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"Carmesí"

La camilla iba a toda prisa con un cuerpo casi inerte encima. Taehyung y Jungkook no pararon de observar al convaleciente hombre, se percataron que seguía consciente y el menor pidió con apuro una dosis de anestesia.

—¡No...! —gimió el rubio. Todos a su alrededor estaban sobrecogidos cuando le escucharon gritar y apretar con fuerza la manga pulida de Jungkook, ahora manchada en sangre— ¡No puedo...!

—Yoongi, lo necesitas... Por favor —se angustió e ignoró la pregunta de una practicante sorprendida a su lado: "¿lo conoces...?".

—¡No! No quiero... No puedo... —negó frenéticamente con lágrimas de dolor recorriendo su rostro— No quiero morir... sin antes verte una última vez... Jungkook —carraspeó áspero. 

—¡NO! ¡No vas a morir! ¿¡Me oyes!? —la camilla emprendió su veloz rumbo otra vez y Jungkook acarició la mano de Yoongi, la cual temblaba— ¡Vamos a salvarte! ¿¡Entendido!?

—Kookie... —musitó apenas su nombre, con sus pocas fuerzas.

—Hyung... —lloró Jungkook, sintiendo la mano de su novio para apartarlo del rubio.

—¡Sedante! ¡Anestesia! ¡YA! —bramó Kim con intranquilidad y afrontando de manera sabia la trágica situación. Se ocupó de la máquina de anestesia y le entregaron una mascarilla de oxígeno para garantizarle la vida. Fue ahí que cuando le acomodó la mascarilla, le regaló una mirada bondadosa— Todo irá bien. Lo prometemos —juró con su mano en el corazón.

Yoongi cerró sus pesados párpados y cayó rendido en el sueño. Tuvo un desmayo maquinal profundo y entró a pabellón, listo para una intervención. Antes de dar un paso dentro de la sala de urgencias, Kim masajeó los hombros de Jeon con cariño y besó su frente. No dijeron nada, sabían que iba a ser un trabajo delicado y duro de ver. Crudo. Y con un último abrazo, el mayor limpió las lágrimas de su novio. Se pusieron mascarillas limpias y guantes en las manos, respiraron profundo y entraron.

Ojalá la vida no fuera tan frágil como el cristal.

—El paciente ha sobrevivido a dos impactos de bala afortunadamente —anunció la cirujana a cargo y se dirigió con su mirada a todos los ayudantes a su alrededor, incluyendo a Taehyung y Jungkook—, ¡nuestra intervención ha sido todo un éxito! 

Toda la multitud en esa sala de emergencias celebró el milagro y se abrazaron con emoción, reflejando las lágrimas de alivio; Min Yoongi seguía con vida. Le llevaron cautelosos a una habitación de hospitalización y abandonaron el ambiente para dejar descansar al malherido; a excepción de alguien.

—Quiero quedarme aquí —suplicó Jungkook con tristeza en su mirada, al lado de la camilla—. Por favor...

Él y Taehyung eran los únicos en la habitación de Yoongi, y el mayor no pudo evitar los ojos llenos de pesadumbre de Jungkook. Se compadeció finalmente y besó a Jungkook antes de abrir la puerta, procurando que nadie les encontrara.

—Yo te cubro —le tranquilizó con una dulce sonrisa, cerrando la puerta tras él.

No pasaron unos minutos, fueron un par de horas cuando los ojos de Min Yoongi respondieron. Lo primero que encontró al despertar fue a su primer amor, y no supo determinar si acabó muerto o en el cielo.

—Hola —susurró el castaño con una gran sonrisa, sus ojos brillando como estrellas.

—Hola... —demoró en murmurar casi inaudible. 

—¿Cómo te sientes?

Yoongi analizó su alrededor y frunció su ceño, bufando.

—Como una pluma.

—Eso... es inusual —estimó con algo de gracia. Se reflejaron sus miradas por unos segundos y Jungkook volvió a tomar la palabra. Estaba impaciente—. ¿Qué pasó, hyung?

Yoongi sabía a lo que se refería, y suspiró con un gigante pesar. Apartó su mirada y separó sus labios.

—No te soportaba lejos. Fui tras de ti —confesó cabizbajo, con un Jungkook bajo el impacto de sus palabras a su lado—. Yuqi vino conmigo y... terminé con ella.

—¿Tenían una relación? —el rubio asintió sin mirarle, como un niño pequeño reprendido— Vaya... ¿Y qué ocurrió?

—No funcionamos —soltó sin más atados y levantó su quijada—. Luego de ello mi depresión fue más severa y acabé en líos de tráfico ilegal. Lo lamento —imploró mirándole con arrepentimiento. Solo quería su perdón. Al menos su cariño...

—Dios... Hyung... —le abrazó con delicadeza y le arrulló sus mejillas— Debes curarte, ¿está bien? Todos estaremos a tu lado. Tae, Jae, Yuqi, yo...

—Yuqi me mandó a la mierda.

—¿Entonces cómo me explicas que esté esperando por ti en la sala de espera? —los ojos del rubio se abrieron con pasmo y se congeló. Jungkook, por su parte, amplió su sonreír y rozó con afecto su hombro. Otros oídos se unieron a la conversación y escucharon con atención tras la puerta. Con disimulo— Escucha —pidió al acogido—. Todo irá bien desde ahora; como amigo, te lo juro. Y te puedo asegurar que Yuqi volverá a ti.

—¿Cómo lo sabes?

—A veces, las palabras no tienen suficiente significado como una mirada. Puedo verla... —Yoongi calló y sintió su corazón volver a latir— Tal como lo inesperado, yo sí creo en el destino, ¿sabes? Mi felicidad... llegó en un chico de la universidad, sin ningún aviso. El destino de tu amor puede llevar nombre y apellido. Y sabrás que es la persona indicada cuando los colores de tu arco iris sean más alegres día tras día.

—¿Arco iris? —rió Yoongi, observándole con curiosidad.

—Sí, hyung. Muchos colores... —suspiró jugueteando con sus dedos.

El pulsó de Taehyung se descontroló al oír cada palabra de las dichas en esa habitación. Jungkook... era su destino. De verdad le amaba con pasión. Un delicado color carmín se sintió en sus mejillas. Su corazón sonreía igual que él y dulces cantos como ángeles le acobijaron.

De pronto escuchó unas quejas más allá de esa puerta y se alarmó cuando se abrió estrepitosamente, dejándolo en el suelo.

—¡Hyung! ¡Debes quedarte en cama! ¡REGRESA!

Ambos, Jungkook y Taehyung, persiguieron el cojo paso de Min. De manera inesperada, su caminar era veloz y tenía un rumbo fijo. Llegó a la sala de esperas y llamó al nombre de la chica.

—¡Yo-Yoongi-ah! ¿Cómo es que...? 

Su frase no terminó hasta que repentinamente, el rubio besó con firmeza los labios de la peli-anaranjada. Esta no pudo reaccionar al instante, pero no refutó. Yoongi tenía su mente clara, y estaba en busca de felicidad. Sabía que la felicidad no estaba en todas partes, pero cuando la descubres es mejor no dejarla ir. Kim y Jeon presenciaron con estupefacción y la escena se llenó de aplausos. La gente admiraba a la pareja y exaltaban la emoción.

Después de todo, tu destino sí puede llevar un nombre y apellido. 

camaleón ¹ • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora