DESOLADA

349 27 9
                                    

MALFOY MANOR

—¿Que hice? —me pregunto una y otra vez, mientras observo la sangre que se escurre entre mis dedos.

Me deshago en temblores y cierro mis ojos tratando de pararlos, gran error. En la oscuridad de mis párpados cerrados, mi mente empieza a revivir cada momento de mi locura, de mi pecado.

—De tu salvación —me dice una voz en el fondo de mi mente.

Abro mis ojos súbitamente y me doy cuenta que están atiborrados de lágrimas. Llevo mi mano a mi rostro y paro el camino de una de ellas, dejando una mancha roja en mi mejilla. Vuelvo a cerrar mis ojos y regresan todas esas escenas a mi mente...

—¡Nooooo! —siento un golpe tras otro, hasta que uno considerablemente fuerte me hace caer al suelo. Craso error... Una patada, dos, tres, cuatro y ya perdí la cuenta—. Por favor déjame —logro articular en un débil susurro.

—¿Que te deje? —preguntó enloquecido Ron, agarrándome del cabello para acercar mi rostro al suyo—. No Hermione, no te dejaré nunca. Tú me perteneces y ahora vas a aprender cuál es tu lugar —me dice mientras su aliento alcoholizado impacta en mi magullado rostro. Y solo siento asco, un asco puro por él y sobretodo por mí.

—¿Cómo pude fijarme en esta bestia? —me pregunto internamente, una y otra vez.

—Jamás debiste engañarme con esa escoria de Malfoy, te has convertido solo en una puta —me sigue reclamando.

—Ronald escúchame, tú estás mal —trato de razonar con él—, nosotros no estamos juntos desde hace años.

—¿De qué mierdas hablas? —se pone histérico—. Tu y yo somos la pareja perfecta, estamos destinados desde que nos conocimos y ahora por un maldito mortífago me dejas de lado —me vuelve a agarrar de los cabellos hasta alzarla a la altura de su rostro—. No Hermione, ya veo que a ti te gustan los chicos malos, así que seré así como te gusta —me termina diciendo con una sonrisa lasciva, que solo me provoca nauseas; para luego aventarme bruscamente al piso.

Intento arrastrarme hasta a una esquina rogando a Merlín que se olvide de mí, pero eso era mucho pedir. De pronto mis pensamientos son interrumpidos por unos labios en mi cuello y unas manos recorriéndome toscamente, provocándome daño y dolor en mi piel amoratada.

—No por favor —suplico, pero no para. Al contrario escucho el sonido del cierre de su pantalón.

—Ayúdenme... Auxilio —vuelvo a suplicar en llanto, pero nadie me escucha; estoy sola en este mundo abusivo. Draco no volvería hasta mañana de un viaje de negocios y ya sería demasiado tarde.

—¿Auxilio? Así no decías cuando te revolcabas con ese maldito de seguro —me reclama con los ojos inyectados de sangre. Parece más un monstruo, una bestia, un animal; dispuesto a obtener lo que vino a buscar desde un principio.

—Tu solo eres mía y ahora te enseñaré eso —me vuelve a decir antes de entrar en mi impetuosamente. Yo jadeo... Pero no de placer, trato de luchar y separarlo. Lo intento repetidas veces, sin éxito alguno, él es más fuerte. 

En mi desesperación busco desconectarme para no sentir más, pero es imposible. Me siento muerta y sucia. Así que volteo el rostro a un lado para no ver lo que me está haciendo, el hombre que amé hace mucho y quedo viendo solo la foto de mi verdadero amor, Draco.

De pronto algo llama mi atención, es un pedazo de vidrio en forma triangular, resultado de la golpiza que me dio ese maldito.

—Cógelo —escucho en mi mente—. Mátalo y sálvate —vuelvo a escuchar.

—Yo no soy una asesina —me digo.

—No seas estúpida... ¡Mátalo! — grita esa voz en mi cabeza y no pude aguantar más. Estiré mi brazo, logrando que mi mano llegue con facilidad.

DESOLADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora