En las lejanías del mar Quebrado, más allá de cualquier trozo de tierra que muchos dioses hayan podido conocer, cuatro grandes islas se alzan conteniendo en si el desencadenante final. En la parte sur de esta extensión de agua, se encuentra la isla de los humanos. Gobernado por monarcas, su inteligencia y su fuerza no superan a los de cualquier otra raza, pero el imperio que se ha ido creando poco a poco, sujeto por unas estrictas normas, han hecho que su estatus sea muy temido entre las demás especies. La familia Wicksoul, que rige con dureza su pueblo, ha ganado infinitas batallas haciendo así que sus peligrosas misiones y las normas que al principio se cuestionaban continuamente quedasen apoyadas por el pueblo. Por desgracia para ellos, los humanos sufren un gran defecto que no saben cómo remediar, y que será la razón por la que su próspero pueblo se verá envuelto en la guerra más dura que jamás la Tierra haya conocido.
Dos mil kilómetros por encima de esta isla, se encuentra el lugar de residencia de aquellos que según las profecías fueron enviados por los dioses para mantener la paz. Los magos, que rechazan la idea del ser humano y se describen como hijos divinos, son seres acompañados siempre de sus báculos, donde todo su poder emana. Son la especie que menos historia tiene de las cuatro islas. Pocas canciones elogian sus grandes proezas y sus orígenes son desconocidos para aquellos que no viven en su ínsula. Son seguramente los más poderosos de las razas conocidas, y por ello muchos de ellos ansían el momento de mostrar su gran poder y vencer a los demás, para cumplir su sueño de reinar la tierra. En cambio, su poca experiencia en guerras provocará que su precipitada entrada a aquella batalla que las profecías aseguran que será el fin del mundo tal y como lo conocemos provoque en ellos las dudas existenciales que siempre emanaron en los habitantes, pero que la fe nunca dejó relucir.
Completamente en la otra punta del mar Quebrado, al oeste del considerado centro del mundo, se encuentra la Isla de los gigantes. Esta raza es la más longeva de todas. Igual que en el caso de los magos, se desconoce la procedencia y cuando ocuparon la Isla desde la que entonces ninguno de ellos ha decidido salir. Quizás por ello los humanos son los que más temen a esta especia, que aun sin tener la inteligencia necesaria para crear planes de guerra, su tamaño y fuerza provocan pesadillas a los más pequeños de los súbditos de la familia Wicksoul. A diferencia de las demás razas, durante un tiempo será desconocido su interés por presentarse a la guerra que llevaban esperando tantos años y, aunque, su apariencia aterre a todos aquellos que se dignen a mirarlos, llevan demasiados años al borde del precipicio, del cual si caen, no podrán retornar y se acabaran quedando en el más oscuro rincón de los recuerdos.
Y por último, en el lugar en el que todos los sabios coinciden que se creó el mundo, se encuentran los seres más voraces, peligrosos e ingeniosos en cuanto a guerras que jamás se haya conocido. Los piratas, que residen en sus barcos donde esclavizan a seres de diferentes razas, son los únicos que conocen el gran secreto de los gigantes y también son aquellos que las profecías de los magos coinciden en que acabarán con ellos. Uno de los mayores magos que hubo habido y que nunca falló ninguna de sus revelaciones aseguró que los piratas fueron enviados por el diablo para mantener el mal en el mundo y reinar un lugar en el cual la muerte fuese la mayor satisfacción. Los bandidos estuvieron de acuerdo desde el primer momento en el que oyeron su origen, pero por mucha fachada que tuvieran, había una cosa que de momento se escapaba del alcance de todos ellos y que nunca habían conseguido sobrellevar. Para su fortuna, podrían intentar poner fin a esto en la guerra que sabían que se avecinaba, porque para ellos no era necesaria una excusa para participar en una batalla, vivían constantemente en una con ellos mismos.
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En las lejanias del mar Quebrado
FantasyRelato fantástico donde se narra la batalla entre cuatro especies por el dominio de la tierra.