Capítulo 5: El papá

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Vine a ver a mi hija” Informó.

La piel se me erizó, pero antes de que pudiera reaccionar escuché la voz de Rupert.

-¿De qué hija estás hablando? – se puso a la defensiva.

-La que tengo con Kristen– Rob se volteó para verlo de frente.

-Estás equivocado, esa pequeña es mía – contra atacó.

-¿Ah sí?, pues pregúntale y sácate esa duda de una vez.

¡Oh mi Dios! Estaban armando un escándalo en pleno hospital.

La rabia inundó mis sentidos y mi instinto materno salió a flote. Yo no iba a permitir que mi pequeña presenciara semejante espectáculo a pocas horas de nacida.

-Señora Stewart – me llamó la enfermera – podría decir quién es el padre de la bebé para que detengan esta discusión – me rogó.

La ira que estaba conteniendo hizo que mi boca pronunciara una sola palabra que dejó aturdidos a todos:

-Ninguno –me miró como si tuviera tres ojos en vez de dos – dígales que ninguno de ellos es el padre de Zoe, en fin, que ella no tiene padre sólo una madre y esa madre soy yo.

La enfermera asintió no muy convencida.

-¡aah! Se me olvidaba – le dije antes de que saliera – dígales también que no los quiero volver a ver en mi p… - me detuve, no podía decir groserías en una habitación llenas de bebés y menos estando presente mi hija – en mi vida.

La enfermera volvió a asentir y salió, por el gran ventanal vi cómo se les deformaba la cara de ambos al recibir mi mensaje.

Eso se merecía ese par de incompetentes, necios y cavernícolas…

Volví mi vista a mi hija.

-¿La puedo cargar? – le pregunté a la otra enfermera que estaba allí.

-¡Claro! – respondió con una sonrisa. Tomó a mi hija entre sus brazos y yo sin experiencia crucé mis brazos para cargarla.

Sentir su calidez hizo que mi corazón latiera a mil.

Ahora me daba cuenta que mi vida sí tenía sentido, todo lo logrado alrededor de estos años, los millones, los seguidores, la fama, no se comparaba con esto…

Zoe hizo un puchero y pequeños sollozos empezaron a sonar.

-Tiene hambre - anunció la enfermera - le enseñaré a darle el pecho.

Bajó un poco mi bata para dejar uno de mis pechos expuestos, lo agarró y lo posicionó cerca de la boca de mi hija, instintivamente Zoe abrió su pequeña boquita y sentí su cálida lengua en mi pezón. Fue como si en ese momento nos conectáramos de una forma distinta.
Empezó a succionar y gemí de dolor.

-Dolerá al principio - anunció la enfermera- pero con el tiempo pasará y después querrás que no pare ya que también será algo incómodo andar con los pechos llenos de leche - me sonrió con dulzura.

A los quince minutos me hicieron cambiarla de pecho. Yo solo la observaba, aún no podía caer en cuenta que era mi bebita ¡mía! Lo único que realmente me pertenecía. Agarré su diminuta mano y ella atrapó mi dedo índice entre los de ella. Sonreí y le di un beso en sus deditos y otro en su frentecita.

Me costó mucho separarme de ella cuando se hubo dormido, pero la enfermera me informó que me la llevarían más tarde ya que todos los problemas que un recién nacido podría tener estaban descartados, pero de todas maneras permanecería un día más aquí. El alta nos la darían pasado mañana.

(…)

-¿Se han ido? – pregunté con cautela a Cameron que entraba por la puerta. Yo tenía cargada a Zoe mientras hacía que bote sus gases.

RESULTADO: POSITIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora