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Las fuertes gotas de lluvia golpeaban el parabrisas de aquel automóvil negro estacionado al otro lado del camino, junto a la gran puerta dorada.

Esperando a que la tormenta desistiera y así poder hacer lo que se tenía que hacer, la mujer que se encontraba dentro tenía los ojos rojos por el llanto y la nariz reseca a causa de la gran cantidad de pañuelos que habían pasado por esta.

La lluvia no era suficiente para mitigar el sonido que provocaba sus corazones al bombear. La mujer sollozó una vez más, estaba a punto de quebrarse de nuevo y no podía creer que el hombre a su lado no hubiera soltado una sola lágrima.

Sin gemir de dolor, sin sollozar, sin las pequeñas convulsiones que provocaban las horas de llanto y sin los dolores de cabeza. Como si no le importara lo suficiente la pérdida, posaba su vista en el gran agujero en el suelo, a unos metros de ellos como si fuera lo más interesante que hubiera visto.

Por favor usa el cinturón de seguridad.

La oración se repetía en su mente como disco rayado, ya no podía cambiar nada, él ya no estaba. No había fuerza en el mundo que lo trajera de vuelta.

Los árboles se movían con más intensidad que hace unos minutos, el viento comenzaba a tomar más fuerza y la temperatura decendia.

Parecía que el día tomaba su personalidad, como queriendo prolongar el momento de su despedida.

Se salió con la suya.

No dejaba de preguntarse porque su hijo, si había otra alma que pudo haber tomado.

A pocos metros un pequeño castaño miraba desde la ventana como las señora Jeon lloraba, apostaba a que en estos momentos lo odiaban con todas sus fuerzas, y los entendía.

Ellos habían perdido a su hijo, pero el había perdido a su otra mitad, lo que más quería en su vida. El azabache era su mejor amigo y no entendía como la situación había terminado así.

Su corazón le dolía, había pensado en seguir al chico pero era lo suficientemente cobarde como para intentar algo de verdad. Se odiaba por no ser valiente y dejar todo atrás como se suponía que debía de ser.

Ahora no había nada que hacer, el destino ya había hablado. Y lo hizo de la manera más dolorosa para ellos.

Solo le quedaba encontrar la manera de seguir adelante, como a el le hubiese gustado, como si aún fuesen aquellos niños buscando el mismo sueño, caminando ante la vida como si el aún estuviera ahí, con el.

Y no muerto, olvidando por completo apagar aquellas velas de un delicioso pastel, que el mismo había preparado como regalo.

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Hola buenas noches!! He decidido regresar definitivamente, dure bastante tiempo tratando de avanzar y tomar este pasatiempo de nuevo pero me tomó demasiado tiempo. :(. Si aún hay personas que me leen, regresaré con esta historia y las que ya tenía publicadas. Denle una oportunidad porfii. TQM a todos. 💜🥺

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2023 ⏰

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