Prólogo

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- ¡Alto por favor!

No sabía por qué pero esta vez no habían lágrimas, ni suspiros que se ahogaban entre mis suplicas. Esto era odio puro, algo que nunca había sentido y que acababa de explotar. Quisiera que sintiera lo que me hacía, porque parecía no tener ni una sola pizca de compasión conmigo.

Me encantaría regresas a esos momentos en los que reía contigo. ¿Lo recuerdas? Corríamos de un extremo del patio trasero al otro extremo sin preocuparnos si nos ensuciábamos, incluso se te olvidaba lavarte las manos cada vez que te llamaban para comer y yo me dormía sin bañarme, no había quien me dijera que hacer. Pero todo cambio cuando comencé a fijarme en la ventana de mi casa, con miedo de que la cortina pudiese abrirse y tener ese par de ojos sobre mí todo el tiempo.

Pero... entendí que después de aquí no tengo a donde ir, y aunque estés conmigo tomándome de la mano cada vez que duele, este es ese momento que... ya saben, sentimos el último... y a este punto, no puedes salvarme.

No Podré OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora