Watermelon sugar [Yoonmin]

Watermelon sugar

Su ropa estaba tirada en cualquier parte de la habitación, las sábanas estaban hechas un desastre y ellos se encontraban en medio de esa cama, ajenos a todo su alrededor, siendo parte de ese desastre. Completamente desnudos y sudorosos.

Ya estaba anocheciendo, era verano y todo lo que podía hacer en ese momento era embriagarse en el aroma a fresas y sandía de su compañero. Quería hundirse en el aroma, tomarlo, poseerlo.

Sabe a fresas

En una noche de verano

Y suena como una canción.

Un gemido retumbó en su oído y regresó a la realidad, una realidad donde apresaba por las caderas un cuerpo bajo el suyo que se rozaba y pedía por más. Exigía por más.

El deseo que sentía por enterrarse en su ser era cada vez mayor y sentía que enloquecería en cualquier instante. Tenía la certeza de que a cada minuto que pasaba se iba a perdiendo a sí mismo.

Era un delirio.

—Yoongi... —jadeo el cuerpo debajo suyo cuando simuló una corta, pero precisa embestida.

Sentía su cuerpo al máximo, tan lejos y tan cerca de explotar. Estaba al borde de la locura misma y el chico debajo suyo estaba igual, acompañándolo a convertirse juntos en un desastre. Un hermoso y sensual desastre.

Gotas de sudor resbalaban por su frente y su pelo se adhería a él. Aumentó paulatinamente las simuladas embestidas y así los gimoteos se volvieron cada vez más agudos y constantes.

—¡A-adentro, te necesito adentro, Yoon! —Sollozo el menor, sintiendo como la erección por unos momentos se friccionaba con la suya y por otros golpeaba su ansiada abertura.

Jimin podía sentir el lubricante natural segregar con desesperación, haciendose abundante en su zona, volviéndolo completamente deseoso por más. Su zona palpitaba impaciente. Sentía que en cualquier minuto se desmayaría.

El calor excesivo y el anhelo se volvieron sofocantes. Se sentían mareados por el aroma del contrario. Los gemidos y golpeteos se hacían cada vez más presentes.

—Jimin... —murmuró el mayor sobre el cuello del más joven.

Tomaba caladas profundas del aroma que lo volvía loco. Soltó un jadeo grave al imaginarse que podría degustar la sandía, la fresa y las moras en su paladar.

Era un manjar veraniego. Tan fresco y perfecto. Era un elixir del cual nunca se cansaría de probar una y otra vez.

—Por favor, por f- ah —Un gemido se escuchó por toda la habitación cuando Yoongi mordió su punto débil. Aquella zona erógena entre el cuello y el hombro que lo hacía delirar y temblar sus piernas.

Sus manos subieron hacia la nuca y cabello del alfa y jaló de él con fuerza. Yoongi soltó un grave gruñido por el dolor y el goce que provocó ese simple acto.

—Te quiero adentro, Yoongi. No me castigues de esta forma. Por favor.

El mayor acato la orden, y se alzó sobre el cuerpo del menor. Recorrió con su mirada el cuerpo desnudo de su compañero, recordando su anatomía y guardando de él una imagen mental completamente caliente.

—¿Lo quieres? —pregunto burlón mirando al menor retorcerse en la cama ante las caricias que dejaba por su cuerpo. Estaba hipersensible, su piel pegajosa y sudada reaccionaba hasta a el más mínimo toque. Anhelante, deseoso y muy mojado.

Bendito sea el celo del omega, agradeció Yoongi.

—Lo quiero. Yoon, adentro. Lléname —rogó con voz estrangulada.