Capítulo Único

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Sentado en su sillón miró los copos de nieve caer en su jardín. Aquello indicaba el comienzo de un mes que, desde su punto de vista, apestaba. Tener que juntarse en familia para celebrar algo estúpido; regalar cosas sin un motivo lógico eran cosas que no iban con él. Odiaba las navidades y no sentía la necesidad de festejarlas. Nunca lo hizo y menos lo hará ahora, cuando estaba completamente solo.

Su infancia fue un tanto difícil: su padre lo abandonó en cuanto se dio cuenta que su madre estaba embaraza, su madre murió en el parto, sus tíos se hicieron cargo de él, pero le echaban la culpa de haber matado a su madre y sus abuelos lo mismo. Criarse solo era más que dificultoso. Siempre veía el entusiasmo de sus compañeros por la proximidad de la navidad y no lo entendía ¿qué de bueno tenía tener que compartir una cena en familia y más tener que gastar en regalos? En su casa eso no existía. Era un día más, donde sus tíos trabajaban toda la noche para tener que evitar llegar a casa y ver a su sobrino asesino. Él la pasaba solo, comiendo los restos que se encontraban en la heladera y odiando el sonido de los fuegos artificiales que provenían de afuera.

Cuando cumplió los diecinueve años, sus tíos decidieron que ya no lo iban a mantener. Compraron muebles y le pagaron un departamento por un tiempo hasta que TaeHyung pudo conseguir un trabajo a medio tiempo. Allí lo dejaron a su merced, sin gastar nuevamente ni un centavo en él, obligando a TaeHyung a conseguir dos trabajos: uno a tiempo completo, donde trabajaba de lunes a viernes y que le alcanzaba a pagar el alquiler, agua y luz y otro a medio tiempo, que trabajaba de sábado a domingo que le alcanzaba para comprar comida. Logró obtener una beca en una universidad, que lo logró con mucho esfuerzo pues sabía que sus tíos nunca le pagarían una.

Cada mañana que abría los ojos e indicaba un nuevo día sentía la necesidad de quedarse en su cama y dormir por el resto de los tiempos. Se sentía cansado y sin apoyo, pero quería salir adelante solo para demostrarle a su madre que podía estar orgullosa de él. Luchaba para no caer y seguir adelante. Trataba de luchar para vivir.

Recordando que se le hacía tarde, agarró las cosas necesarias, se abrigó y salió corriendo para su lugar de trabajo. TaeHyung era reconocido por siempre llegar tarde y por cambiar radicalmente su color de cabello, pues del gris pasó al azul.

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Agitado, llegó a su lugar de trabajo: una cafetería. Este era su trabajo de medio tiempo, pues era sábado. Realmente le gustaba más que el otro pues prefería servir café y comida a tener que ordenar papeleo para su jefe, pues en el otro era secretario. Suspirando pues llegó tarde, pasó la puerta trasera del local.

—¡Kim, otra vez tarde!— gritó su jefa esperándolo con los brazos en la cintura. Realmente a JiSoo la podía considerar algo parecido a amiga, pero cuando estaba enojada daba miedo.— realmente tienes que aprender a llegar temprano, ¡es la tercera vez que llegas tarde! Y sabes que no quiero empezar a descontártelo, pero no me dejas de otra. TaeHyung, si desde mañana no llegas tem...

—Sí, sí. Que si desde mañana no llego temprano empezarás a descontárlo de mi sueldo. Ya entendí. — le respondió un tanto burlón.

—Muy bien que te lo sabes, pero muy bien que no lo aplicas. —le dijo un tanto enfadada. —Ugh. Ahora ve a ponerte el delantal y comienza a atender. Son vísperas navideñas, tú sabes que el frío nos ayuda en las ventas; la cafetería está llenísima.

—Enseguida, cariño.—le sonrió, a lo que recibió un golpe en el cuello. Con un puchero, corrió a ponerse el delantal y a atender a las personas. Tal y como JiSoo lo había dicho, al salir a la parte frontal vio todas las mesas ocupadas y el cartel que hicieron por si acaso de "Sí hay lugar" estaba dado vuelta, indicando que ya no había espacio.

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