✿; Parte única

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En instantes de terrible penumbra, cuando la vida se siente como una carga más que una fortuna, la gente tiende a aferrarse a lo primero a su alcance, dando manotazos de desesperanza en medio de un mar de incertidumbres.

La situación entre Hyunjoon y Juyeon no era muy distante a esa realidad.

Juyeon repetía aquello una y otra vez en su mente mientras ingresaba a la casa que compartía con el dueño de su corazón, Hyunjoon.

Cuando lo conoció, Hyunjoon no era más que un niño mimado, feliz, tan lleno de vida y con una alegría desbordante. Eso fue lo que inicialmente lo cautivó e hizo a su corazón latir con locura. A sus ojos, Hyunjoon brillaba más que el mismo sol. E incluso después de ver al amor de su vida apagarse, decidió permanecer a su lado porque, ¿si no era él, quién más podría tomar la decisión de quedarse con alguien tan roto como Hyunjoon? No lo dejaría solo jamás, porque lo amaba, porque Hyunjoon no tenía a nadie y Juyeon sabía que él lo necesitaba.

La mirada de Juyeon examinó de arriba abajo al pequeño bulto que se encogía en una de las esquinas de la habitación. Su corazón pesaba con mayor intensidad mientras más heridas descubría en el cuerpo del joven agazapado.

Incluso en una situación tan mala, Hyunjoon le seguía pareciendo el ser más irrealmente angelical que sus ojos habían visto. Desde que lo conoció notó su alma tan llena de pura inocencia y fue justo eso lo que lo enamoró. Pero una negrura espesa se cernía sobre su delgado cuerpo mientras más tiempo pasaba, casi como si quisiera tragárselo vivo, pudriéndolo.

A Juyeon no le quedaba más opción que acompañarlo en medio del dolor y el sufrimiento, aunque eso significara mantenerse sumidos en la miseria.

Con un nudo afianzado a su garganta y el corazón apretándose en su pecho, Juyeon se inclinó a su lado, pasando una mano por el enredado pelo del pálido y tembloroso chico.

-Todo estará bien, mi amor.

Todo lo que podía ver en él era rojo. Estaba cubierto de tantas heridas, en los brazos, en las piernas; todas sangraban, escurrían y el carmesí de repente adornó el azulejo del piso.

A Juyeon le dolía el corazón. ¿Cómo es que el amor de su vida era capaz de lastimarse así? ¿Por qué no pensaba en él, en ambos?

Su amor por él era tanto y tan grande que se desbordaba; verlo en esa situación era la cosa más tortuosa del mundo. Y no era extraño. Encontrarlo así, agazapado como un gatito en una esquina del baño, era un suceso que ocurría con demasiada regularidad y no importaba qué tantas cosas implementara Juyeon para impedirlo, nada parecía funcionar.

Hyunjoon no levantó la mirada del suelo a pesar de haberlo oído llegar y posarse a su lado, su cuerpo en ningún momento paró de tener incesantes espasmos. No lloraba. Pero no era necesario que lo hiciera para saber cuan mal estaba.

Juyeon estiró una temblorosa mano hasta su rostro, en un vano intento de acunarlo con cariño para mostrarle apoyo. Sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, y en un parpadeo se hallaron escurriéndole por sus mejillas, imparables. ¿Cómo podía ayudarlo? No quería seguir viendo como se lastimaba a sí mismo, como dejaba que los demás lo hirieran sin compasión. Y no sabía cuál de ambas le hacía enojar más.

—Perdón por dejarte solo —le murmuró con dolencia, la mano aún posada en la mejilla del otro chico— perdón, lo lamento tanto, bebé. Te ayudaré, esta vez prometo que te ayudaré.

El cuerpo de Hyunjoon por fin salió de su aturdimiento y de una sacudida brusca dejó entrever un repentino miedo. Sin embargo, Juyeon no retiró su mano. Quería que Hyunjoon fuera consciente de que él estaba ahí y no pensaba dejarlo hundirse solo.

I'll Help You [Juhwall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora