Lugares en el mapa

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Disclaimer: Los personajes de Supernatural no me pertenecen sino a Eric Kripke.

¡Disfrútenlo!

****

Todo comenzó cuando Sam le sugirió a su hermano que se tomasen un respiro del trabajo, unos días libres donde lo más aterrador fuese turnarse para ver quién preparaba la cena en la noche.

Ahora, Sam miraba con horrible detenimiento al monstruo que había creado con su simple ocurrencia.

—Podemos ir a Brasil. Ya sabes, bailar un poco de samba en los carnavales —dijo el de cabello rubio, mientras recreaba a su hermano menor moviendo sus estrechas caderas al ritmo de esos coloridos carnavales. Sería perfecto si pudiese hacer que su chico se pusiera un atuendito de bailarina y...

—¡Hey Dean! Dean, Dean. Espabila de cualquier cochinada que estés pensando —Sam llamó la atención de Dean al ver como este se perdía en esa mirada de fantasía porno.

—Sam...

—No lo niegues. Tenías esa mirada en el rostro —comentó Sam con la mirada fija en la zona de la cintura de Dean, donde la camisa se había levantado levemente dejando al descubierto su lechosa piel.

—¿Cual mirada? —preguntó haciéndose el loco.

—La misma que tienes cuando ves una hamburguesa y tienes casi un orgasmo —sonrió con suficiencia por conocer tan bien a su hermano.

—Bueno golpéame, tortúrame, mátame, hazme lo que quieras, pero te visualizó en un vestido carnavalesco y... —gimió como un animal herido, o más bien uno en celo. Aunque con Dean era como una mezcla de ambas.

—Y por eso es que nunca iremos a Brasil —sentenció el menor de los Winchester.

—Aguafiestas —refunfuñó como un niño al que su madre le quita las ilusiones de pedir dulces en Halloween. Aunque sin duda Sam siempre seria su dulce y su truco.

—Entonces vamos a México —propuso Dean con la boca llena de comida.

—¿Para verte sufrir de una indigestión de comida picosa y sobredosis de tacos? Sí, claro —bufó Sam con sarcasmo.

—Sam, es México —comentó Dean como si esa fuese la solución al problema.

—Dean, tus gases son mortales y no quiero oler tus burritos con extra de frijol y chile. Además, no pienses con el estómago —Sam sabía que era más fácil que llovieran ángeles a que Dean piense con algo más que su estómago, o su polla.

—Bien, pero algún día comeremos tacos mexicanos de México —murmuró, terminando su hamburguesa para luego echarle una mirada a la triste ensalada de Sam.

Sam simplemente se limitó a mirar a su hermano como si intentase descifrar si la estupidez le venía de la niñez o se desarrollaba conforme envejecía. Un enigma que jamás sería descubierto.

—Okay, doble aguafiestas. Vamos al puto Ámsterdam para poder follarte duro contra el muro de alguna calle. Luego nos vamos por algunas putas y finalmente filmamos nuestra propia película porno, y así cuando alguno de los dos vuelva al infierno o ya sea donde nos mande la puta vida, la vemos y nos la jalamos —comentó mientras levantaba una ceja en picardía. Sam lo miraba con la boca levemente abierta, sin saber si reírse o bufar ante las majestuosas ideas de vacacionar de su hermano.

—¿Ir a Ámsterdam a follar, pagar prostituta y embriagarnos? —Sam le dio a Dean esa mirada de me “estás hablando en serio”.

—Ok, ok, ya entendí —Al final de cuentas Sam tenía razón, porque ¿para qué ir hasta Ámsterdam a hacer algo que podrían hacer en el pueblo vecino?—. Necesito ayuda aquí, Sammy. Se supone que fuiste tú quien propuso las "vacaciones", pero parece que soy el único en esto —Dean sabía que podía ser igual de manipulador que su chico, aunque sólo Sam poseía esos endemoniados ojos de cachorro.

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