Querido JungKook.

Parte única

Querido JungKook:

¿Debería decir un hola? No tengo ni la mínima idea, ni siquiera sé con exactitud si tendré un valido por qué escribo esto, algo que nunca te daré en persona o ni siquiera por correo, por el complicado y estúpido hecho de que mi corazón se rompería un poquito más, pero aún así lo haré, escribiré esto, dejando en este trozo de papel mis sentimientos impregnados.

Han pasado ya casi cuatro años desde que te conocí, lo recuerdo como el mejor momento de mi maldita existencia, mi corazón latió con tanta fuerza al ver tu sonrisa y me perdí en tus ojos, tus malditos y preciosos ojos, esos que se encuentran llenos de un pedacito de la galaxia, los cuales con una simple mirada te podrían contar millones y millones de historias, con tantos finales que ni siquiera ellos sabrían cuál sería el verdadero, eras un pequeño misterio, uno que quise revelar y guardar con egoísmo solo para mí, pero no lo logré.

Caí por ti, como nunca imagine amar a alguien, me volviste irreconocible incluso hacia mí mismo, casi como un desconocido con sentimientos recíprocos, lo creía, eso intentaba convencerme.

-JungKook, te amo.
-Hyung...-Sus mejillas se encontraban rojas ante la repentenia confección.

Tomé tus mejillas entre mis manos, grite mi amor y sin poder ocultarlo más, enseñé él verdadero yo, a este maldito y jodido mundo.
Me aferre a tus promesas y sentimientos, me deje amar, dejando atrás aquel viejo capullo que impedía a los demás acercarse, tú... Me viste entre tanta oscuridad, tomastes mis manos y me dejaste extender mis alas, joder, fuiste la mejor perdición que tuve en mi jodida vida.

Mi corazón, él simplemente no puede dejar de amarte, sigue intentando tomar un viejo recuerdo de amor y lo toma con fuerza, intentando no dañarle o ensuciar le, ese mismo recuerdo de nuestras tantas primeras veces, compartimos tantos primeros momentos que simplemente no puedo olvidarlos, se entierran en mí, negándose a dejar de atormentar por las largas noches de soledad donde más te extraño.

-JungKook-ah, eres lo más bello de este mundo.
-Hyung...

Recuerdo aún como latió mi corazón cuando te vi, y como olvidarlo, si al día de hoy aún late de la misma manera al pensar en ti, en imaginarte a mi lado, acariciandome, besandome, amandome, ¿Qué diablos hubiera pasado...? Siempre me lo preguntó, pero me niego a pensar en un tal vez o quizás, si las cosas no se quisieron dar, no lo iba a forzar, no puedo forzarte a volver a amarme, pero tampoco soy capaz de forzarme a dejar ir tus recuerdos, soy patético.

Te amé, te amo y amaré como a nadie en este feo mundo, fuiste mi primer amor, claro que hubo y hay personas en mi vida, pero no son tú... Ellos no son tú y me hacen daño, me hace daño que las manos que me toquen no sean las tuyas, que los labios que me susurren bonitos halagos no sean tuyos, que ellos no tengan la misma manera de amarme y de que yo les ame.

-TaeHyung, te quiero.-tomó las mejillas del mayor y dejó un beso en sus labios.

Te extraño, te extraño tan malditamente mal que simplemente no puedo dejar ir tú recuerdo, es lo único que tengo de ti, lo único que me dejaste con tu estúpida y dolorosa partida, me dejaste sólo, debajo de una lluvia tormentosa, con miles de preguntas y sin saber cómo debía sentirme o qué hacer, no lloré, no me lo permití en ese momento, ni en las próximas semanas, pero... Cuándo caí en cuenta que no ibas a regresar, lloré como un niño pequeño que acababa de perder su juguete favorito, te perdí, te fuiste y te llevaste mi mundo entre tus pies, sin importar qué iba a pasar conmigo.

Lloré, sufrí y sigo sufriendo, la pregunta del por qué te fuiste con ella... ¿Acaso no fui lo suficientemente bueno para ti? Dolía, mi pecho ardía de pensarlo, dejaste de amarme y yo no lo quería aceptar, mi cabeza solo sabe imaginar que pensarías en mi por las noches o cuando camianas por las calles de la gran Seúl, que te arrepientes de todo esto, que tus sentimientos siguen latientes y vivos hacia mí, justo como en el primer instante que nuestros labios se encontraron por primera vez. Pero no es así, tú ya tienes otra vida, debes sonreír, ser feliz y vivir las tantas cosas que algún día dijimos que haríamos juntos.