ser, no… Nosotros tenemos que estar siempre juntos-empecé a llorar- somos mejores amigos, ¿no?, y los mejores amigos no se abandonan. No puedes dejarme aquí solo, me niego…

-Guille-me abrazo- claro que somos mejores amigos, y yo tampoco quiero irme, pero no me queda otra opción. Seguiremos manteniendo el contacto cueste lo que cueste, y convenceré a mis padres para venir de vacaciones y así poder vernos. Creeme que esto no es fácil para ninguno de los dos…

-Pero… ¿y con quien reiré ahora?,¿con quien podre hablar tan bien como contigo?… No quiero que nadie te reemplace… Me niego…

-Willy, creeme que nadie te podrá remplazar, eso te lo aseguro -me abrazó.

-Prometeme que no me olvidarás nunca, y que siempre llevarás la pulsera que te regalé contigo -dije intentando parar de llorar.

-Lo prometo, y tu, prometeme que no me olvidarás nunca y que siempre llevaras esto…


No todos los ángeles vuelan.(Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora