(1912)
Antes de morir en este hospital para dementes, necesito que alguien me crea. Mi alma no podrá descansar hasta que al menos una persona sepa que la cordura no me ha abandonado, y que mis palabras son ciertas.
Yo no mate a mi esposa. Yo amaba a Mery con toda mi alma. Dios me perdone por no creerle en su tiempo. Creo que este es mi castigo ahora. Yo no creí en sus palabras. Y ahora nadie cree en las mías.Escribo esto con la esperanza de que alguien lo encuentre y lo lea. O alguien que ha vivido lo mismo que yo. Necesito saber que no estoy loco. Aveces dudo de mi mismo.
Me casé con Mery a los 23 años, ella era cuatro años menor que yo. Mery era una mujer alta, delgada Rubia de ojos verdes. Aunque era una mujer preciosa, que haría llorar a cualquiera que la use de musa, yo no la amaba por su aspecto. Ella era la mujer que más me apoyaba en la vida. Siempre estaba para mi, y yo no pude creerle. Pensar en esto se siente como un cuchillo en el corazón que da vueltas en la herida. Y recordar todo hace que me revuelva el estomago.
Recién casados fuimos a vivir en una casa que su tío nos había regalado por la boda. La casa se encontraba en Ullapool, uno de los pueblos más bonitos de Escocia, a mi parecer. Estaba un poco alejada de la urbanización, pero aún podiamos llegar a ella sin esfuerzo. Aunque la casa nos parecía perfecta. No pensabamos quedarnos allí para siempre, pues creíamos que seria mejor tener a nuestros hijos en una casa que nosotros habíamos conseguido con nuestro propio sacrificio.Pasamos unas semanas, paseando por el jardín. Hablando de nuestro futuro. Nuestro futuro... eso se escuchaba tan bien. Amaba cenar la sopa de puerros de Mery, y el puré de rábanos y batata nunca faltaban en el almuerzo. Cada día que pasaba me daba cuenta que casarme con ella fue la mejor decisión de mi vida.
No estoy seguro cuando cambió todo. Una madrugada me desperté y la ví sentada en la cama. Sin bajar los pies. Le pregunté que pasaba y me respondió que olía algo como a podrido. Yo no olía nada. Ella volvió a acostarse y el tema murió por unas noches. Al menos tres veces cada noche pasaba lo mismo. Me estaba asustando, ella casi no descansaba. Luego de dos semanas decidimos buscar de día de donde provenía el olor que solo ella olía. Pensábamos que podría ser una rata grande que había muerto. Pero no encontramos nada. Cuando iba a darme por vencido ella me dijo que el olor venía del sótano. Entonces bajé para ver. Nunca habiamos bajado por que era muy oscuro. Llevé una lámpara de alcohol conmigo y lo sentí. Era un olor asqueroso. Como si hubieran varios cadáveres descomponiendose. El olor era insoportable. Y al no encontrar nada a simple vista, volví a subir. A partir de ese momento lo sentía como Mery. El olor estaba por toda la casa. Y cerca del sótano el olor era peor.
El olor había tomado la cocina.Los alimentos olían y sabían asi. El agua del baño también. Luego de una ducha nos sentiamos más sucios. El ambiente se volvió denso. Mery y yo peleabamos por cosas sin sentido. Ya no podíamos dormir. Ese olor estaba en todas partes. Y si necesitaba algo mas, ella había comenzado a tener pesadillas sobre monstruos y muertos. Cuando lograba dormir ella se despertaba gritando y sudando en frío. Era imposible seguir viviendo allí. Luego de semanas así, casi no hablábamos. No podíamos salir de la casa tampoco por el constante frío y neblina. Casi no comíamos y no dormíamos. Si lo hacíamos resultaba ser gracias a un desmayo por cansancio. Una tarde Mary volvió a hablarme. Con la voz quebrada. Me explicaba que estaba segura que la cosa que le atormentaba en sus sueños vivía en el sótano. Ella escuchaba despierta sonidos similaresa los de sus pesadillas bajo la cocina. No le creí. Me burle de ella y la trate de loca... no puedo creer que le haya hecho eso. Me detesto cada segundo más y más y más por haber hecho eso. Tal vez si hacia algo diferente. Tal vez si la sacaba de allí antes... Ella se enojó conmigo. Me dijo que no estaba loca. Y que decía la verdad. Subió al dormitorio matrimonial y se encerró. Yo trate de dormir aquella noche en el sofá. Pero me desmaye por hambre y sueño.
No recuerdo a que hora me levanté. Aún era de noche. La luz no traspasaba las cortinas. Y el olor seguía ahí. Siempre ahí. Me senté mejor y miré hacia arriba. Seguro Mery estaba teniendo otra pesadilla en la cama.
Tao.
Escuché claramente. Era la voz de mi padre desde la cocina. Y luego algo pesado arrastrándose. Me levanté de golpe. Y fui lentamente hacia la cocina. Cuando estaba en el pasillo antes de llegar; nuevamente:
Tao.
La voz de mi esposa ahora ¿Que harían mi padre y mi esposa en la cocina? ¿Que significa Tao? De vuelta ese escalofriante sonido de algo arrastrándose. Sonaba a una bolsa de arena y olía a una de estiércol.
Tao.
Mi hermana menor parecía estar detrás de la puerta del sótano. Era su voz. Pero yo sabia que estaba completamente solo. Tomé la lámpara mientras escuchaba ese sonido de algo arrastrándose justo después del <<Tao.>> y me dirigí despacio hasta la puerta del sótano, dude en abrirla.
Tao.
Nuevamente mi esposa.
Abrí la puerta y sentí como el olor me golpeó la cara, me hizo retroceder unos pasos. Sentí ganas de vomitar todo lo que no había comido en semanas, el jugo gastrico me llegó hasta el esófago y me quemó. Toser me dolía. Cuando logré reponerme de eso, miré la puerta abierta, completamente a oscuras. Pude escuchar el sonido de él arrastrándose.
Sentí el amago de salir corriendo. Y el escalofrío corriendome por todo el cuerpo. Trague saliba y toda mi garganta comenzó a arderme. Una parte de mi decidió avanzar. Y yo no la pude detener. Baje los escalones despacio. Tratando de alumbrar el sótano. Pero no podía ver mucho. La peste hacia que los ojos me picaran. Trataba de escuchar algo. Pero solo oía la madera vieja bajo mis pies. Llegue hasta abajo mismo. Trate de avanzar pero había pisado algo pegajoso. Alumbre con la lámpara y vi lo que había pisado, tenía el color de la orina pero la viscosidad de la masa para tortillas. Maldecí por no llevar zapatos.
Tao.
Eso no sonaba a algo que yo conociera. En absoluto.
No quería mirar. No podía despegar la vista de mis pies. Pero sabía que venía luego de ese sonido. La misma parte de que me hizo bajar, me hizo mirar.
Un ser extraño, como una oruga del tamaño de un coche con piel humana. Brazos muy delgados a comparación de su gordo cuerpo. Tenía garras enormes, de tal vez medio metro. Llevando en una de sus manos un tórax femenino. No quise pensar de quién. Mire su rostro y me sonrió. Me vi reflejado en sus ojos negros y hundidos en su cara. En su boca vi piernas. Nuevamente hizo el sonido mientras se arrastraba hacía mi.
Empujó algo hacia mi que vino rodando hasta tocar mi pie.
La cabeza de Mery.
Tao.
Dijo ahora con la voz de ella.
Reaccione al momento. Logre patear la cabeza hacia el monstruo y salí corriendo. Los escalones me costaban subir por la mezcla de la cosa rara que pise y la sangre de Mary sentí como la escalera tembló pero no miré hacía atrás. Era obvio que esa cosa trataba de seguirme. Logré llegar a la cocina y corri con todas mis fuerzas hasta afuera, con mucha dificultad ya que estaba débil. No sabía que hacer. No sabía que acababa de ver. Solo sabía que Mery estaba muerta. Y de alguna forma estaba en lo correcto ella tenía razon. Y estaba muerta. Muerta. Mi Mery muerta. Tuvo una de sus pesadillas estando despierta. Corrí hacía el pueblo llorando y grité por ayuda.
Volví esa mañana a la casa con la policía. Realmente no me creían pero les había dicho que mi esposa estaba muerta. Y era sospechoso gracias a la sangre que me salpicó cuando había pateado la cabeza. La casa ya no tenía olor. Ingresamos hasta el sótano y solo había sangre. Pero en mis pies aún seguía ese liquido extraño. Con el tiempo me di cuenta de que esa cosa que pisé era pus.
Luego de dar mi testimonio me trajeron aquí, un médico me diagnóstico ezquisofrenia. Me vieron incapaz mentalmente. Y por lo tanto no soy condenable. Fui acusado de matar a mi esposa. Aún asi aquí me torturan seguido. Pero la culpa que me sigue es la cosa más horrible que me sigue aquí.
Escribo esto por que hace unas noches vuelvo a oler a esa cosa. Desde esta madrugada la escucho en el pasillo de mi habitación.
Le gusta decir Tao. Pero ahora lo dice remedando mi voz.
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Relatos de Terror.
HorrorPresenta relatos cortos de terror para pasar un rato escalofriante, lleno de misterios y enigmas para que el lector los resuelva, si es que puede...