Nueve

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Una voz interrumpió al castaño de posiblemente matar al peliblanco.

-¿Chiqui ya vienes? necesito tu ayuda con Ricardo- Samuel habló desde el interior de la casa, el castaño al escuchar la voz de su amado sus 5 sentidos regresaron pensando en lo que estuvo a punto de hacer, sus ojos volvieron a la normalidad, sus colmillos se volvieron más pequeños pero no regresaron a la normalidad, las garras de oso desaparecieron volviendo casi todo a la normalidad.

-Ahora voy cariño- Rubén hablo como si nada pasara sin dejar de mirar al menor, el plan de Guillermo fracaso nuevamente. El mayor comenzó a caminar en la dirección que se encontraba Guillermo el cual comenzó a retroceder torpemente mientras en los ojos del contrario volvía el brillo verde de antes, el menor se chocó con la muralla, Rubén lo sujeto de la camisa levantandolo del suelo -Con mi familia no te metas, si te metes con mi familia no saldrás vivo de esta- Rubén uso su gran fuerza arrojando al menor al piso -¡ahora lárgate de mi casa!- Guillermo se levantó del suelo mirando al castaño, tomó su espada la cual había caído junto con el y sin decir nada más brinco la muralla desapareciendo de la vista del castaño, el mayor dio un sonoro suspiro para poder tranquilizarse, camino a la entrada de su casa encontrando a Samuel luchando con Ricardo el cual intentaba quitarle un filete al pelinegro Rubén sonrió al ver la escena y corrió a ayudar a su pareja quitándole a Ricardo de enzima para después darle un gran hueso a todos sus perros para evitar otro incidente.

-¿Puedes servirme más?- pregunto el castaño por tercera vez

-Hoy si que estas hambriento- Samuel sonrió tomando el plato para servir comida de nuevo

-Lo siento... es solo que cocinas delicioso- Rubén siempre tenía el mismo problema cada vez que perdía el control, siempre que volvía a la normalidad tenía el apetito de un oso

-No te disculpes chiqui, no importa cuantas veces tenga que cocinar para ti, siempre lo hago para mantenerte feliz osito- Samuel dejó el plato de comida en la mesa para después darle un beso al castaño. Samuel miraba al mayor mientras comía

-Chiqui soy yo o tus colmillos crecieron?- habló de la nada el pelinegro lo cual hizo que el castaño se atragantara con la comida provocando una tos.

-No es nada, a veces me pasa después regresarán a la normalidad- Rubén le mintió al pelinegro, no quería que supiera de la reciente pelea que acababa de suceder.

-Vale...- el pelinegro dudaba un poco de lo que le dijo el castaño pero prefirió no decir nada más -¿Por qué tardaste tanto en entrar?- el menor intento cambiar el tema de conversación

-Por nada, solo alimente a Juan Carlos y arregle una valla que estaba floja- Rubén odiaba mentirle al menor pero no tenía opción, no quería que Guillermo le dijera que estuvo en la hermandad, quería decírselo pero quería esperar el momento indicado. Samuel notaba raro al castaño aunque no entendía el porqué.

-¿Te pasa algo chiqui?- dijo Samuel en un tono preocupado y serio

-No es nada, solo estoy cansado- Rubén no mentía del todo, realmente se sentía cansado pero también quería evitar dar explicaciones al menor. Cuando el castaño terminó su comida, se dirigió junto a su pareja a la cama, ambos se pusieron cómodos e intentaron dormir, Samuel se quedó dormido casi al instante mientras que Rubén no podía conciliar el sueño, se quedo despierto por horas pensando en como decirle al menor sobre su pasado "malvado".

Los días pasaron, rubén cada vez dormía menos y se volvía cada vez más protector con el menor y con sus pequeñas mascotas, Samuel sabía que el castaño le ocultaba algo pero cada que le preguntaba evitaba evitaba contestar su pregunta o cambiaba el tema lo antes posible y Samuel ya estaba harto de eso. ambos caminaban en dirección al pueblo de Karmaland para comprar decoraciones las cuales quería el mayor, Samuel se detuvo de la nada mirando decidido al castaño, Rubén no entendía por que el de ojos morados dejó de caminar, ambos se detuvieron, samuel dio un suspiro y comenzó a hablar

Dulce Amor - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora