Era una mañana soleada, no había dormido como de costumbre, me encontraba meditabundo, mire por mi ventana, note que todos sonreían, parecía no encajar, percibía almas coloridas y sentimientos momentáneos, todo era asfixiante y monótono, la universidad, el trabajo, etc. Siempre con lo mismo, por este temperamento perderé a las pocas personas que me soportan, sentía que mi cuerpo era la cárcel en la cual mi alma estaba preso, solo tengo la necesidad de huir y entrar en mi habitación.
Todo lo que veía y escucha me parecía tan absurdo, cada programa de televisión, cada canción, cada libro, me enseñaban a alcanzar a una felicidad sustentada en materialismo y consumismo puro, estoy harto de todo, solo tengo la necesidad de huir y entrar en mi habitación.
Cuando salía, ver a individuos dándose muestras de afecto me parecía nauseabundo, mi posición respecto al amor era rotunda, ¿Qué es?, simple, es un insecto que te va carcomiendo, cuando menos lo esperas terminas encadenado a alguien que no sabes si amas, igual todo era pasajero, para que perder el tiempo en tonterías aquellas, pero, en el fondo me invadía la tristeza porque necesitaba a alguien y no sabía cómo expresarlo.
Me sentía destrozado, mi entorno parecía estar muy feliz pero yo no lo estaba, tal vez era mi forma de pensar o mi personalidad, pero el simple hecho de estar respirando me parecía pesado, era diferente, pero no me gusta compartir lo que pienso, aprendí a no demostrar sentimientos, ni emociones, las personas son malas, das tu confianza y aprovechan tu alma bondadosa, para conseguir lo que quieren, entonces para que confiar, me quedo con mi personalidad apática.
Me miraba al espejo, era delgado en punto intermedio, cabello ondulado, tez blanca como la nieve, ojos marrones oscuros, en ellos se reflejaban la tristeza de mi alma. Me miro con mucha desconformidad y autodesprecio.
Sentía como, poco a poco me iba apagando, todo lo que antes tenía un significado ya no lo tenía, cada vez me costaba más levantarme y el simple hecho de respirar era abrumador, solo quería que mi alma volara con el viento, era simple solo debía dejarme llevar por la luz blanca.
Me analizaba y encontraba que la vida no tenía sentido, después de todo lo que había leído y experimentado, me daba igual lo que sucediera conmigo, solo quería escaparme y dejarme llevar por el viento, paz era lo que buscaba.
Tenía una lucha constante entre mi yo negativo y mi yo positivo, al final sé que ganó mi yo negativo, al que todo le parecía absurdo, el que me acompañaba día y noche, me impulso abandonar este cuerpo inmundo.
Después de pasar toda la mañana cuestionándome, mis pensamientos fríos y mis impulsos de dejarme llevar por el vacío era cada vez más intensas, sé que una vez logrado el cometido no habrá marcha atrás, reflexiones vagas e imágenes borrosas inundan mi mente, mis globos oculares están húmedos, el dolor es profundo, tarde o temprano todo se irá, vida efímera llena de sangre y sufrimiento, llegó la hora de consentir a mi alma.
No tenía ni la mínima pisca de remordimiento por lo que voy hacer, la vida como concepto es fácil, es un punto fugaz en el espacio que llamamos tiempo, con pena o gloria, todo se olvidará, entonces para que seguir, todo es burdo y nada concuerda.
Mi habitación cada vez era más sofocante, las paredes se hacían poco a poco más pequeñas, la ventana era la única salida, dejaba ver el color blanco que daría paz a mi alma, la muerte se volvía amigo y enemigo de mi mente.
Entonces se nubló, dejó de pensar, en un acto de frialdad, se lanzó y pudo dar paz a su alma.