¿No iba a ir a la capital?

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Capítulo 1-

-¡No! Jo Mamá, que ya estoy cansada de esto, sí, soy una desordenada, sí, también sé que no soy muy limpia. LO SIENTO-subí la voz.

Se fué de mi cuarto azotando la puerta gritando un muy buen vocalizado:¡ YA ESTÁS SIN MÓVIL!

Otra vez la había enfadado, no me gustaba que se mosquease conmigo. Pero yo nunca sería la "Hija Perfecta" que ella deseaba.

Me senté en mi cama y miré por la ventana hacia la playa. Oh, amaba esta ciudad. España es genial, me encanta haberme mudado de Italia a España. Allí me sentía aprisionada, aquí, con un poco de suerte, tendría más libertad.

Solo espero que los chicos y chicas de aquí no sean tan estúpidos como los de allí.

Resoplé, a quien quiero engañar, todos son muy similares, no digo que son todos iguales porque después me sueltan cosas como:¿Acaso has estado con todos para saberlo?// Uuh Que perra, etc...

Y demás tonterías.

Me puse la chaqueta, aunque era innecesaria, no hacía frío.

-¡Voy a dar un paseo!-le grité a mi madre desde el salón.

-Espera-dijo con voz floja, apenas la esuché.

Fui hacia su cuarto de matrimonio.

-Escucha hija.-se levantó de la cama con rostro preocupado-Ya sé que ibas a ir a una escuela pública, pero tu padre-señaló a mi padre leyendo en sillón que levantó la mirada hacia mí- y yo, hemos decidido meterte en un internado-me congelé.

¿Un Interqué?

No pensaba ir a un Internado.

-Ya sé que la idea no te entusiasma pero ya está decidido y tienes tu plaza en el Internado Mixto de Andalucía.

No podía creerlo.

-Pero Mamá, ¿No iba a ir a la capital?-en cuestión de segundos mi madre frustó los planes que tenía de pasear por los museos de Madrid y admirar su arte.

-Ibas, hija, ibas-me acarició el hombro maternalmente-pero me temo que tu padre tiene el trabajo allí y yo voy a pedir que me trasladen. Lo siento, cariño, ah, y sigues sin móvil-añadió.

Rodé los ojos y me encaminé a la habitación a buscar en internet aquel sitio donde pasaría el próximo año:Cádiz.

 Noté que alguien me agitaba mientras me tiraban levemente de los cabellos. Cuanto odiaba eso. Seguramente la persona lo hacía para molestarme. Gruñí y me levanté de golpe, muy somnolienta.

-¿Quién ha interrumpido mi adorado sueño? Sea quien sea yo lo condeno a 1000 años sin probar el chocolate ni la pizza-dije con la voz ronca y los ojos cerrados.

Esuché una risa femenina.

Abrí los ojos de golpe y miré a la chica. Pelo largo y negro, ojos verdes hierba, lunar sexy en la barbilla y sonrisa amable. Mi hermana Gemela.

-¡Gisela!-dije su nombre extendiendo los brazos.

-¡Bianca!-me correspondió y me apretó en un fuerte abrazo-Te he echado mucho de menos.

-Anda que yo-dije sonriendo-Me alegro mucho de que estés en España, ¿Pero que haces aquí? ¿No estabas en Alemania estudiando?

Me sonrió de medio lado.

-Estaba, pero tengo unas semanas libres y he decidido venir a ver a mi hermanita pequeña-dijo haciendo especial énfasis en "Hermanita pequeña". Cuando odiaba eso.

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