Que absurdo es el amor que llega cuando menos te lo esperas y no paras de buscar una razón que le de sentido a los latidos de tu corazón, que absurdo es el amor que llega a pintar los blancos y negros de tu soledad, con sus mimos y sonrisas, a hacerle cosquillas a tus costillas, llenando de ansiedad cada espacio de mi cuerpo si no estas.
Y dime amor, porque complaces con todas tus variantes a mis sentidos; haciendo de cada beso el perfecto aperitivo, si sabes que no te quedas a cenar y ya la noche se ha hecho larga pa charlar.
Y nos llego el amor, se sentó entre los dos a jugar con tus miradas, y mis ganas.
A engañarnos con canciones que posiblemente nos gustaban, nos tomaba de las manos y disfrutaba del temor de que todo aquello algún momento terminara, y cuidaba mis palabras para no precipitarme y cuidabas tus reacciones para no delatarte.
Y así fuimos victimas del amor.
Que irónico es el amor, cuando se cansa de jugar; tu me miras implorando que me vaya del lugar, y hoy mis ganas solo son para pelear, las canciones que nos gustaban preferimos no escucharlas, mis palabras ya no tienen etiqueta, ni modales sólo son el reflejo de todo aquello que quisiera decirle al amor en su cara y sin respeto, tus reacciones son la furia que te dejó la impotencia de ver como se marchaba sin poder decir adiós.
Y así fuimos victimas del amor.
Y ahora yo aquí en el monocromático de mi soledad, disfrutando de la escala de grises que me deja verme solo y sin raíces, analizo la posibilidad de usurpar la identidad de ese que nos llevo a este final, pues pienso que después de tanto jugar, él fue el único ileso. Y sin culpas, ni remordimientos en algún momento contigo y conmigo volverá a jugar; aunque tú hoy no lo soportes y yo le escriba estas lineas de reproche, somos cómplices y masoquistas, pero seguimos llamándonos Victimas.
Y así fuimos víctimas del amor.