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Mil escalofríos recorrieron todo mi cuerpo. Me estabas mirando. De repente, todas las personas a mí alrededor se hicieron invisibles. Solo estábamos tu y yo. 

Esa emoción no duro mucho tiempo.

-Ey, te estoy hablando- la chica del tacón afilado seguía enfocada en mi- ¿No vas a formular una palabra?

Mire para abajo dando la señal de que no tenía intenciones de pelear con ella.

-Como me haces perder el tiempo- suspiro y se fue con las otras dos chicas adentro del colegio.

Los alumnos se volvieron a dispersar, la ronda ya no existía. El grupo que te acompañaba siguió a esas tres chicas. Mientras que tú, tratabas de buscarme con la mirada. Uno de tus acompañantes empujo a un niño de primer año. Todos quedaron perplejos. Tu muchísimo mas.

-La próxima no te pongas en mi camino- le dijo al niño tirado en el piso. Este asintió asustado para salir corriendo dentro del colegio.

Te estabas juntando con gente mala, tu lo sabias, yo lo sabia.

Cuando te perdiste dentro del colegio, apareció Lay a mi lado.

-Dios santo, que gente-suspiro Lay abrazándome. De repente, me queje del dolor de mi pie- oh cierto, tu pie. Ven, vamos a enfermería.

Me pase las primeras dos horas en enfermería. Al salir la enfermera me dio un papel que afirmaba porque había estado ausente. Cuando salí, toda la gente en el pasillo me estaba mirando. Supongo que los rumores corren rápido. Al lado de la puerta, Lay me estaba esperando con un café en la mano.

-Ahí estas- me miro preocupado- y, esta mejor?

-No lo se- mire mi pie- me ha lastimado un poco pero sangro como los dioses.

Lay se rió. Amaba el sonido de su risa. Tan sincera y fresca.

-Te he extrañado en clase- paso su brazo por mis hombros y empezamos a caminar hacia mi casillero.

-Que, por que soy tu única amiga?- me burle de el y el me empujo un poco el hombro.

-No te sientas halagada- nos reímos lo dos- oh casi me olvido, ten- me extendió el café que tenía en su mano

-Dios gracias- tome un gran sorbo. Solo había desayunado media barra de cereal.

El timbre sonó indicando la siguiente clase, que lamentablemente Lay y yo no compartíamos juntos.

-Te veo en el almuerzo, renga- me dio un beso en la frente y se fue.

Suspire. Estoy tan cansada que podría faltar a la clase. Lo pensé dos veces, mi tío me mataría. Suspiro otra vez.

Entro a la clase y me siento en mi lugar de siempre, al fondo cerca de la ventana que da al pasillo. La clase había empezado hace ya un buen rato, nadie estaba prestando atención. Miraba por la ventana del pasillo cuando unos insultos llamaron al atención dela mayoría de la clase. Venían del pasillo. Todos se asomaron disimuladamente.

El director junto con un profesor llevaban a dirección a dos chicos. Pude distinguir que uno de esos chicos era quien había empujado al niño esta mañana. Tenía un moretón en su labio y un poco de sangre en su ojo. Al otro chico no lo distinguí hasta que levanto su cabeza. Eras tú. Mi piel se erizo. Estabas mucho peor que tu acompañante. Tu labio estaba sangrando al igual que tus dientes, se tocabas la nariz que también estaba sangrando, tu ojo estaba violeta e hinchado.

-El empezó!- grito tu supuesto amigo tratando de defenderse. Sé muy bien que si tú lo empezaste, habrás tenido una muy buena razón.

Se perdieron en el pasillo y todos en la clase empezaron a murmurar.

-Muy bien chicos, se terminó el espectáculo- grito el profesor haciendo que todos vuelvan a sus lugares.

Me quede mirando por la ventana. Aun un poco sorprendida.

-Basta- me susurre- déjalo atrás.

Pero mi cabeza no lo podía dejar atrás, necesitaba verlo. Espere un rato para pedirle al profesor si podía ir al baño. Al salir, te empecé a buscar por los pasillos por una extraña razón. No te encontré, obviamente. Ahora realmente me urge ir al baño.

Al llegar estaba todo en silencio, hasta que oí un pequeño suspiro. Pensé lo más asqueroso de todo. Luego escuche como alguien se quejaba. Empecé a dudar de lo que realmente había pensado. Me asomo desde la puerta del baño de mujeres y logro ver una silueta en frente del lavamanos que parecía estar lavándose la cara. Te distinguí al segundo de verte. Estas lavando tus propias heridas.

-Agh- te volviste a quejar

Me quedo mirándote por unos segundos pero al parecer tienes muy buenos reflejos. Te diste vuelta y yo me escondí dentro del baño nuevamente.

-Quien esta ahí?- escuche tu voz y mi corazón empezó a later demasiado rápido- Dije, quien esta ahí?

De alguna manera me convenciste para salir del baño. Tenias una cara y al verme cambio. Me miras con tal cara de asombro.

-Oh eres tu- me sonrió apenas con todo su labio lastimado

Qué? Me reconocías?

Nos quedamos mirando un par de segundos. Los mejores segundos de mi vida.

-Y, como está tu pie?- me preguntaste notablemente preocupado.

-Mejor que tu cara seguro- te sonreí y te empezaste a reír.

La risa más hermosa que escuche. Si la de Lay era hermosa y sincera, no tengo palabras para describir esa risa que tienes.

-Te puedo preguntar, que ha pasado?- no sé de dónde saque la valentía para formular esa oración.

Me sonreíste mostrando tus dientes.

-Supongo que algún día lo sabrás- sentí curiosidad, demasiada curiosidad para mi salud.

- Ese día será pronto?- trate de seguir la conversión para que por nada del mundo se terminara.

Volviste a sonreír. Basta de esto, por favor

-¿Quién sabe?

El timbre sonó indicando el almuerzo. Pienso en Lay y que ya me estaría esperando en el comedor. Suspiro. No quería irme. Necesito seguir hablando contigo.

-Me tengo que ir- lamentablemente. Tu cara cambio, pareces triste.

-Oh yo también- miro mi pie- espero que mejore.

Miro su cara- espero que eso también- volviste a reír.

Nos fuimos para diferentes lados. No puedo creer lo que acaba de pasar. Mi corazón late muy fuerte y mi panza me empezó a dar vueltas.

No sé qué has hecho para cautivarme de tal manera y no sé por qué siento que esto no va a terminar bien.

"Espero sepas que el corazón no siempre late por las personas correctas"

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⏰ Last updated: Dec 12, 2019 ⏰

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Lo que un amor se llevoWhere stories live. Discover now