La esfera Roja. El gran final

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Era la noche de un cuatro de julio, afuera llovía. Martín, que se dedicaba a la informática había sentido ruidos extraños y su perro Baltazar que dormía en la casa había empezado a ladrar.

- Esos gatos me están cansando, murmuró Martín entre dientes dirigiéndose al patio, y sin poder dar crédito a lo que veía, observó una esfera roja del tamaño de una pelotita de tenis que levitaba en el quincho que se hallaba en el patio.

Al ver la esfera el aliento se le entrecortó y una ráfaga de adrenalina comenzó a producirle un sudor frio y pegajoso.

-Dios mío me debo estar volviendo loco, que habré tomado, dijo.

Mientras trataba de restaurar su compostura, escucho una voz metálica que le decía:

-No te estas volviendo loco, soy un ser que proviene de un planeta no tan lejano y deseo preguntarte algunas cosas, uso la esfera como un medio de enlace entre vos y yo y a través de la vibración de la esfera escuchas mis pensamientos, me parece lo más apropiado y así evito la posibilidad de un trauma mayor para vos.

-Que atento de tu parte, dijo Martín queriendo esgrimir una sonrisa histérica e intentando por otro lado serenarse. Si no te importa me voy hacer un café para intentar digerir mejor lo que me está pasando. ¿Queres tomar algo?

-No gracias, hace tiempo que deje la bebida.

-Ah, yo debería hacer lo mismo. En cualquier momento vienen los del manicomio y me encierran, pensó Martín para sus adentros.

Vertió el agua caliente en la tasa que contenía el café instantáneo y después de tomar dos tragos se encontró envuelto en soliloquios, cuando tomo conciencia que había dejado olvidada en el patio a su compañera de diálogo, se levantó presuroso y a fin de verificar que realmente existía volvió allí. La esfera, por supuesto aún se encontraba esperándolo.

-En que te puedo de ser de ayuda, pregunto Martín.

-Mira, tú planeta está a punto de desaparecer a causa de un meteorito y vos sos uno de los elegidos para poblar un nuevo planeta de un sistema exosolar. Para ello hemos buscado a tres mujeres jóvenes, con un ADN sin fallas, que te ayudaran a repoblar el nuevo planeta. Debes elegir una o todas según tu preferencia y tu resistencia, obviamente.

-¿Cuando las veré pregunto Martín? Ya con cierto grado de ansiedad.

–Pronto, le dijo la voz metálica, pero ahora...

Un molesto e importante sonido comenzó a irrumpir en el ambiente y de golpe se vio desparramado sobre el sillón de su living con el control remoto en su mano y sin señal en el televisor. Su teléfono móvil sobre la mesita ratona no dejaba de sonar

-Hola viejo, me quedé dormido. ¿A qué hora quedamos de juntarnos para ir al cine? Ah, estoy a tiempo entonces, ahora salgo para allá.

Martín Salió de su casa, subió a su auto y fue rumbo al encuentro con su amigo. Ya en la sala del cine, le pregunto

-Che, ¿de qué se trata la peli que vamos a ver?

-De seres de otro planeta, ya te había dicho.

-A bueno sonrió Martín, creo estar preparado.

Al terminar la película Martín se saludó con a su amigo y se encamino a su casa, la peli había sido buena pero mejor fue el sueño que había tenido. Estaba por poner la llave en la cerradura, cuando advirtió que la puerta estaba apenas entreabierta, sin pensar mucho la abrió totalmente y pregunto con vos entrecortada y temerosa.

-¿Hay alguien aquí?

- Sí, soy yo, contesto la esfera. - Y yo que pensé que eras un producto de mis sueños

La esfera roja. El finalWhere stories live. Discover now