La vida da mil vueltas, en algunos casos resulta ser una carta a favor y en otros casos terminando siendo todo lo opuesto, pero a su vez también resulta ser conocedor. Los cambios son parte de cualquier etapa humana, son parte del desarrollo, del éxito y son eso que es visto como innovador en la vida humana, pero todo es cuestión de perspectiva y no solo saberlo ver, sino saberlo usar. Los cambios están sujetos a salir de la monotonía, pero claro está, los cambios son todo menos el camino fácil.
Daniela Calle había sido obligada a tener grandes cambios en su vida, no por ella misma o siquiera bajo sus términos, sino por sus fantasmas. Sin embargo, ella es una mujer que considera los cambios como algo progresivamente positivo, por lo que esa mañana decidió dar por fin inicio a su día y para hacerlo opto por callar la voz de su cabeza y así lograr levantarse de su costosa y cómoda cama para ir a su nueva universidad, donde culminaría en unos meses sus estudios y por fin terminaría la carrera por la que ha tenido inmensos dolores de cabeza.
Tras una ducha fría y auto-permitirse consentir su piel con sus múltiples productos del cuidado, se dirigió a su armario para tomar lo más acertado a la idea que quería mostrar, su idea era algo como "Sé lo que hago, no interfieras, pero soy amable por lo que si puedes hablarme", tras haber considerado el clima de la ciudad opto por un jogger negro sencillo, junto a un top negro que dejaba un poco de piel por mostrar y un blazer negro entre una combinación de flojo pero ajustado, bajo las escaleras para desayunar algo rápido.
Encontrándose con Martin, su primo hermano, Juliana, su hermana mayor y Rosa, su nana desde la infancia. Se sentó junto a Martin, no sin antes saludar.
— ¡Buen día, familia! — la voz de Calle interrumpió la conversación entre Martin y Juliana, quienes charlaban anteriormente acerca de cómo iban sus vidas.
— Todos los mis días serán buenos, si mis dos chicas favoritas están aquí — menciono Martin con mucha ilusión de que la Calle pequeña regresara a la ciudad después de tantos años.
— Tú siempre con algo que decir, ¿y si mejor desayunamos?, se me hace tarde — todos en la mesa asienten y obedecen a la sugerencia de Calle.
Tras aproximadamente unos 20 minutos, Calle se levanta para subir a recoger sus cosas e irse a la universidad, bajando las escaleras decide checar rápidamente su teléfono, encontrándose con un par de mensajes de los hermanos Bianco, donde le mencionan que pase por ellos, por lo que toma rumbo hasta donde se encuentran sus amigos con una resaca del diablo.
Del otro lado de la ciudad se encuentra una joven chica corriendo de lado a lado porque volvió a quedarse dormida tras haberse desvelado terminando un par de trabajos adelantados para la universidad, María José Garzón cursaba su último año de Diseño fotográfico digital y Arquitectura, aunque su familia y amigos le insistieron que llevar dos carreras simultáneas era un asegurado gran fatality mental, ella como la joven terca, pero responsable que es decidió tomarlo como un reto personal que le ha costado cientos de horas de sueño y muchas noches de frustración por la gran falta de tiempo que a veces le pasa factura, pero Poche se aferraba a que todo valdría la pena cuando en un par de meses por fin se graduaría y empezaría a hacer eso que ama y se ha esforzado.
Tras 45 minutos María José estaba bajando las escaleras lo más rápido que pudiese para llegar a su coche y emprender rumbo a la universidad, mientras conducía por las frías calles de la ciudad dirigió su mirada al sencillo reloj que colgaba de su muñeca, el cual marcaba las 9:08 a.m. tenía exactamente doce minutos para llegar a tiempo, claro si quería iniciar de buena forma su penúltimo periodo.
Trancones, lluvia, frío y falta de sol era lo que definitivamente lograba describía esa mañana de lunes, donde dos jóvenes desconocidas chocarían con sus caminos, brindándose mutuamente eso que ambas necesitan, sin siquiera saberlo, un cambio.
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Coincidimos
FanfictionLos fantasmas del pasado que jamás me sueltan, mis miedos disfrazados de seguridad que son mi escudo para el mundo. Años y años de no permitirme soltar, pero llegaste tú e hiciste que todo eso que estaba perfectamente calculado se fuese por el drena...