Ya han pasado cerca de 2 años desde mi muerte, incluso tal vez un poco más, empiezo a creer que buscar es inútil tal vez solo deba aceptar que estoy atrapada aquí, pero quizás eso es ir muy lejos, debería empezar por el principio creo...
Mi nombre es Rose Flying, tengo 21 años y estoy en tercer año de universidad, mi sueño es un día volverme una de las mejores escritoras que haya habido o al menos ese era mi sueño.
Un día como cualquier otro iba saliendo de clases mientras pensaba en los deberes que me habían dejado los maestros escuché una voz familiar.
-- ¡Rose! -- Gritaron.
Me di la vuelta y era una amiga mía, Charlie, nos conocemos desde hace años ella y yo somos vecinas. Charlie es una chica linda y de baja estatura, no es como que yo sea muy alta de todos modos, su cabello es castaño y no muy largo, solo vive con su madre ya que su padre murió cuando ella tenía solo 3 años, aunque a la gente de nuestro vecindario les gusta más la versión en la que las abandonó.
-- Hola Charlie, ¿Cómo estás?, Pensé que aún tenías clases. -- Pregunté.
-- Acabaron hace poco, pero deberíamos hacer algo este fin de semana para celebrar que acabaron los exámenes, incluso podríamos llamar a Finn -- Ella me dió ligeros golpes con el codo mientras enfatizó la idea de llamar a Finn.
Finn, al igual que Charlie, ha sido mi vecino desde que éramos niños y ella ha creído todo el tiempo que haríamos una buena pareja, el es lindo, considerado, alto, delgado y de cabello rubio, siempre me ha apoyado y cuidado después de todo nuestras madres se conocieron y nos presentaron cuando tenía alrededor de 4 años y el alrededor de 6, aunque creo que sí saliéramos podría ser un inconveniente para que el siga adelante con su sueño de ser detective, el ha soñado con eso desde niños, nunca pensé que se lo tomaría tan enserio pero justo ahora el es un policía en entrenamiento y no quiero distraerlo después de todo le costó mucho trabajo llegar a dónde está.
-- No creo que sea buena idea, sabes lo que las demás vecinas dicen de nosotras por todas las veces que salimos, solas, con Finn, o por el como vestimos o nos arreglamos, sin mencionar que mis padres no estarán muy de acuerdo... -- Dije algo insegura.
-- ¡Ellas son de otros tiempos, anticuadas y aburridas!, Deberían entender que ya nada es como antes, solo les gusta tener algo de que hablar para chismear si se fijarán en lo que sus hijas hacen verían que son peores que nosotras y lo sabes.
Escucha Rose, estamos en universidad hay que aprovechar el tiempo y pasarla bien, ¡Cuando seas una gran escritora y publiques todas tus grandes historias la gente no te dejará tranquila! Así que, mientras quiero pasar mucho tiempo con mi mejor amiga..... Y tal vez también con Finn jaja, ¿Qué dices? -- Ella me miró con una cara suplicante y esos ojos enormes brillosos que simplemente tuve que aceptar.
-- Sigh... -- Suspiré -- Está bien, le mandaré mensaje más tarde --
El resto de la tarde siguió normal y tranquila, otro día de escuela había terminado y era hora de ir a casa, lamentablemente.
A unas pocas calles de llegar, en una casa en particular por la que odiaba pasar, principalmente por la persona que vivía ahí, pero por desgracia era el camino más rápido y seguro a mi casa, volví a escuchar su desagradable voz hablarme e incluso queriendo acercarse a mi de nuevo.
-- ¡HEY!, Muñeca, ¿otro día en la estúpida escuela?, deberías mejor buscarte un buen marido un buen hombre, alguien que te cuide y te de las comodidades que mereces no perder el tiempo en ese aburrido e inútil lugar que simplemente no es para las mujeres -- Dijo el hombre que vivía en esa casa, su nombre es Hans, desde poco antes que entrará a la universidad no deja de molestar incluso las veces que he llegado a pasar con mis amigos me ha gritado cosas horribles.
-- Si fueras mi esposa no permitiría que perdieras el tiempo así, las mujeres deberían estar en casa, aprendiendo a cocinar y cocer, atender a sus esposos y cuidar a sus hijos, ¿qué te parecería entrar a discutir esto un par de horas preciosa? -- Mientras decía eso noté que quiso alcanzarme con su mano, estaba apunto de usar el gas pimienta que cargo siempre pero oí a alguien decir: -- Esa no es forma de hablarle a una señorita, sobre todo enfrente de un oficial de policía ¿No lo cree? --
Cuando alcé la cabeza Vi que era Finn, ¡Justo a tiempo!
-- Maldito mocoso, así que ahora eres policía ¿eh? -- Dijo el señor Hans mientras veía a Finn con burla y desprecio, después de todo no es la primera vez que Finn llega a defenderme de él.
-- En entrenamiento, pero si gusta podríamos llamar a uno real para ver qué opina sobre todo esto -- Dijo Finn seguro y decidido mientras acercaba su mano a la radio.
-- Tsk -- El señor Hans trono la lengua mientras se daba la vuelta -- ¡Pudrete!, Esa zorrita va a ser mía tarde o temprano y lo sabes puto imbécil -- Esas palabras me helaron la sangre, Finn esperó a que ese viejo se metiera a su casa de nuevo y se acercó rápidamente a mi.
-- ¿Estás bien?, ¿Aún tienes el gas pimienta que te di? -- Me decía preocupado mientras se aseguraba de que no me hubiera pasado nada.
-- Sí, estoy bien gracias a ti, y aún lo tengo después de todo lo cargo todo el tiempo, pero mejor vámonos de aquí por favor... -- Nos fuimos de esa calle lo más pronto posible aunque las palabras del viejo Hans me dejaron inquietas y con miedo incluso temblaba mientras veía como su casa se quedaba atrás.
Mientras caminábamos a casa Finn me miraba temblar, aunque era de forma inconsciente.
-- ¿Estás segura que estás bien? Podemos llamar a alguien si quieres o ir por un té o un café para que puedas calmarte un poco --
Vi detenidamente a Finn a punto de decirle que si, pero pensé "Él sigue estando en entrenamiento esto le podría causar problemas", lo mire un poco más y respondí -- Estoy bien, no es la primera vez, además ya sabes cómo son mis padres si descubren que esto sucedió solo dirán lo de siempre, "¡Tu tienes la culpa! ¿Que acaso no ves la forma en la que te vistes o como provocas a los demás?", Ya sabes, no quiero oír sus gritos hoy o por lo menos no más de lo necesario... -- Finn me miró un rato, puso su brazo al rededor mío y seguimos caminando en silencio hasta llegar a mi casa, me acompaño hasta la puerta.
-- Sabes que cuentas conmigo para lo que sea Rose, si quieres que vaya por ti hasta la universidad lo haré, no es ningún problema para mí -- Mientras decía todo eso puso su mano en mi hombro y pude sentir un latido acelerado en mi pecho.
-- ¡Gracias!, Pero es suficiente con lo que hiciste hoy no podría molestarte de esa forma -- Le sonreí ligeramente, sus palabras me habían hecho calmar.
-- ¡AH!, No es nada, es decir eres mi mejor amiga y eso hacen los amigos supongo.... ¡O SEA! No es que te considere solo mi amiga o que solo quiera que seamos amigos, tú eres muy linda e inteligente y ahora creo que debería callarme por qué ahora estoy hablando como imbécil y estoy arruinando el momento... -- Finn se había sonrojado tanto que incluso sus orejas estaban poniéndose rojas, se veía muy tierno, puse mi mano en su brazo para calmarlo.
-- Tranquilo no hablas como un imbécil ni estás arruinando nada, gracias por acompañarme hasta acá, nos vemos luego ¿De acuerdo? -- Lo abrace para despedirme de él y se fue a su casa aunque podría jurar que lo escuché celebrar con un grito poco más adelante.
Me quedé mirando la perilla de mi puerta por unos minutos tomando fuerzas para entrar y afrontar a mis padres, ya sabía lo que me esperaba al abrir la puerta de cualquier forma, después de un buen rato entre ya que estar esperando afuera de la puerta viendo la perilla no evitaría o cambiaría nada.
-- ¡Estoy en casa! -- Grité.
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La historia de una más
Teen FictionUna chica normal, una vida normal, ¿una tragedia normal?. Después de que Rose Flying fuera asesinada injustamente su fantasma no puede descansar y solo quiere dos cosas, respuestas y justicia, con ayuda de su amigo de la infancia quien puede verla...