capítulo 72

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Cuando llegaron, la ceremonia ya estaba empezada; todo lo que había sucedido hace algunos momentos ya no importaba, sólo importaba la ceremonia, la ceremonia de Akko.
Shooting Star les había acercado lo suficiente al suelo para que ambas brujitas bajaran y la escoba siguiera tranquilamente su rumbo.
Amanda y Diana se miraron serias mientras que, a lo lejos, algunas profesoras estaban dando unas palabras. La rubia se sentía demasiado avergonzada para siquiera acercarse y tomar asiento en alguno de los hermosos bancos tallados a mano que habían colocado en el verde del cesped. Eran demasiadas brujitas las que se encontraban sentadas, todas rindiendo respeto a quien había sido siquiera su amiga, conocida, o simple mente reconocida por haber salvado la magia en si. Incluso Andrew junto a su mejor amigo estaban allí, Andrew se encontraba más seco que nunca, serio y quieto como una pierda; sabiendo que si hablará su voz temblaría. Los padres de Akko también se encontraban allí, y para la sorpresa de varias, era su padre quién se mostraba destrozado y lograba demostrarlo mediante lágrimas y sollozos, por otro lado, la madre de Akko (quien a opinión de Amanda, lucía exactamente como Akko, sólo que algo más vieja y de pelo oscuro) lucía más sería y vacía por dentro, silenciosa.
Se podía ver como en una plataforma se encontraba el ataúd que, al igual que todas las decoraciones, deslumbraba a quien sea. Akko se merecía lo mejor de lo mejor. Atrás de la gran caja de madera donde yacía muerta Akko, había una gran manta o telón tapando una gran estatua. Luego de un discurso que había dado la Directora  Holbrook, la profesora Fineland paso al frente para algunas palabras, hasta el momento todas las brujitas estaban cabisbajas; pero cuando llegó el turno de hablar de Chariot y Croix, una pizca de alegría incluyendo algunas mediasonrisas se notó en las caras de las alumnas.

-Hola- había comenzado Chariot, tímida, con el papel entre sus manos bailando de tanto que temblaba. Estaba nerviosa, no quería estropear su discurso especial para Akko, Akko merecía lo mejor. Pero casi ninguna brujita le hizo caso, a excepción de el grupo de amigas de Akko, quien estaba más pendiente de cada movimiento que cualquier otro. Croix, a su lado, le cogió de la mano para darle fuerzas; habían planeado el  discurso juntas contando algunas anécdotas para decirle adiós a su querida Akko. Sólo Croix sabía cuantas lágrimas Chariot había derramado al escribir su discurso.

-Como sabréis ya, Akko siempre ha sido del tipo extrovertida- Croix  llamó la atención de todas, incluyendo la de los padres de Akko. Aunque la japonesa les enviara cartas casi a diario, no sabían mucho sobre sus experiencias en la Academia, odiaban no haber podido sentarse a escuchar sus anécdotas más delirantes.

-Mas bien alocada, diría yo- exclamó la Directora Holbrook desde su banqueta haciendo que varias rieran.

-En efecto- respondió Chariot.-. No sé si a ustedes- siguió con du discurso-, pero Akko siempre logró sacarme una sonrisa, siempre de preocupó por mi, por ustedes, por todos. Siempre estaba dispuesta a dar lo mejor de ella, y se esforzaba al máximo, incluso lograba ser muy terca.

Croix se hizo la pensativa mientras asentía varias veces- Recuerdo que una vez me persiguió por toda la academia esperando a que yo probara de una sopa de pollo y fideos que ella misma había creado sólo para ver si era comestible- dijo riendo mientras causaba que más risas se unieran a la de ella.

-Ni que fuera yo- murmuró Sucy, recordando todas las veces en las que usó a Akko como conejillo de indias. Su comentario hizo que sus amigas estallaran de risa.

-Esto es lo que Akko hubiera querido, siempre anhelo verles felices a todos.- dijo Chariot conmoviendo a varias.
Prosiguieron ambas contando tanto anécdotas extremadamente graciosas, anécdotas de aprendizaje y valores de Akko. Amanda no había podido impedir ir poco a poco acercándose a donde su amada reposaba. Se sentía atraída como mosquito a la luz a las anécdotas que sus profesoras contaban, le traían aún más recuerdos, le hacían sentir ese calorcito en el pecho que le hacía sentir tranquila y pacífica.
Se acercó lo suficiente como para ser notada por Croix, que le dio una mirada a Chariot, para luego ambas asentir. Chariot terminó su discurso, eran las últimas en dar algunas palabras. Las risas fueron cesando y desde la banca donde se encontraban los directivos se escuchó decir tomando totalmente desprevenida a la americana:

-¿Por qué no cuentas alguna anécdota tú, Amanda?- le pidió amable la directora Holbrook, al notar la tardía llegada de la americana. La directora no ignoraba el hecho de que Amanda había estado ausente durante las semanas, por el contrario, conocía perfectamente su estado y la situación, Chariot, Croix, y sus amigas le habían contado cada detalle; pero sólo era Amanda y Ace quienes conocían la historia a la perfección.

Amanda sintió como todos los ojos se voltaban hacia ella y deseó desaparecer en ese mismo instante. Deseo que la tierra le tragase y estar muerta junto a Akko. Pero no era así. Akko no la quería muerta, había entendido aquello pero, ahora se encontraba totalmente perdida.
Todos estaban en silencio, expectantes del próximo movimiento de la pelirroja. Amanda estaba congelada. ¿Cuál era la pregunta?¿Qué era lo que debía hacer?¿Decir?¿Hablar, ella?¿Sobre qué?¿Sobre la muerte de su amiga?¿Sobre como había planeado su muerte hace unas horas fallando rotundamente?¿Sobre lo cuanto le extrañaba?
Las miradas aún seguían posadas en ella, pero Amanda tenía la mirada baja, incapaz de verle a los ojos al resto. Era sorpresa para muchas ver que Amanda estaba presente, después de todo varias no le habían visto por semanas, e incluso rumores de que había renunciado a la Academia o que había muerto se habían comenzado a esparcir por la Academia. El típico cuento que se pasa en boca a boca y, como teléfono descompuesto, se distorsiona hasta quedar completamente diferente de la realidad. A sus amigas les ponía feliz ver la por fin fuera de su cama, de su dormitorio, a la luz del hermoso atardecer que ya llevaba a su fin. Se podía notar lo pálida que se encontraba su piel de la falta de sol últimamente recibido.
Aún miraba al suelo cuando sintió como una mano se posaba en su hombro haciéndole sobresaltar. Al voltarse, no pudo evitar encontrarse con la mirada turquesa que tanto conocía, tranquila y comprensiva de siempre, y con una leve sonrisa que decía más de mil palabras.

《Estoy aquí para ti》daba a entender esa mirada. Y así, juntas, subieron al pequeño escenario una pelirroja tímida junto a una semipeliazul relajada.

La Poción De Amor [Diakko]Dianna X Akko [Amakko] Amanda X Akko [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora