el bosque

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Necesitaba un respiro, algo para salir de la rutina, de lo monótono, aburrido de todo y de todos decidí adentrarme en lo más oscuro y retorcido del bosque que por más raro que suene se encontraba cerca de la playa.

Las horas pasaban y mis pies dolían, mi frente sudaba y mi estómago rugía, pero yo seguía camino sin rumbo a lo desconocido. De pronto al sentir mis pies fríos, baje la mirada y lo que veía me asombro... pues agua salada tapaba la oscura y seca tierra de aquel bosque, una vista hermosa llamo mi atención al ver las grandes raíces de los altos y antiguos arboles de roble que sobresalían de la capa de agua azul que cubría ese lugar por completo, y una nítida luz del atardecer que se escurría por las ramas de aquellos robles, pero lo más sorprendente era ver a lo lejos una gran cantidad de árboles formando un circulo, como si ese fuera el centro del bosque. Al acercarme vi como dentro de la circunferencia formada, las aguas que cubrían el bosque calmas estaban desaforadas, haciendo pequeñas pero fuertes olas que chocaban entre ellas y salpicaban gotas que quedaban suspendidas por el aire, las cuales se desintegraban formando un polvo que volvía las copas de los robles de un color blanco.

Mis pupilas se dilataron al ver a un bello pájaro morirse lentamente al tocar la copa de esos árboles blancos, podía ver si cuerpo cayendo sin fuerza, desplomándose y retorciéndose de dolor y así con otros animales que tocaban esas copas malditas. Pero mi miedo no me detuvo, mi curiosidad gano y camine lentamente hacia el círculo. La gran corriente no tenía ningún efecto sobre mí, como si no fuera tan fuerte, pero mientras más me adentraba al centro el agua me tapaba. Llego un momento en el que mi cuello quedo cubierto, lo curioso de todo esto era que mis pies no podían despegar el piso, como si fuera lo suficientemente pesado para poder estar sumergido.

De pronto dos manos, o lo que parecían serlo, toman mis tobillos y los jalan fuerte hacia abajo haciéndome hundir rápidamente, mi corazón se acelera, mi piel se eriza, escalofríos por todo el cuerpo y mientras mis sentidos se agudizan trato de emerger pero mi cuerpo estaba demasiado cansado como para nadar, lo que parecía ser una criatura arrastrándome hacia las profundidades clava sus afiladas uñas que como garras las entierra en mi pierna sin ningún esfuerzo. Grite, pero era en vano ya que me encontraba a altas profundidades lo cual hizo que mis tímpanos estallaran y las venas de mi cráneo dolieran. Ya no aguantaba, la muerte no era una opción, era la salvación para ese entonces, tome mi navaja y con las pocas fuerzas que tenía la saque de mi bolsillo para así poder llevarla lentamente a mi garganta y cortarla por completo. Mientras mi visión se nublaba la bestia se acercó a mí, era horrible, su cabeza enorme, de piel como la de un sapo, babosa y lisa, flaco, podría decirse que parecía desnutrido, toda su piel colgaba como la de un anciano, tenia una cola hecha por escamas del tamaño de mi mano, cuando abrió su enorme mandíbula un millón de afilados y marrones dientes se posaron sobre mi cabeza y mientras me miraba con sus grandes y completamente negros ojos mordió haciendo que mi cabeza reviente, sangre y casos salieron esparcidos por todos lados. Dejando mi cuerpo flotando en las movedizas aguas.

Al despertarme, exaltado y tembloroso por lo que había parecido ser un sueño mi cama estaba completamente mojada, tome las sabanas y las lleve directo a mi boca. El agua era salada...

El bosque de agua saladaWhere stories live. Discover now