Reencarne en un mundo prehistórico de fantasía

renacer como el fénix en un frío y salvaje mundo

Cómo paso esto, por qué a mi, solo espero que mis animales estén bien.

Que quién soy, bueno mi nombre es Alexander Rodríguez soy un zoologo que irónicamente trabaja en un zoológico como cuidador de los animales la verdad tengo un gran amor y admiración hacia ellos son criaturas asombrosas aunque no muchos piensan como yo mi padre nunca aprobó que me volviera zoologo siempre quiso algo más respetuoso para mí como ser abogado o contador a él le desagradan los animales así que yo mismo me costee mis estudios, mi madre no la conocí abandono a mi padre luego de que yo nací, ahora que lo pienso mi vida es algo simple lo único que me hace feliz es mi trabajo y mis videojuegos nunca me a pasado algo interesante incluso siendo cuidador de animales exóticos y salvajes se a echo algo muy simple hoy en día casi nunca pasaba algo interesante en mi trabajo pero a pesar de eso no lo odiaba porque podía estar cerca de los animales que eran casi mi única compañía no tenía muchos amigos a excepción de unos cuantos guardias y compañeros zoologos del zoo.

Te estarás preguntando y entonces si tú vida no es tan interesante como dices como es que acabaste así, cierto no les e contado que me pasó todavía bueno es algo como decirlo muy tonto para alguien que estudió sobre el comportamiento, razonamiento y salud de los animales se me hizo muy fácil pasar algo muy peligroso por alto en donde trabajo solemos alimentar a los dragones de komodo con ratas blancas por lo que está prohibido estar en el hábitat del dragón con tenis o zapatos blancos.

Pero bueno la estupidez humana no deja de sorprender al mundo había comprado unos tenis blancos que combinaban con el uniforme del zoo por lo que decidí usarlos en el trabajo, se me solicito alimentar a los dragones de komodo y lo olvidé por completo no se que tenía en mi mente en esos momentos pero sin previo aviso uno de ellos se abalanzo sobre mi empezando a morder y desgarrar mi pierna.

Sabían que los dragones de komodo secretan una sustancia venenosa de la boca con la cual paralizan y asesinan a sus víctimas, al menos tuve una pequeña esperanza de que alguien me sacará de hay pero cuando alguien me logro divisar era demasiado tarde ya que los dragones se deleitaron con mi carne, y aún si alguien lograba sacarme de hay hubiera sido en vano el veneno de los dragones me hubiera matado antes de llegar a un hospital.

Creo que hasta el momento eso a sido lo más interesante en mi anterior vida o eso fue lo que pensé de echo paso algo mucho pero mucho más interesante logré saber que es lo que pasa después de la muerte aunque quisiera no haberlo sabido tan temprano, cuando estaba tirado siendo devorado por los dragones mi alma salió disparada de mi cuerpo unos cuantos metros, me acerque a mi cuerpo el cual ya casi no se reconocía al menos espero que mi carne sea deliciosa para ellos luego de un rato unos guardias llegaron por el aviso de alguien que logro ver cómo me comían luego llegó el dueño del zoo un señor algo viejo y amargado que no le gustaba acercarse a los animales no se cómo alguien como el término siendo dueño de tan maravillosas criaturas, el tipo empezó a hablar con los guardias sobre que hacer con el cuerpo pero escuché algo que me enfureció  bastante quería sacrificar a los dragones y esconder las pruebas de mi cuerpo y no me enojo que quisieran deshacerse de mi cuerpo lo que me enojo fue que quisieran deshacerse de los dragones para evitar demandas pero que puedo hacer estoy muerto y si.

Me acerque al viejo con mi alma y trate de golpearlo y el resultado me sorprendió al tocar al viejo con mi puño fue como si le hubieran arrojado una piedra en toda la cara con todo el enojo que tenía trate de golpearlo de nuevo pero que pasa no puedo moverme de un momento a otro todo se oscureció y el tiempo se detuvo no sabía que pasaba no podía moverme y todos a mi al rededor estaban como estatuas lo único que que seguía móvil era mi conciencia. De una sombra empezó a formarse una figura sombría no podía creerlo era la muerte que venía por mi, la figura que tenía una capucha negra como las sombras, dentro de ella una figura de esqueleto con una Oz más grande que su cuerpo me señaló con su esquelética mano mi frente empezando a brillar, una luz segadora apareció y luego una infinita oscuridad.