Adriana tenía todas las respuestas correctas. Richard todas las respuestas malas. Las dos hojas con las mismas opciones marcadas. Adriana tenía un cinco que fue tachado y reemplazado por un cero. Richard un cero directo. Al ver esas notas los dos le protestaron a la profesora, quien les replicó:
—Todos los exámenes tenían las mismas preguntas y respuestas, pero en diferente orden de forma que cada uno era único en su combinación de opciones. —Los miró y siguió: Adriana, usted le pasó sus respuestas, ¿cierto?
Adriana miró a Richard y agachó la cabeza. Richard se ofreció como sacrificio. —Todo fue mi idea.
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