Chittaphon nuevamente miró a Kun de reojo, quién estaba sentado en el comedor con el computador en mano y con una cara lamentable, se le veía triste, afligido y más que nada con cierta incertidumbre. Así había llegado al departamento, pero el tailandés no se atrevía a preguntarle qué le sucedía por vergüenza y porque él no sabe cómo tratar a las personas que se sienten mal, sus palabras de apoyo son un asco y no estaba dispuesto a tratar de esa forma a su novio.Hay veces en las cuales Kun se encuentra deprimido y siempre prefiere la soledad antes que todo, pero hoy se veía mucho peor, ni siquiera lo había saludado, simplemente entró directamente a la ducha para luego volver con su camisón de pijama y con el computador.
Ten estaba preocupado, llevaban cuatro años de relación y casi cinco, sin embargo esta era la primera vez que lo veía así.
Hubo un momento en el que no pudo soportarlo más, así que dejó su celular en el sillón para luego ir caminando detrás de su novio y abrazarlo por el cuello, dejando un delicado beso en su mejilla.
—Amor me está carcomiendo tu actitud...¿Qué te pasa? ¿Hum?— Murmuró suavemente, dejando un camino de besos hasta los labios del chino, los cuales beso con ternura. El mayor lo miraba algo apenado, pero aún así con los mismos ojos de amor que tenía cuando empezaron a tener algo amoroso—. ¿Me dirás?
Kun soltó un suspiro y dejó de lado el computador para que el menor se sentara en sus piernas, aún abrazándolo por el cuello—. Ay Ten...
—¿Qué sucede?— Acarició su mejilla—. Somos novios, sabes que puedes contarme todo, en especial si te sientes mal...
—Es que...hoy renuncié, más bien me despidieron...
El tailandés miró confundido a su pareja y alzó su rostro levantando su mentón suavemente.
—Ese tipo de cosas nunca te han preocupado, ¿Por qué ahora sí?
—E-es que...no era feliz ahí, más bien no soy feliz acá.— Musitó con tristeza, pero luego se corrigió—. No acá contigo, sino que acá como tal. Estoy aburrido de hablar un idioma diferente, estoy aburrido de Seúl...quiero ir a casa...
Ten miró perplejo a Kun, en especial cuando lágrimas empezaron a caer de sus ojos.
—¿Extrañas china?— Susurró con la mirada perdida en las manos del contrario, aunque la respuesta era bastante obvia—. ¿Por eso renunciaste?
—Le expliqué lo mismo a mi jefe para justificar mi renuncia, pero al ver que yo no era feliz dijo que me iba a despedir para así pagarme en finiquito de despido...— Kun tomó las pequeñas manos de Chittaphon y lo miró directamente a los ojos—. No quiero irme de acá si eso significa dejarte acá, pero mientras tanto prefiero dejar de trabajar un tiempo, ¿Bien?
—Perdón...— Dijo en voz baja—. De verdad perdóname, nosotros nos conocimos en China y aún así accediste cuando te dije que nos mudaramos...perdón Kun...
El Qian sonrió levemente, dejando que algunas lágrimas caigan de sus ojos y revolvió el cabello de Chittaphon.
—No es culpa de nadie, yo quería ser feliz contigo aún así signifique dejarlo todo, ¿Sí?— El menor asintió acurrucándose en el cuello de su novio, haciendo que Kun lo abrace por la cintura—. Te amo.
—Yo también te amo, y mucho. Por favor no estés triste, ¿Sí? Es cosa de tiempo...prometo hacerte olvidar de tus problemas, amor.— Cerró sus ojos con tranquilidad—. Todo estará bien, todo estará bien...
—Eso espero...
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