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Julio Peña.

Julio miraba su reflejo por la ventanilla del auto, soltando algún suspiro de vez en cuando, se sentía raro, algo nostálgico y desilusionado.

— Vamos Julio, cambia esa cara.— dijo su madre.— será divertido, además hace mucho no hacemos un viaje en familia.

— Ya lo se.— suspiró.— pero yo ya tenía planes con mis amigos para este verano.

— Pueden retomarlos para el próximo año.— su madre le dio un pequeño apretón en la rodilla tratándole de dar ánimos.

Julio solo suspiro y volvió fijar su vista en la carretera, su madre no lo entendía, tenía desde la navidad pasada planeando estas vacaciones con sus amigos, ir a Ibiza con ellos y pasar un buen rato, y de un momento a otro ella venía a cambiarlo todo, era muy injusto.

La gente pasaba de un lado a otro, dejando a su paso empujones y alguno que otro pistón. Julio trataba de no perder de vista a su madre y a su hermano miguel, que milagrosamente había permanecido dormido durante todo el camino.
— Estación 9.— le gritó su madre a Julio. El solo asintió con la cabeza.

Al llegar a la estación entraron a una pequeña habitación, las puertas y paredes eran de cristal y al frente de esta se encontraban las vías del tren. El ruido había desapareció, Julio suspiró aliviado, sentía que si pasaba un minuto más ahí afuera le explotaría la cabeza.
A pesar de que en la habitación estaba medio llena, el ambiente se encontraba tranquilo.
Julio miro el precioso paisaje verdoso que se encontraba frente a ellos, quizás esa vista era una de las pocas cosas buenas que le iba a pasar en el viaje. Transcantabrico había hecho su nueva estación a las afueras de madrid y era algo que Julio agradecía.
Miro su reloj, 6:25 am, "genial" dijo para sí mismo, saco su celular de su bolsillo derecho, y se dirigió a la puerta que daba a las vías del tren. Abrió la cámara de instagram grabando justo el momento exacto en el que el sol comenzaba a salir. Suspiro completamente enamorado, amaba los amaneceres, le parecían la cosa más perfecta y a la vez simple. Guardó su celular y se dispuso a disfrutar de aquella vista preciosa, perdiéndose en ella.
No se percató del momento en el que una castaña, de estatura baja se colocó al lado de él, la vio como sacaba su teléfono desesperadamente y se ponía a grabar el atardecer.

—Dios!, casi me lo pierdo.— dijo la chica con un acento extraño.
Julio volteó hacia atrás y se encontró con un chico y una chica, "quizás sean familiares o amigos" pensó Julio.

— También disfrutas de la vista?.— pregunto la castaña a Julio. El fijo rápidamente los ojos en ella, "es linda" pensó.

— Si.— le respondió Julio.— es brutal.

La chica asintió.— Es bellísima.

Y los dos se quedaron quedaron contemplando aquella vista.

"Estación 9, favor de abordar" avisaron por los portavoces que se encontraban en cada esquina de la habitación.
La castaña vio a Julio por última vez y le sonrió, saliendo de la habitación junto con los otro dos chicos.
Julio se hizo a un lado esperando a que la gente saliera, su madre y su hermano se colocaron aún lado de él esperando lo mismo.
— Mamá, viste que Julio no es el único raro que graba el cielo.— dijo su hermano Miguel.— la chica que estaba al lado del también lo hace.— soltó una risita. Julio le dio a su pequeño hermano un empujón juguetón.
— Ya cállate enano.
— Quizás salga algo bueno de este viaje.— Dijo ahora su madre guiñándole un ojo a modo de broma. Julio soltó una risita.
— Oh vamos madre, sabes que me van más las rubias.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2019 ⏰

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