El pago

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Salieron de la clase de biología, Paola caminaba sonriendo triunfal y es que había ganado la pequeña apuesta que había hecho el día anterior, por otro lado Alejandro se sentía frustrado por haber perdido y además por haber expuesto en esa aburrida materia.
-Te lo dije, ahora tendrás que hacer lo que yo diga- se rió de una forma medio extraña.
-Si si, ¿Qué tengo que hacer?- preguntó aburrido.
-Paciencia, después de las clases ven a mi casa-
La idea no parecía mala, el joven se relajó un poco, conocía a su amiga y no quería hacer algo que denigrara su dignidad en la escuela.
Las clases terminaron, Alejandro fue a la casa de la pelinegra como habían pactado, fue bien recibido.
-Muy bien, primero necesito que te pongas esto- le entregó una bolsa de papel café y lo guió a su baño- Cuando lo hagas ven a la sala-
El chico vio el contenido de la bolsa, sacó una peluca rosa y soltó un suspiro; imaginó que la chica le haría una sesión de fotos vestido de mujer, terminó de sacar el vestuario: un traje de maid. Aparentemente haría un cosplay de Ram.
Por otro lado Paola preparaba algunas cosas cuando tocaron la puerta, sonrió y atendió.
-Hola, ¿cómo estas, Jared?- la chica dejo pasar a su amigo.
Un chico moreno, de cabello corto castaño, vestía un pantalón de mezclilla ajustado y una camiseta negra.
-Bien- entró a la casa- ¿Para qué querías que viniera?- preguntó aún cerca de la entrada.
-Necesito que me ayudes con algo- caminó- Acompáñame- caminó atrás de ella directo a la sala.
Se sentó en el sillón y segundos después la chica despareció. De pronto la puerta del baño se abrió y Jared se sorprendió al ver a su amigo vestido de esa forma y se puso se pie.
-¿Alejandro?-
-¡Jared! ¿Qué haces aquí?- preguntó mientras avanzaba hasta media sala.
-Paola me pidió que la ayudará con algo, ¿Por qué estas vestido así?- lo miró de pies a cabeza con atención.
-Pues resulta que perdí una apuesta-
-Me alegra que ambos estén aquí- escucharon una voz a un lado de ellos, la pelinegra había hecho acto de presencia y sostenía algo en su mano derecha- Ahora podemos continuar-
-¿De qué hablas?- preguntó el moreno.
-¿Y qué tienes en la mano?- agregó el de peluca.
-Van a hacer todo lo que yo les diga- dejo ver el látigo negro que sostenía.
-No estés jugando- Alejandro dio un paso hacía ella pero azotó el látigo contra el piso haciendo estremecer a ambos chicos.
-No es un juego- los miró con una sonrisa indescriptible que significaba peligro- Siéntense-
Ninguno de los dos se movió y la chica dio otro latigazo al aire, ambos corrieron a sentarse uno de cada lado del sillón.
-Más cerca- gritó y el joven disfrazado se pego a su amigo con rapidez y algo de miedo- Muy bien, ahora dense un abrazo- Jared pasó su brazo arriba de los hombros del contrario- Que sea más intimo-
-Pero- la chica medio levantó el brazo y antes de que eso pasará Alejando subió las piernas a las rodillas de Jared y enredó sus brazos en su cuello, este lo tomó por la cintura y acercó más sus cuerpos.
-Eso es, perfecto, ahora mírense- ambos voltearon sus cabezas, en la posición en la que se encontraban sus alientos y sus narices rozaban un poco- Así, ahora quiero que se besen-
Alejandro se separó un poco.
-Estas loca, no, me rehúso- se escuchó el estruendo del látigo en el aire, lo que hizo que el chico se asustará e inconscientemente sujetará a su amigo.
-Besense- ninguno se movió- ¡Que se besen!-
Volvieron a mirarse, el moreno fue quien tomó la iniciativa y beso al, en ese momento, pelirosa. Fue algo muy breve, apenas y tocaron sus labios, al momento de separarse Jared notó que Alejandro tenía un ligero sonrojo en las mejillas.
-¿Qué fue eso? ¿Acaso estamos en la primaria? Dense un beso de verdad, quiero ver lenguas señores-
Esta vez Jared empujó a su amigo que cayó de espaldas en el sillón, se metió entre sus piernas y junto sus bocas, primero besó lentamente pero fue aumentando el ritmo, mordió el labio inferior del chico y este se quejó, esto fue aprovechado para meter su lengua. Exploró su cavidad bucal, pronto empezaron una danza en la que ninguno estaba dispuesto a ceder. Se separaron por falta de aire y un hilo fino de saliva los unía.
El moreno se levantó, ambos estaban rojos por la vergüenza del momento. Miraron a Paola la cual los veía con una cara que daba bastante miedo.
-De verdad lo hicieron- susurró y comenzó a reírse. Su teléfono sonó y fue a la cocina para contestar.
Alejandro se sentó en el sillón y reflexionó sobre lo que acababa de pasar, se puso más rojo aún cuando recordó la sensación de sus labios juntándose, inconscientemente llevó una mano a su labios. Miró a su amigo, se veía perdido en sus pensamientos.
-Chicos acaba de surgir algo, debo irme- Paola caminó a la puerta- Pueden irse cuando gusten, Adiós-
El sonido de la puerta quedó al aire, el silencio reinaba el lugar, ninguno decía nada pero tampoco daban señales de quererse ir de ahí. De vez en cuando daban rápidas miradas el uno al otro cuidando que sus ojos no se topasen en el camino.
Paso el tiempo, podrían haber sido segundos u horas, seguían estáticos, ninguno había movido ni un solo músculo desde que se fue Paola.
-Sería mejor irnos- sugirió el chico disfrazado pero no obtuvo respuesta alguna- Hagamos esto, nos vamos, olvidamos todo y fingimos que Paola esta loca y alucino con esto, ¿de acuerdo?- el otro parecía tan inmerso en su mente- ¿Jared?-
-No puedo- contestó serio.
-¿Qué?- el pelirosa miró confundido a su amigo- ¿No puedes qué?-
-No puedo irme y pretender que nada de esto paso, no quiero hacerlo- también lo miró.
-Todo esto es culpa de ella, no tenemos porque- su frase quedó a medias.
-Te digo que no quiero, olvidarlo no es una opción para mi-
Volvió a empujarlo al sillón, metió su pierna izquierda entre las piernas de su amigo, puso su mano izquierda sobre la rodilla derecha de Alejandro y la empujó un poco hacia abajo, la cabeza del disfrazado quedo sobre el brazo del sillón, sus manos sobre su pecho. La mano derecha de Jared se posicionó al lado de la cabeza del contrario.
-¿Jared?- no hubo respuesta- ¿Qué haces?-
El moreno no estaba pensando con claridad y es que desde que se besaron la segunda vez despertó una electrizante sensación en su espina dorsal, además de un impulso de querer sentir aquellos labios otra vez y no solo eso, quería recorrer cada parte del cuerpo de su amigo.
-No estés jugando conmigo- lo empujó ligeramente para que se bajará de encima- Quítate de encima-
El contrario no se movía para nada.
Cuando pudo ordenar sus ideas decidió ir más lejos con su amigo, se agachó hasta que sus narices se tocaron, notó como Alejandro se sonrojó intensamente, y es que su color de piel pálida hacia más notorio este hecho.
Movió la mano que estaba junto a la cabeza del contrario y acarició suavemente la mejilla de su amigo para que se relajara; los hombros se destensaron un poco.
Jared tomó esto como una señal para seguir adelante, se acercó hasta que sus labios se tocaron y un quejido salió de los labios del mayor. Luego junto sus labios, al principio solo estaban unos encima de los otros, después empezó a mover su boca sobre la del contrario; para su sorpresa fue correspondido y empezaban a subir el nivel, el moreno introdujo su lengua una vez más, la sensación fue agradable para ambos, se movían en sincronía perfecta.
Su mano se movía por la pierna de su amigo en un movimiento tranquilo pero muy notorio, como las sombras de los arboles al ocultarse el sol después de un día de intensa luz. Hasta meterse dentro de la falda peligrosamente cerca de su miembro.
-E..espera un poco- consiguió decir Alejandro entre el beso.
-¿Por qué debería?- preguntó con la voz algo ronca y dirigió sus labios al cuello de su amigo. La repentina acción hizo que soltará un pequeño gemido que motivó al menor para seguir adelante en su acción. Esto siguió por algunos momentos, el castaño continuaba con las caricias sobre el cuello del de la piel mas clara, este apartaba su cabeza para dar espacio a los labios, que para este punto ya habían perdido toda timidez, las manos no se quedaban atrás, jugueteaban cada vez mas cerca de las partes mas vulnerables del mayor, que se encontraba en un éxtasis tan inmenso que apenas podía mover sus brazos, pero solo para acercarlos mas a su pecho.
-¿Que ocurre?, no haré nada que tu no quieras -Se detuvo esperando alguna respuesta.
El silencio que se había hecho en la habitación fue interrumpido.
-No te detengas-
Como si eso hubiera sido una orden, Jared aumento la intensidad de sus acciones, apretando más los mulsos de Alejandro, regresó de nuevo a los besos, esta vez ignorando cualquier parte de su boca que no fuera su lengua. Ambos jadeaban pero quien estaba debajo lo hacia con más fuerza. Finalmente el tacto de quien en ese momento dominaba la situación comenzó a tomar lugar.
-¡Ah! -El chico de apariencia femenina soltó un quejido nuevamente, mientras quien abusaba despreocupado del permiso que le habían otorgado, avanzaba con seguridad recorriendo la superficie de entre sus piernas como una fiera al momento de casar, sus manos continuaron su camino pasando de largo completamente los relieves masculinos de aquel paisaje de piel y tela de encajes.
-Quitamelos -de nuevo una frase corta pero aguda rompió con la armonía de lo que parecía una sinfonía de respiraciones agitadas y gemidos. Jared no tardó en hacer caso a la petición de quien ya había colocado sus brazos al rededor de su cuello sin que se diera cuenta.
-¿Ahora que?-
-Continua-
-¿Hasta cuando?-
-Hasta que yo te pida que te detengas-
La mano de Jared se encontró con la boca de su amigo, una señal simple, fácil de entender, no paso ni un segundo cuando sus dedos estaban siendo saboreados y llenados de saliva, después de un momento breve decidió retirarlos lentamente en un movimiento parecido al de dar vuelta a la pagina de un libro, no fue cuestión de tiempo hasta que su mano húmeda y resbalosa pero cálida buscara otro lugar donde ejercer sus caricias, la búsqueda cesó cuando llego una vez más al lugar del que había salido.
-Solo quiero estar seguro de- la insistencia de Jared había cansado a Alejandro.
-Cualquier cosa que quieras hacerme, estoy de acuerdo, así que deja de preguntar -su voz tranquila acompañada de una mirada directa a los ojos que hablaba por si sola habían acabado con cualquier inseguridad que aun estuviese presente -pero si vas a hacerlo sera mejor que lo termines-.
No volvió a dudar de sus acciones y con un movimiento firme pero gentil, se abrió paso al interior de su amigo con uno de sus dedos, la sensación fue nueva para ambos, una de las partes había ganado un control total sobre la otra como si de amo y esclavo se tratase, por otro lado alguien descubría una nueva forma de experimentar el placer a través de cada rincón de su cuerpo.
-¿Esta bien si...?- detuvo sus titubeos y sin terminar su pregunta introdujo un segundo dedo junto al primero provocando que el pelirosa arqueara su espalda a la par que un intenso gemido escapara de sus labios ya rojizos por tantos besos. Los movimientos en círculos no se detenían.
-¿Listo?- Dijo el castaño-
-Aun no- Como si fuera una pelea de serpientes las posiciones se invirtieron, de un momento a otro todo había cambiado, ahora alguien mas dominaba la situación, aunque de una manera tímida, un beso tan lento como el crecer del pasto, calmo aquel susto, mientras quien ahora estaba arriba le sacaba la camiseta al contrario, pronto la tela que cubría su torso fue remplazada, las manos de aquel chico de apariencia afeminada recorrían el cuerpo de su amigo tejiendo un nuevo abrigo de caricias y besos. La respiración del castaño se agitaba conforme su compañero bajaba por su abdomen y se agitó mas después de sentir sus manos desabrochar su cinturón, su corazón acelerado resonaba en la frente del pelirosa que se encontraba apoyada sobre su ombligo. La distancia que había entre aquellos labios y su objetivo era medida solo por una cálida respiración.
-Espera- el castaño fue ignorado completamente- de verdad... no...-sus palabras se convirtieron en jadeos, ya era tarde, la lengua que antes había jugueteado con la suya se encontraba ahora en un juego diferente.
-Así- no le quedo mas opción que recorrer con una de sus manos a esa maraña de hilos sintéticos de colores rosados hasta llegar a una mejilla igual de rosada, desde donde dirigía los movimientos de quien lo estaba haciendo suspirar.
Al cabo de un rato que parecía interminable la mano que guiaba llevó a los labios de ambos a encontrarse de nuevo, los dos sabían que era lo que seguía pero ninguno estaba dispuesto a ser el que tomara la iniciativa.
Se separaron cuidadosamente, pero sus miradas no dejaban de seguirse, de nuevo sus espaldas se encontraban apoyadas en el respaldo del sillón y el silencio había regresado todo era igual de nuevo, solo que esta vez sus hombros empujaban a los del opuesto y la pierna izquierda del chico que llevaba medias se encontraba sobre la derecha del que aun no había subido su pantalón y se cubría con las manos.
-¿Qué estamos haciendo?-
-Tu fuiste el que me besó-
-No me digas que un beso es peor de lo que acabas de hacer.- observo con el rabillo del ojo la cara del pelirrosa, que se había sonrojado de nuevo- ¿Por qué lo haces?-
-¿Qué cosa?- La intensidad de sus palabras no concordaba con la mirada dirigida hacia el piso.
-Esa cara-
-No puedo evitarlo... es tu culpa-
Los ojos de los dos se encontraron de nuevo y como si hubiera un candado de por medio no pudieron apartarlos esta vez.
-¿Quieres que me acerque?-
-¿Qué tan cerca?-
-Tal vez...¿así?-dijo mientras quitaba de su cara los cabellos rosados y se sentaba en las piernas descubiertas de su amigo que se encontraba observando aquellos movimientos torpes que le producían un poco de ternura. Finalmente sucedió las partes húmedas de su cuerpo se encontraron, los sonidos de los dos corazones se asemejaban al galope de un caballo de carreras, solo faltaba el último paso. La misma mano que había hecho de guía anteriormente apareció una vez más, esta vez para dirigir una parte de su propio cuerpo.
Sin despegar las manos de su propio pecho el joven de rasgos femeninos dejo caer sus caderas lentamente, a la par que la mano se retiraba poco a poco pues su apoyo ya no era requerido.
-¿Duele?-
Un gemido escapó de la boca de Alejandro, sus manos cubrían su cara haciendo que sus frases fueran incomprensibles. No tardo en repetirlo.
-Idiota...
Sin responder a tal insulto Jared tomo aquellas muñecas cubiertas de encaje y las dirigió al rededor de su cuello, Alejandro apartaba la mirada hasta que con una expresión seria y dominante y apretando mas las muñecas de aquel chico disfrazado un rostro completamente cambiado exclamó:
-Besame-
La expresión del castaño era diferente, y llegaba a ser incluso intimidante.
-¿No escuchaste?, besame-
La cara del pelirosa ardía en colores rojizos, y su respiración hacia parecer que había corrido un maratón. La impaciencia por una respuesta llevó a Jared a tomar medidas, soltó las muñecas y dirigió sus manos a la cintura de su amigo que se veía resaltada por el contorno del disfraz, en una acción un poco brusca para la situación, comenzó a mover las caderas a un ritmo tranquilo pero que se hacia notar, gemidos y jadeos escapaban de ambos respectivamente a la par que el dolor se convertía en placer. No tardaron en hacerse mas notorios los movimientos de Alejandro y a cesar los de Jared. Una vez mas impulsado por la pasión el pelirosa besó al castaño mientras ambos llegaban al clímax. Entre contracciones y apretones habían terminado su travesura, el menor termino dentro de su amigo y el mayor entre ambos .Después de haberse calmado se tumbó encima algo cansado.
-¿Ahora qué?-
-Creo que solo queda esperar a que llegue Paola- trató de levantarse pero el dolor en la cadera se lo impidió.
-No podemos dejar que nos vea de esta manera, además debemos limpiar el traje- señaló con algo de vergüenza.
-Tienes razón- miró a una puerta- Mi ropa esta en el baño, solo debes traerla aquí- señaló aquella puerta.
El castaño puso con suavidad a su amigo sobre el sillón y buscó donde le habían dicho; trajo la ropa y lo ayudó a cambiarse, metió el disfraz de vuelta en su bolsa y volvió a sentarse al lado de su amigo. Este tomó su mano y la apretó.
Se recargaron el uno sobre el otro y quedaron envueltos en un profundo sueño.
La puerta se abrió lentamente, con cautela la dueña de la casa caminaba hasta la sala, se sorprendió al ver a lo chicos acurrucados sobre su sillón. Sonrió de forma triunfal y sacó su celular para capturar el momento.
-Guardaré este recuerdo por el resto de mi vida- se sonrojó al ver la foto- Hubiera sido genial que llegaran más lejos pero supongo que no todo se puede en esta vida- se fue a su cuarto a dormir, dejando a sus amigos descansar.

Fin.

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Concierto de flautas para dos después de la escuela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora