Ya terminada la jornada escolar, me despedí de mis amigas y me fui en mi bicicleta nuevamente a casa. Hoy no teníamos entrenamiento ya que nuestra entrenadora asistió enferma ayer a estar con nosotras y nos avisó que hoy no podría venir.
Al llegar a casa, dejé mi bici dentro del garaje donde estaban los dos autos de papá y entré por una pequeña puerta que conecta con la casa. Apenas ingrese, mi olfato se activó, llevándome directo a la cocina donde Marta al parecer horneaba un pastel.
- Marta, dime que eso en el horno es un pastel de chocolate, lo huelo desde el garaje.
Marta, que batía algo en una fuente, me miró sonriendo...aunque su cara cambió a una de sorpresa.
- Mi niña, te vez preciosa vestida de esa manera. Me encanta como te queda.
- Muchas gracias Marta.Le sonreí amablemente y sus ojos pasaron de sorprendidos a unos dubitativos. Paró de revolver lo que ahora se veía como buttercream y puso sus manos en su cadera.
- Yo soy la que lava tu ropa así que conozco tus prendas... Y esas no son tuyas. ¿Que pasó?
- ¿Por qué tendría que pasar algo?
- Te conozco como la palma de mi mano, tú no te pondrías algo así a menos que no quedara opción. ¿Que sucedió?Suspiré derrotada. Consideraba a Marta como una segunda madre y sabía que no dejaría pasar esto.
- Chad y unos amigos estuvieron molestándome nuevamente, traté de ignorarlos, pero nombraron a mi bebé... Y después me arrojaron un vaso de agua por toda la espalda.
Marta cubrió su boca con las manos sorprendida.
- ¿Chad hizo eso?
- No, fue uno de sus amigos, pero el no hizo nada por detenerlo y solo quedo parado ahí como idiota.
- Hay algo que no me estas contando.Mierda.
- Am... Puede que me enojara con ellos... Como puede que le quebrara la nariz a uno y le doblara el brazo a otro.
Abriendo los ojos en conmoción, Marta me miró por unos momentos antes de reirse sin parar apoyada en el mueble de la cocina. Justo en ese momento, mi querido hermano decidió aparecer bajando las escaleras y yendo hacia nosotras.
- Marta ¿Por qué te ríes como desquiciada?
Por alguna razón, eso le provocó más risa aún y Max me miró interrogante.
- ¿Qué haces vestida de esa manera? Ese no es tu estilo, ve a cambiarte.
Marta se calmó bebiendo un vaso de agua y luego miró molesta a Max.
- Tu hermana se ve preciosa y tú debes dejar de ser tan posesivo con ella, o no hay pastel de chocolate para ti.
Max bufó y se fue a sentar al sofá a colocar algún partido de baloncesto que estén dando. Es lo único que coloca en la televisión así que ni necesito ir a verlo.
- Marta, iré a cambiarme. ¿Dónde está mamá?
- Tuvo que ir a la oficina cariño. La llamaron a una reunión para arreglar las últimas cosas antes de que viaje.
- Entiendo. Estaré en mi habitación.
- Alexandra.Me detuve. Casi nunca me llamaba de esa manera. Me giré para mirarla.
- ¿Pasa algo?
- Porque te quiero es que te digo esto. Yo conozco a Chad desde pequeño ya que su madre es una muy buena amiga mía.- No tenía idea de eso.- Y él nunca ha sido de las personas que molesta porque sí; Actúa con propósitos la mayoría del tiempo. Por favor, piensa en eso.Prendió la batidora y prosiguió a terminar la buttercream. Yo quede momentáneamente petrificada en mi sitio, pensando en lo que significaban sus palabras. Me moví cuando la sentí abrir el horno y subí corriendo las escaleras hasta mi habitación.
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Anotando en mi corazón.
Teen FictionAlexandra, o más conocida como Alex, es una chica de 17 años que debido al trabajo de sus padres toma la decisión de abandonar el equipo de Fútbol femenino de su escuela para mudarse junto a todos a un nuevo país. Al llegar, queda cautivada con su e...