Hace mucho tiempo, en unas tierras lejanas, sobre el bosque frondoso verde, con árboles enormes y altos, dentro de una mansión como las de las películas vivía una princesa con su familia, la familia era respetada por todos y odiada por muchos, en si estaba compuesta por muchos miembros, pero la más conocida e importante era la hermosa y bondadosa princesa, quien era muy amable con todos, además de ser súper inteligente y estudiosa dedicada a comerse todos los libros de su biblioteca.
Cada año se le celebra a cada hijo su fiesta en la gran mansión del bosque, abriendo las puertas a ciertas personas cercanas a la familia, como los que trabajan para ellos, los vendedores a los que ellos acuden y demás personas, pero este año la princesa era mayor de edad, dándole la oportunidad de organizar su fiesta en invitar a quienes quisiera.
La princesa en su enorme bondad invito a tantos como pudo, entre ellos un joven campesino que conoció hacía unos meses atrás, y si, ese joven, era yo. Al igual que ella me apasiona estudiar, pero nuestra biblioteca no tiene muchos libros, de los cuales muchos me los he repetido varias veces. Pero un día llegó la princesa a donar unos cuantos libros de su biblioteca y allí la conocí, fue muy amable conmigo, aunque mis nervios me traicionaron y solo salieron incoherencias de mi boca, pero... Ella me dijo que era un buen chico y que le agrade, así que me dio su número para que habláramos de vez en cuando (Cada que tuviera tiempo, es decir, nunca), desde ese entonces siempre intentaba escribirle, pero era raro cuando me respondía, y solo dos veces la volví a ver llegando a donar libros a la biblioteca.
En fin, llegó el día de su cumpleaños y le escribí un lindo y dulce poema, al igual que un mensaje de buenos dias, pero no lo vio en todo el día. Aliste mis cosas, al igual que mis mejores ropas de gala, ya que ahora mismo solo iría a ver si tenía suerte de toparmela ya que estaría paseando en las afueras de la mansión para convivir con todos y luego me cambiaría para la cena.
Llegue frente a la mansión y nunca había visto algo tan hermoso. Una enorme casa como de película con un enorme patio delantero, el cual antes de llegar a ese patio había otro patio un tanto más pequeño con una fuente en medio y vista a los laterales, en los cuales habían canchas para jugar, donde muchos estaban llevando a cabo sus juegos y ventas. Hacia un tiempo frío y frondoso, pero eso no era motivo para decaerse, todos jugaban, reían y se la pasaban felices. Los reyes estaban frente a la fuente recibiendo a todos con una enorme sonrisa, los hermanos de la princesa jugaban con los de los laterales, y la princesa descansaba sentada en la orilla del patio con la fuente, saludando a todo aquel que llegaba.
Entusiasmado, me apresure a llegar para platicar con ella, pero cuando llegue, un tipo de piel gris, maltratado y mediocre estaba maldiciendo y maltratando a la familia mientras hacía según él, una maldición con un yoyo, llamando la atención de todos e incomodando a muchos. Los reyes permanecieron callados y no dijeron nada, los hermanos furiosos preparados para golpear al tipo por toda palabra dicha contra su hermana y la princesa, al igual que los reyes, solo escuchaba, pero en su rostro noté como le afectaba cada palabra en su contra... Lastimosamente este tipo era mi compañero, pero dejé de serlo cuando enloqueció por la muerte de sus padres, culpando a los reyes por ello. Me avergonzaba y preocupaba que me relacionaran con él y luego me hecharan.
Terminó todo su discurso y se marchó, para más vergüenza y desastre mío, estaba jugando con un yoyo, y por la expresión de los reyes creyeron que llegaría a decirles algo también, a lo que tire el yoyo y les di las gracias por la invitación, luego me dirigía al costado contrario de donde estaba la princesa a platicar con su hermano mediano, ya que no se veía bien luego de las palabras del tipo loco, "Se encuentra bien majestad?" Pregunté, asentó con la cabeza sin decir nada, luego regreso al juego en el que estaba debido al conflicto que se formó del cual hirieron a uno de los que se encontraban alli.
Me levanté y quería hablar con la princesa y consolarla, ya que se veía decaída por el suceso anterior, pero, me interceptó su hermanito más pequeño, el cual me dijo: "Yo te he visto, bueno, leído, estás en el diario de mi hermana". Inmediatamente me interesó de pronto el niño y le preste atención, respondiéndole: "Bueno, ella y yo nos conocemos, es muy linda enserio y ha sido muy amable conmigo". El jovencito sonriendo, mostrando nada de interés y cambiando de tema dijo: "Este clima me gusta y a la vez no", a lo que le respondí: "Bueno, a mí me encanta este clima, a pesar de todo, puede ser engañoso, más en los bosques como este, por eso ten cuidado, ya que el aire se puede volver bastante denso hasta sofocar los que estén debajo de él, pero por mis conocimientos te aseguro que pronto cambiará" diciendo esto veía y prestaba atención a la princesa, quien jugaba con su cabello, pero cuando mire, el niño ya no estaba.
Al fin era mi oportunidad, comenzando a dar mis primeros pasos en dirección a ella, cuando tocaron las campanas, al cena estaba servida, la presentación lista y todo el mundo debía entrar. La princesa y los reyes se fueron por detrás para entrar, los hermanos estaban conviviendo con los invitados, en la entrada dos camareros con apariencia de gnomos y ogros, con piel áspera, ojos saltones, orejas grandes como de elefante, narices enormes, pero con una actitud positiva, molestona y agradable, estaban junto a los hermanos molestando con sus nuevos amigos.
Pase frente a ellos y me dieron la bienvenida, el hermano mediano, me estrecho la mano y me pidió mi entrada, se la mostré y le dije que tenía que hablar con su hermana, si podía llamarlas porque tenía un regalo que darle. Sin prestarme mucha atención se fue y regreso, lamentablemente a quien trajo fue a mi hermano, quien sabe por qué, pero allí estaba, aunque como de costumbre se ha de haber colado solo por la comida.
En el salón de entrada se encontraban enormes mesas con un sin fin de platos y cubiertos, con adornos grises y negros, salón el cual sería para los invitados no tan relevantes, pero qué de igual manera serían atendidos, luego en el salón detrás de las gradas, al cual solo accedían los importantes para la familia, se encontraban mesas medianas, con platos y cubiertos más elegantes, al igual que decoraciones de gala rojos, con paredes Rojas y faros de luz que atravesaban de una esquina a otra sin dejar un rastro de sombra. Frente a las mesas en este mismo salón, estaba un gran escenario, al parecer tenían una presentación preparada.
Mientras me deleitaba con los bocadillos y me apenaba con mi hermano, que nuevamente, solo Dios sabe cómo logro tener una invitación y encima de, para el salón especial, me percate que no me había cambiado, más aún cuando el joven al lado mío se rió y me preguntó si eso era lo mejor que tenía para una gala tan importante. Tomé mi bolsón con mis ropas de gala y busque el baño, me cambié y saliendo vi una tienda, la cual vendía manzanas (en estos tiempos, no se encontraban en ningún lado y la época en que se encontraban era muy corta) emocionado siendo esta mi fruta favorita, pregunté... Válgame Dios, 15 penanques!!! (equivalente a Q95), solo por una manzana roja... Obviamente no me alcanzaba ni para el carruaje de regreso al pueblo que eran 0.25 penanques.
Regrese a mi mesa, las luces se apagaron y sobre el escenario se encontraban una persona encogida entre sus piernas y sentada, ocultando su rostro y a su lado los dos camareros de la entrada, se posaron las luces sobre ellos y comenzaron a bailar, posterior y siguiendo la coreografía, la persona levanto el rostro y sí, era la princesa, quien vestía un hermoso vestido morado con decoraciones doradas, y movía sus brazos de un lado a otro, como pájaros danzando en el aire al ritmo de la música.
Deleitándome y observando tal belleza, fue donde comprendí, que ella está muy lejos de mi alcancé, más no imposible...
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Invitado a la fiesta de una princesa
RandomEsta es la historia de un simple campesino enamorado de la princesa del pueblo