Cielo y Fuego 2 "Media Noche"

Capítulo 70

3:00 A.M.

Kyle, Jack y Tresh esperaban en la sala. Sus padres y algunos de sus hermanos, incluida Priya, subían de regreso las escaleras después de despedirse de ellos. Solo faltaba que las chicas bajaran y todo estaría listo para irse.

Emily bajó las escaleras entre besos y abrazos de sus tíos y tías. Reus la estrujó entre sus brazos y le dio un sonoro beso en la mejilla que la hizo reír. Ayla le acarició la cabeza y le besó la frente.

—Llama de vez en cuando— le recordó su abuelo—. Tu padre se pondrá nervioso si no lo haces.

—Sip, lo prometo— Emily sonrió.

Ayla le devolvió la sonrisa.

—Cuídate mucho, cielo.

La chica asintió y bajó sonriendo los últimos escalones, llevando tras de ella su maleta.

—Dónde está tu padre?— le preguntó Kyle, alzando una ceja.

La chica se encogió de hombros.

—Se despidió de mí en la noche, dijo que no deseaba despedirse de mi justo cuando me fuera.

Jack sonrió malicioso.

—Tal vez no quiere que lo veas llorar—Tresh le dio un codazo— Oye! No porque Víctor sea rudo significa que no llore. Tal vez ahora mismo esté...

—Qué yo qué?— Víctor bajaba las escaleras, juntando ambas cejas mientras lo miraba.

—... armándose de valor para bajar como todo un macho. Sí, eso— terminó Jack.

Tresh rió mientras negaba.

Emily sonrió a su padre y este llegó a su lado, para abrazarla.

—Ten cuidado, pequeña— murmuró él—. Promete que vas a llamarme seguido.

Ella ensanchó la sonrisa.

—Te lo prometo, papá— juntó ambas cejas y se separó un poco para mirarlo a la cara, un poco divertida— Te estás volviendo un viejito preocupón, sabes? Te saldrán arrugas.

Víctor rió entre dientes, mientras que sus hermanos solo sonrieron entretenidos.

—Ah, pues este viejo preocupón tiene algo para ti— Víctor sacó de su bolsillo dos fotos y se las extendió a Emily.

Ella miró la primera foto e inmediatamente se le cristalizaron los ojos; Era su padre, su madre y la pequeña Emily de cinco años. Su padre le parecía tan joven, la expresión tan pacífica, jovial y una sonrisa tranquila y fresca, en sus acuosos ojos azules no había pizca de preocupación. Su madre sonreía más felizmente a la cámara, su piel pálida le hacía ver tan joven, su cabello castaño estaba recogido en una coleta alta, y sus ojos grises tenían una chispa risueña. Quedó sorprendida al darse cuenta que había olvidado tantos rasgos de su mamá, hasta ser solamente un punto borroso en su memoria. Siguió observando la foto, encontrándose ella misma sentada en el regazo de sus padres, sonriendo con toda la inocencia de una niña.

Siguió con la otra foto, que era solo un retrato de su mamá. Su cabello ahora estaba suelto, y sus facciones se distinguían más claramente. Su nariz era pequeña, sus labios de muñeca, y sus hermosos ojos enmarcados por largas pestañas oscuras. Pensó que era cierto que se parecían, pero su madre era mucho más bonita que ella. Por mucho.

—Papá, esto...— se apresuró a limpiar una lágrima traicionera— N—No puedo tenerlas, yo...

Víctor sonrió y negó, inclinándose para estar a su altura.