"Por favor, ayuda"
"No nos abandonen, no ahora"
"¿Para qué fuimos concebidos?"
Esos y más eran los ruegos que se escuchaban alrededor de todo el mundo. Un mundo estéril, dónde ni las más pequeñas de las flores podía sobrevivir. El mundo tenía un suelo tan árido, nadie podía cultivar algo para poder comer, ni siquiera encontraban agua, a pesar de viajar kilómetros bajo el sol. Simplemente parecía que ese mundo poco a poco podría finalizar, porque nadie podría vivir en un lugar inhabitable como aquel.
Una Diosa, veía como aquellas desdichadas criaturas sufrían por lo que ella creía cosas sin importancia. Los observaba día y noche, veía como entre todos hacían hasta lo imposible por sobrevivir, agotaban hasta la última de las opciones para poder evitar la muerte. Era interesante ¿por qué no se daban por vencidos? ¿Realmente era tan importante vivir? ¿No era mejor dejarse morir para dejar de sufrir?
Una Diosa como ella no lo entendía, quería saber más. Vio por casualidad, como cuatro madres muy alejadas entre sí, daban a luz a cuatro niños algo desnutridos y con claros signos de no poder sobrevivir si no encontraban fuentes de aguas potables y nutrientes. Aún contra todo pronóstico, ellas sonreían y amaban a sus hijos. La Diosa sintió pena, porque veía como aquellas mujeres morirían dejando a sus hijos desamparados y probablemente al borde de la muerte.
─ Pobres existencias, no pueden vivir sin agua o comida ¿Para qué viven? – Cuestionó al ver a los bebés en los brazos de las mujeres ya muertas – Les pregunto y ni siquiera yo entiendo porque me causan tanta curiosidad – suspiró notablemente confundida – Necesito la ayuda de ustedes pequeños, desde hoy ustedes y sus descendientes serán mis hijos. Ustedes podrán bailar y cantar en mi honor para traer lluvia, sol y viento, lo que necesiten para prosperar. Gracias a ustedes la humanidad no cederá, seguirán aquí en este mundo para continuar con su vida, a cambio de que me adoren desde hoy en adelante.
Besando la frente de los cuatro niños logró que estos cambiaran el color de sus cabellos. El primero se tiño de castaño, uno bastante claro, a ese le dejo el don para llamar fuertes vientos y una que otra lluvia, sería conocido como "Otoño". El segundo fue dotado con un lindo cabello plateado, él sería el encargado de llevar las nevadas que harían llegar el frío y algunas lluvias, sería conocido como "Invierno". El siguiente obtuvo cabellos dorados como el sol, sería el encargado de devolver el calor a la tierra y tendría un toque de diversión para dejar ir el peso de las responsabilidades, sería conocido como "Verano". Por último, el cuarto obtuvo un cabello rojo, él sería el principal encargado de llevar a la mayoría de plantas florecer en su época, sería llamado "Primavera".
Los cuatro tendrían su momento para brillar, bailarían y cantarían para atraer las diferentes épocas del año, en donde cada ser humano tendría que aprender como hacer crecer a las plantas que les ayudarían a sobrevivir. Cada uno era necesario para supervivencia, mucho sol era dañino, pero sin él las plantas no germinarían, lo mismo iba para el invierno. Cada una de las estaciones podía ser muy buena en su tiempo, pero si sobrepasaba el limite probablemente todo se arruinaría.
Durante siglos todo estuvo bien, los humanos agradecidos con la Diosa crearon en su honor varios santuarios en donde la adoraban a ella y sus hijos eran amados por todos. Cada uno tenía un día especial donde la fiesta era en su honor, la veneraban a ella y dejaban que sus hijos bailaran, una que otra ocasión cantaban para poder llamar a las lluvias, al frío, a la nieve o al sol. Todo estaba en perfecta sincronía, todos parecían felices, nada parecía ir mal.
Sin embargo, poco a poco los humanos comenzaron a olvidar sus deudas con la Diosa, el orgullo comenzó a crecer en cada uno de ellos, después de pensar que lo importante era colaborar entre todos, comenzaron a pensar que cada uno por su lado podrían lograr más. Tal vez eso funciono por algunos años, pero con el pasar del tiempo se veía como la armonía caía en pedazos. Los humanos que vivían pacíficamente, comenzaron a generar guerras por territorios, comenzaron a olvidarse de la Diosa para venerarse a sí mismos, ya no existía alguien mejor o más poderosos que ellos. Con eso, también olvidaron lo especiales que eran los hijos de la Diosa, comenzaron a odiarlos y a culparlos de cada cosa que pasaba.
Si el territorio estaba en peligro de ser tomado por otro gobernante, el culpable era el hijo de la Diosa, no había otro culpable porque ellos con sus colores extraños de cabello eran los malditos. Los hijos de una maldición que acontecía en cuatro poblados distintos, cada uno con problemas climáticos. Los humanos creían saber todo sobre el mundo, la tecnología avanzaba y su escepticismo igual, ellos no confiaban ciegamente en algo divino como una Diosa. No tenían pruebas de su existencia, así como tampoco sabían bien porque los cambios climáticos sucedían y se descontrolaban. Querían encontrar respuestas, probablemente las encontrarían si atrapaban a esos llamados "Hijos Divinos".
─ ¡¿Qué mierda haces aquí?! – exclamó la mujer bastante molesta con el joven de no más 20 años – Si te quedas aquí mucho tiempo atraerás la tempestad y nadie vendrá a comprar ¡Vete de una buena vez! – lo empujo con fuerza hasta que el chico decidió irse
El joven con cabello plateado y ropa blanca vagaba por el pequeño pueblo, tenía hambre pero no tenia nada para comer y el bosque en esa época no tenía nada que ofrecerle para comer, moriría por inanición. A nadie le importaba su estado, él lo sabía bien, pero era doloroso vivir con esa "maldición". Ni siquiera él entendía porque es que dos veces al año inevitablemente bailaba y entonaba una canción que ni siquiera él conocía, solamente lo hacía de manera automática.
─ ¿Estás bien? – cuestiono el chico de cabello negro y piel sumamente blanca, casi tanto como la nieve que en ese momento caía
─ Yo... - intento hablar pero estaba sumamente nervioso, nadie se le acercaba para hablar, solamente lo hacían para golpearlo y sacarlo del lugar
─ Vamos, te comprare algo para comer, me hospedo en una pequeña cabaña en el pueblo y... - dejo de hablar al ver como el chico se soltaba y se quedaba parado sin entrar al pueblo nuevamente
─ Yo no soy bienvenido en ese lugar – susurró bajando la mirada – Adiós
─ Soy Yoongi, Min Yoongi y soy fotógrafo emm...
─ Soy Park Jimin – susurro dándose la vuelta para perderse entre el nevado bosque
─ Jimin – susurro saboreando el nombre entre sus labios, no quería dejarlo ir, no sabía porque pero ese chico llamaba su atención
NUEVO FANFIC PRÓXIMAMENTE
Bueno más o menos en un mes tendré el primer capítulo, osea lo tendré para celebrar el año nuevo. Espero lo esperen con ansias así como yo 💕
Casi no hago esto, pero es que la temática de este fic es algo de lo que me enamore y quería compartirlo, espero les guste. Hagan sus apuestas, si Jimin es invierno y Yoongi no es nada. ¿Quienes serán las demás estaciones? Algunas personas ya saben, espero no digan nada 😂
En fin, gracias por leer y nos veremos en este fic el siguiente año. Felices fiestas 💕💕💕😘
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Nuestra Utopía
FanfictionEn tiempos remotos una benevolente Diosa había dado un gran regalo a la humanidad, había dejado a cuatro de sus hijos en la tierra para poder ayudar al desarrollo de la humanidad. Sin embargo la humanidad a dejado en el olvido dicho regalo, lo único...